Este editorial se está escribiendo luego de que la voluntad popular en Argentina haya puesto fin al tercer experimento neoliberal tras cuatro años de tormentoso mandato del gobierno de Cambiemos.
El neoliberalismo constituye hasta hoy un proyecto hegemónico a nivel planetario y está llevando a la especie humana a un callejón sin salida: la crisis orgánica del orden exige alternativas profundas al actual estado de cosas.
En nuestro país, el neoliberalismo fue impuesto a sangre y fuego por la dictadura cívico-militar-empresarial-eclesiástica que produjo grandes transformaciones en relación al modelo desarrollista inaugurado por el peronismo en los años cuarenta.
Antes de 1976, Argentina era una de las sociedades menos desiguales de la región, con indicadores de pobreza por debajo del 4% y un elevado nivel de vida de las mayorías populares. Tenía un desarrollo industrial medio y se destacaba por la abundancia de sus recursos materiales y simbólicos. La emergencia del peronismo y su cultura de la democracia plebeya fue un parteaguas en Argentina y las derechas en casi todas sus versiones no ahorraron esfuerzos e ingenio para fomentar la división entre los sectores medios y los sectores más humildes.
Aquel gobierno terrorista inaugurado el 24 de marzo de 1976 no solo perpetró un genocidio criminal, su horizonte inconfesable iba más allá de ese exterminio masivo que fue denunciado sin descanso por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, entre otros valientes organismos de derechos humanos. En términos de Rodolfo Walsh: “Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no solo la explicación de sus crímenes, sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.
Un segundo momento del neoliberalismo ha sido la década del noventa, con los gobiernos de Menem y De la Rúa que culminaron en el estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001. En aquella coyuntura, nuestro movimiento cooperativo de crédito, nucleado en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, publicó la “Propuesta para enfrentar la emergencia”.[1] En ese documento fijábamos posición al exigir una política pública radicalmente diferente a la implementada por los gobiernos neoliberal-conservadores. Se trataba de propiciar una política exterior de integración latinoamericana, saldar las cuentas pendientes con la memoria, la verdad y la justicia del trágico período 1976-1983, promover la defensa del mercado interno y la producción nacional, ampliar de manera progresiva y sostenida los derechos humanos, civiles, políticos, económicos y sociales.
Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, que no pueden leerse sino como el capítulo argentino de un proceso continental, llevaron adelante muchas de las ideas defendidas en la Propuesta.[2]
En 2015, comenzó un proceso continental de reinstalación del neoliberalismo, aunque existen antecedentes que deben contabilizarse: el golpe contra Mel Zelaya en Honduras (2009) y contra Fernando Lugo en Paraguay (2012), que recurrieron a novedosas formas de desplazamiento de aquellos liderazgos con la complicidad de poderes institucionales (asambleas legislativas) y el rol protagónico de los medios de comunicación hegemónicos. En los años sucesivos, el golpe contra Dilma Roussef y los intentos desestabilizadores contra gobiernos constitucionales marcaron la agenda regional.
Mauricio Macri, quien ha sido un activo protagonista de la estrategia regional de desarticulación de la integración –debilitamiento del Mercosur, vaciamiento de Unasur y Celac, etc.– accedió al gobierno por elecciones limpias. Ganó por un margen mínimo, sobre la base de pronunciamientos públicos en los que prometió lo contrario de lo que efectivamente hizo.
En el encuentro promovido por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en 2018, Álvaro García Linera advertía que esta oleada neoliberal, a diferencia de la ocurrida en los noventa, tendría una duración mucho más acotada. Él la comparaba con la potente ola expansiva de los años noventa, cuando la globalización y la caída del socialismo real aportaban elementos para una utopía reaccionaria, pero repleta de promesas. En cambio, advertía el vicepresidente boliviano, las experiencias neoliberales de los últimos veinte años no han cesado de fracasar y ya no prometen sueños para la realización individual sino la amenaza del miedo y la violencia.
En este número de la revista, algunos de los trabajos se proponen hacer un balance de los años del macrismo en relación a las desventuras y los desafíos del cooperativismo, la economía social y solidaria, y las diferentes expresiones de la economía popular. El balance resulta indispensable para conocer el escenario actual y las tareas para un gobierno que promete retomar la senda de la justicia social y la efectivización de los derechos humanos. Tales balances ocurren en el plano nacional y, también, en el plano municipal. Allí se confronta la experiencia de municipios gobernados por intendentes oficialistas con el caso de Avellaneda, cuya política ha sido de apoyo a las entidades solidarias.
El presente número también incluye trabajos que tienen una inquietante actualidad: la inserción de los y las jóvenes en la economía social y solidaria como alternativa, o la experiencia de las cooperativas trans, ligadas a las crecientes luchas por la igualdad de géneros y el reconocimiento de las disidencias. Reflexiones sobre el cooperativismo como categoría y temas de educación cooperativa pueblan las páginas, así como experiencias potentes, por ejemplo, las cooperativas de artistas en Uruguay o la apuesta fundamental para la recuperación de la memoria colectiva del Archivo Histórico del Cooperativismo Argentino.
Este número de la revista se propone reflejar una transición entre dos épocas. No se trata solo de una transición nacional. En un plano más corto, el continente latinoamericano está bullendo en tiempos en que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. La derrota de Macri, y las impresionantes movilizaciones en Ecuador y en Chile, son evidencias de un momento crítico de la región.
La asunción de Alberto Fernández es una razón para un grado de expectativa optimista. En todo caso, vale la pena retomar algunas significativas propuestas de un documento conjunto de todo el movimiento cooperativo y mutual argentino, lo que no tiene antecedentes, entre las que señalamos:
- Que los impuestos reconozcan el acto cooperativo y mutual establecido en sus leyes especiales, el accionar solidario y su naturaleza no lucrativa.
- Que los trabajadores asociados en cooperativas cuenten con los mismos derechos de protección social que los asalariados.
- Que se establezca una nueva legislación para la actividad financiera, al servicio del desarrollo económico y social.
- Que se propicie una política nacional de vivienda que contemple la participación de cooperativas y mutuales.
- Que en cumplimiento de Art. 90 de la Ley Nacional de Educación se implemente un Plan Nacional de Educación Cooperativa y Mutual que abarque todos los niveles educativos.
- Que se reconozca la naturaleza jurídica y las particularidades de las cooperativas y las mutuales prestadoras de salud.
- Que todas las políticas sectoriales incorporen la promoción de la economía solidaria e incluyan a sus representantes en los equipos especializados.[3]
Tales propuestas se integran a un imprescindible programa de reconstrucción nacional, tras las calamidades perpetradas por la tercera versión del neoliberalismo en nuestro país.
En la crisis civilizatoria de un capitalismo que no tiene ya nada que ofrecer, la economía social y solidaria –y en particular el cooperativismo– tienen mucho que aportar a una salida democrática y emancipatoria. Nuestra publicación intenta compartir aportes de quienes a través de la pluma elaboran imaginarios que contribuyen a construir un mundo más justo, tarea tan urgente como posible y necesaria.
Al cierre de esta edición, nos golpean las noticias procedentes del hermano Estado Plurinacional de Bolivia. Sin saber cómo continuará el proceso abierto con el Golpe de Estado producido el domingo 10 de noviembre, hacemos nuestros algunos fragmentos del comunicado de Prensa emitido por el IMFC al día siguiente: “Para quienes nos orientamos por los valores y principios de la cooperación, el respeto irrestricto por las instituciones construidas a partir de la soberanía popular forma parte de nuestras convicciones más firmes. Por eso repudiamos enérgicamente el desalojo violento del gobierno encabezado por Evo Morales (…) Ante esta situación tan dolorosa que enluta al hermano pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia y a toda la comunidad democrática de América Latina y el Caribe, expresamos nuestra solidaridad y la indispensable exhortación para que se ponga fin a la violencia. Nunca más golpes de estado”.
[1] IMFC. “Propuesta para enfrentar la emergencia”, en Revista Idelcoop N° 138, 2002. Disponible en: https://www.idelcoop.org.ar/sites/www.idelcoop.org.ar/files/revista/articulos/pdf/2002_155261916.pdf
[2] Heller, Carlos. “Cooperativismo y política”, en Revista Idelcoop N° 210, 2013, pp. 46-66. Disponible en: https://www.idelcoop.org.ar/sites/www.idelcoop.org.ar/files/revista/articulos/pdf/2013_218282411.pdf
[3] Confederación Cooperativa de la República Argentina (COOPERAR) – Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO) – Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (CONARCOOP) – Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT) – Confederación Argentina Interfederativa de Cooperativas de Electricidad y otros Servicios Públicos (CONAICE) – Confederación Argentina de Mutualidades (CAM) – Confederación Nacional de Mutualidades de la República Argentina (CONAM) – Aseguradoras del Interior de la República Argentina (ADIRA). “Mensaje de las cooperativas y mutuales argentinas a los candidatos en las próximas elecciones nacionales”, 2019. Disponible en: https://www.cooperar.coop/elecciones-2019-mensaje-del-cooperativismo-y-el-mutualismo/