Revista Idelcoop, N° 218, marzo de 2016. E- ISSN 2451-5418. Sección: Educación y Cooperativismo.
Instituto de la Cooperación. Fundación de Educación, Investigación y Asistencia Técnica- IDELCOOP
Notas de una construcción compartida. Formación político-institucional en entidades del movimiento cooperativo de crédito nucleado en el IMFC
Agustina Ronzoni[1]
Hacia mediados de 2012, Idelcoop comenzó a darle mayor impulso a sus líneas de trabajo destinadas a contribuir, desde la especificidad de lo pedagógico, a los procesos de formación político-institucional de las entidades de nuestro movimiento cooperativo de crédito nucleado en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC). En este marco, se empezó a idear un espacio que convocara a referentes de las distintas entidades, para compartir e intercambiar respecto de las experiencias de formación que cada una venía desplegando. La intención era avanzar en la articulación e integración de todos los desarrollos realizados, aprovechando los recursos y las experiencias construidas, fortaleciendo así al conjunto del movimiento.
Luego de algunas reuniones, la idea fue tomando forma, y hacia comienzos del 2013, ya estaba consolidado el que damos en llamar “espacio de intercambio entre entidades del movimiento cooperativo”, del que actualmente participamos referentes[2] de 12 entidades: el propio IMFC, Banco Credicoop Coop. Ltdo., Cabal Coop Ltda., Residencias Cooperativas de Turismo (RCT), Fundación Banco Credicoop, Segurcoop, Credicoop Seguros de Retiro, Revista Acción, Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE), Turismo Cabal, Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini” (CCC) e Idelcoop. También participaron de algunas actividades puntuales la Red Cooperativa de Comunicaciones y Apyme.
Con el avance de los encuentros entre referentes, al objetivo inicial de promover el intercambio y la reflexión sobre las instancias de formación político-institucional que se desarrollan en cada una de las entidades, se le sumó el de generar propuestas de formación destinadas a grupos de funcionarios y empleados de todas las entidades de manera conjunta. Es así que lo que comenzó siendo un grupo de reflexión sobre las prácticas, pasó rápidamente a incorporar el desafío de incidir sobre esas prácticas, generando propuestas concretas de formación, y adquiriendo dimensiones mayores a las imaginadas en los comienzos.
En las siguientes líneas, nos proponemos dar a conocer algo de la experiencia que venimos transitando en este grupo de referentes, algunas de las propuestas de formación que surgieron desde este espacio durante sus primeros tres años de desarrollo, y algunas reflexiones generales, desafíos y perspectivas de continuidad que fuimos identificando hasta el momento
Muchas entidades, un origen compartido y un mismo proyecto político-institucional
Las entidades participantes son muy diversas entre sí, algunas se ocupan de satisfacer necesidades ligadas al acceso al crédito y al servicio financiero; otras complementan estos servicios brindando seguros o administrando medios de pago; también están las que ofrecen servicios vinculados a propuestas vacacionales, de descanso y recreación; y las que realizan aportes en el campo simbólico, contribuyendo a la difusión y construcción del ideario solidario, abordando lo educativo, cultural, artístico, científico o comunicacional.
Todas ellas surgieron en distintos momentos de la historia de nuestro país, entre 1958 y 1999, lo cual le confiere a cada una singularidades propias de los tiempos en que les tocó emerger. Las hay de pequeñas y de grandes dimensiones, tanto en lo que refiere a la actividad misma que realizan o a la cantidad de integrantes que componen la entidad. Algunas, con desarrollo solo en Ciudad de Buenos Aires; otras, en distintos lugares del país, o incluso en todo el país y el exterior. También son diversas en lo que refiere a su personería jurídica, ya que algunas son cooperativas de primer grado, otras de segundo grado, y otras incluso no se rigen bajo la figura cooperativa aunque su gestión cotidiana sí lo es.
Lo que tienen en común estas entidades es que todas ellas han sido fundadas por un mismo torrente organizacional: el IMFC y su historia. Comparten una cultura, unos valores y unos principios que guían sus respectivas prácticas organizacionales. Asumen un mismo modo de entender y practicar el cooperativismo, una misma concepción: la de cooperativismo “transformador”, sustentada en una larga tradición de realizaciones, resistencias y batallas; la voluntad de aplicar y expandir un modo de estar en el mundo, de gestionar las necesidades humanas a través de una perspectiva que apunta a la eficacia, la democracia protagónica y la transformación progresiva de la sociedad hacia relaciones de justicia, igualdad y participación verdadera de los sujetos sociales en la construcción de un proyecto colectivo.
Es así que el quehacer institucional de cada entidad, su historia, su actualidad, sus desafíos, sus problemas, sus tensiones, lo logrado y lo pendiente, se comprende mejor, o mejor dicho se comprende bien, si se ubica a dicha entidad en la trama del conjunto del cual forma parte, es decir en la trama del Movimiento. Esta característica (ser parte de un movimiento), tan presente y tangible en la cotidianeidad de nuestras entidades durante sus orígenes, es hoy menos evidente a simple vista para quienes transitamos la vida organizacional de cada una de ellas.
La complejización y especialización de los procesos de producción vinculados a la actividad que cada entidad desarrolla o servicios que presta van configurando prácticas cotidianas que demandan sumergirse en profundidad en lo propio de la tarea que cada quien realiza. Los tiempos dedicados a la práctica compartida y la vivencia del encuentro con los otros son menos, y muchas veces se postergan porque justamente hay una base de unidad muy sólidamente construida a lo largo de estos años, que garantiza la confianza en el otro, que está haciendo su día a día desde otro lugar, pero que lo sabemos parte de lo mismo, porque nos asumimos como parte de un todo.
Ahora bien, si esta base de unidad no se recrea a través de prácticas actuales y cotidianas, lógicamente se irá debilitando. Si las características de nuestros contextos de producción nos dificultan el encuentro entre los integrantes de las distintas entidades, tendremos entonces que estar atentos a generar esas instancias en otros momentos que no sean los de la tarea misma.
Si bien el análisis de esta situación excede los propósitos de este artículo, la mencionamos ya que es también desde esta caracterización que se identificó la necesidad de crear algún espacio de encuentro e intercambio entre referentes de todas las entidades, para pensar juntos las mejores formas de transmitir a los que se suman a nuestras organizaciones, que las mismas son parte de un todo más amplio, con mucha historia pero también con mucho porvenir, con grandes e históricos dirigentes, que con su actuar y pensar han cimentado lo que hoy somos, y también con muchos y actuales protagonistas, que día a día aportamos a construir la continuidad de este movimiento desde los lugares específicos que tenemos en cada una de las entidades en las que estamos.
Se trata de generar espacios de encuentro, de transmisión de historias, experiencias y saberes. Se trata también de que esos mismos espacios favorezcan que lo nuevo emerja creativamente, desde el valioso acervo construido a lo largo de estos años, considerando los intereses, necesidades y posibilidades del aquí y ahora, y proyectando la construcción de un mañana que nos interpela a todos los que somos parte de este movimiento.
El espacio de intercambio entre referentes
El espacio de intercambio se fue conformando desde el 2013 y continúa hasta la fecha, a través de reuniones mensuales entre un grupo de referentes de las 12 entidades participantes. La constitución misma del espacio fue un proceso de aprendizaje creciente, y con el avanzar de la práctica compartida, este colectivo se convirtió en un motor fundamental para el desbroce de un camino que, como suele ocurrir en todos los inicios que arriesgan a desplegar ideas originales, tenía claridad respecto de algunos de sus objetivos, pero una perspectiva difusa del camino a transitar, que era inexplorado.
El camino no podía estar trazado de antemano, ya que el plan concreto debía surgir de un consenso entre las entidades y la propia dirección del movimiento cooperativo, jugando Idelcoop un papel relevante en la labor de síntesis de las distintas perspectivas, en la planificación puntual de las decisiones tomadas colectivamente y en la sistematización de la marcha de la experiencia.
La diversidad en la composición del grupo en lo que refiere a desarrollos profesionales, cargos, funciones, géneros y edades, sumada a la confianza mutua y la generación de buenas instancias de diálogo, confrontación de ideas y sucesivos acuerdos, fueron elementos claves que dieron cauce a la actual consolidación del grupo.
Las reuniones permitieron dedicar tiempo a compartir lo que hacemos en cada entidad en lo que refiere a instancias de formación político-institucional para empleados, y también a planificar algunas propuestas concretas que tuvieran como destinatarios a miembros de todas las entidades involucradas de manera conjunta.
Para muchos de los que participamos como referentes, el ejercicio de reunirnos a pensar lo común y lo singular de las concepciones y actividades de formación político-institucional que realizamos en cada una de las entidades de las que formamos parte, es una práctica nueva. No obstante, asumimos desde el inicio que no se trata de algo que estamos inventando, sino más bien de algo que estamos continuando. Nuestro movimiento y sus entidades tienen mucho camino recorrido en esto de pensar la formación político-institucional de todos sus integrantes: dirigentes, asociados, funcionarios y empleados. Hay muchas experiencias desarrolladas; el tema se aborda desde diversas áreas y con numerosos desarrollos que responden a la multiplicidad de necesidades y respuestas creadas, a las dimensiones y heterogeneidad del movimiento, y a la especificidad de cada una de las entidades que lo componen, y los momentos que cada una fue transitando en su devenir institucional.
Los modos y algunas de las actividades que venimos ensayando desde el espacio de intercambio podrán ser inéditos, pero la intencionalidad político-pedagógica es la misma que está presente desde los orígenes mismos de nuestro movimiento. El desafío que asumimos tiene que ver con haber identificado la necesidad y responsabilidad de lograr esa continuidad de manera creativa, sin conformarnos con las réplicas de lo que ya sabemos son aciertos, sino más bien dándonos el reto de poner el esfuerzo, el trabajo sistemático y colectivo, y por sobre todas las cosas la convicción de que es necesario aportar lo propio para darle continuidad a este caminar que ya lleva tantos años.
Lo que venimos haciendo no es más que construir propuestas de formación que respondan a las necesidades, intereses y posibilidades del aquí y ahora de los integrantes de nuestro movimiento, desde los fundamentos, la convicción y la perspectiva político pedagógica de siempre.
El espacio de intercambio entre referentes y las propuestas de formación que allí elaboramos son algo así como las dos caras de una misma moneda, una unidad entre una concepción pedagógica que busca articular reflexión y acción, y una concepción de gestión de nuestras organizaciones que busca asumir lo educativo como parte integrante de las políticas institucionales y no como mera técnica.
El recorrido de este espacio de intercambio nos encuentra, en los comienzos de este 2016, con una intención inicial que se transformó en un gran proyecto: el de pensar, construir y plasmar una propuesta compartida de formación de nuestro movimiento, lo cual es un verdadero desafío político, cultural, organizacional y pedagógico, porque no solo nos proponemos hacerlo juntos, sino que además nos proponemos dar un pasito más en la integración de los ámbitos de reflexión sobre las prácticas y situaciones concretas de nuestras entidades, con los ámbitos de diseño e implementación de estrategias de formación.
Propuestas con “cabeza movimiento”
Sabíamos que teníamos el desafío de trascender lo que cada una necesita, puede y quiere, en pos de construir una instancia compartida, que nos incluya a todas las entidades y que nos permita vivenciar y dimensionar el todo del que somos parte. Encontrar aquello común, sin reducir o resignar lo propio, sin perder lo singular, y dando lugar a que se exprese el aporte particular de cada una.
Generar ámbitos de encuentro e integración desde las instancias de formación era nuestro principal desafío, y hacia eso fuimos. Entendiendo, como se mencionaba en el apartado anterior de este articulo, que lo que antes estaba garantizado por la práctica laboral cotidiana, ahora no lo está tanto.
Cada año, se generó una propuesta de formación distinta, producto de un análisis e intercambio en el que se contempló la diversidad organizacional y la composición de los grupos, haciendo un esfuerzo por hacer primar una mirada desde la totalidad de nuestro movimiento. De allí la expresión de “propuestas con cabeza movimiento”, porque el ejercicio de llevar la mirada y el análisis desde lo propio y singular, hacia lo colectivo y común, es la característica distintiva de estas propuestas.
En 2013, empezamos por seleccionar aquellos temas de formación que nos venían bien a todas, o incluso que algunas de las entidades ya veníamos desarrollando por separado, con el objetivo de agregar el plus de hacerlo juntas. Asumimos que era un comienzo, que no íbamos a lograr grandes niveles de profundidad en el abordaje de los contenidos, pero estábamos avanzando en la instalación de espacios para encontrarnos, en pos de algunos temas comunes de interés para el conjunto.
Así, la primera propuesta fue un ciclo de charlas que tenía como objetivo compartir posiciones sobre tópicos especialmente relevantes en la agenda de nuestro movimiento cooperativo de crédito: la coyuntura política y económica, los rasgos y desafíos del cooperativismo transformador y los posibles aportes de la educación en el seno de nuestras entidades. Se explicitaron puntos de vista que, si bien aparecen en variados materiales del movimiento, no se habían expuesto de manera sistemática y conjunta.
Las charlas estuvieron destinadas a un grupo total de 60 participantes, que compartieron por primera vez una instancia de formación con integrantes de todas las entidades. Se busco generar la gradualidad y el tiempo necesario para que el grupo se fuera conformando y conociera mejor el sentido de estas instancias de formación. Fue un primer paso en pos de una continuidad para el 2014, construida con la participación de todo el grupo.
Presentar una secuencia coordinada de tópicos significativos, hacerlo en el marco de una formación con miembros de todas nuestras entidades y que sea el punto de partida de profundizaciones posteriores, le dio un sentido diferente a esta propuesta.
En el 2014, se incorporó un nuevo grupo, que transitó una experiencia similar a la del grupo inicial (ciclo de charlas), a la cual se le incorporaron las sugerencias realizadas por los primeros participantes del 2013. En simultáneo, se ofreció un proyecto de continuidad para el primer grupo, que en este segundo año consistió en recuperar los tópicos de la primera instancia formativa, pero incorporando bibliografía y haciendo análisis a través de la metodología de talleres.
Los ejercicios de los talleres fueron dejando algunas preguntas que guiaron los pasos posteriores: ¿cómo se expresan en el día a día los rasgos de la concepción de cooperativismo transformador que caracteriza a nuestras entidades?, ¿cuáles son las expresiones más claras de la aplicación de sus valores y principios?, ¿cuáles sus tensiones y contradicciones?, ¿cuáles sus desafíos e interrogantes? Esta primera inmersión en la compleja relación teoría y práctica resultó sumamente enriquecedora, en la medida en que facilitó valorar los logros de las entidades e identificar también algunas de las complejidades y asignaturas pendientes.
El tercer paso, durante el año 2015, fue una visita a cada una de las entidades, que incluyó una recorrida por sus espacios físicos y un momento de charla para conocer las historias, las personas que allí trabajan, los modos de funcionamiento y los desafíos de cada una. Para esta propuesta, se fusionaron los grupos 2013 y 2014, consolidándose un único grupo unificado. Los participantes, junto con los referentes, realizaron un interesante y desafiante trabajo para recibir en su entidad al conjunto de los compañeros de las otras entidades. Así, cada quien a su turno, fue anfitrión y también invitado.
El recorrido compartido durante los 2 años anteriores permitió la conformación del grupo, el conocimiento mutuo y una base de contenidos comunes que habilitaba la práctica reflexiva colectiva: la pregunta aguda, el problema sobre la mesa, hablar de lo que sale bien y de lo que no tanto, la posibilidad de compartir lo propio al conjunto, mostrarse con los aciertos y errores, con lo que está y lo que falta.
Las visitas buscaron ser un nuevo paso en el conocimiento de nuestras organizaciones y en la profundización de algunos de los temas abordados en las instancias anteriores, para promover el reconocimiento de nuestro movimiento como totalidad, y valorar los esfuerzos de cada organización para llevar a cabo acciones que se despliegan a partir de los mismos valores de eficiencia, democracia y transformación social.
Hasta aquí, lo hecho. Algunas reflexiones y perspectivas para continuar
Los tres años recorridos por el grupo de referentes del espacio de intercambio y por los participantes que atravesaron las distintas propuestas de formación dejan un saldo de gran valor y potencialidad en las iniciativas formativas de nuestro movimiento.
Un primer elemento a destacar es que esta iniciativa permitió consolidar un núcleo de organización de propuestas de formación y fortalecimiento. Los referentes de nuestras entidades se han apropiado de valiosos saberes pedagógicos, de manera individual, pero también colectiva. El grupo se viene constituyendo en algo así como un “colectivo pedagógico transversal de nuestro movimiento”. La potencialidad de este espacio se expresa no solo en el camino recorrido, sino en las iniciativas que se plantean hacia adelante, por ejemplo, la de este 2016, con la intención de generar un material para un curso introductorio de cooperativismo, aplicable a la totalidad de las entidades de nuestro movimiento.
Otro nivel de evaluación corresponde a lo vivenciado por los funcionarios y empleados destinatarios de estos ámbitos de formación, compañeros y compañeras con heterogéneas trayectorias laborales, acervos y perspectivas que en sucesivas instancias han planteado que estas propuestas formativas cambiaron su modo de comprender al movimiento y a su propia entidad. Han valorado positivamente el modo colectivo de conocer, que se fue generando en las distintas experiencias, como así también la intencionalidad de las distintas propuestas de arrimar las distancias entre la teoría y la práctica, entre el pensamiento propio y el acuerdo colectivo.
Para el conjunto de las entidades, el balance es esperanzador. Se abrió un camino que tiende puentes entre organizaciones y personas, socializa conocimientos y difunde mecanismos colectivos. La experiencia de estos tres años y su perspectiva de continuidad consolida nuestra concepción de cooperativismo transformador y potencia el funcionamiento interno de nuestras entidades, y es así un aporte más al trabajo (que existe desde la génesis de nuestro movimiento) de difusión cultural entre instituciones y territorios sobre los que nos erigimos como proyecto colectivo.
[1] Integrante del equipo pedagógico de Idelcoop. Correo electrónico: aronzoni@idelcoop.org.ar.
[2] Cada entidad designó uno o dos funcionarios para participar regularmente de este espacio, siendo la mayoría gerentes vinculados al área de Recursos Humanos o específicamente capacitación.