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EDITORIAL
EDITORIAL
Número 226 / Año 2018 / Por Idelcoop

 

Revista Idelcoop, nº 226, Noviembre 2018. ISSN 0327-1919 / Sección Editorial

Fundación de Educación Cooperativa Idelcoop

 
EDITORIAL 

La periodicidad cuatrimestral de nuestra Revista Idelcoop permite desplegar una mirada sobre la realidad social e histórica procesual e ir calibrando el modo en que nuestro mundo se debate entre distintas alternativas civilizatorias. Este cuatrimestre que está terminando ha sido exuberante en dichos y hechos que, arremolinados y vertiginosos, requieren una perspectiva serena y profunda que esclarezca aspectos del nivel de la “apariencia” y del nivel de la “esencia”. Se trata de construir una perspectiva que dé cuenta de las transiciones que se están operando en todos los niveles de la vida colectiva, sus causas y sus azares, sus actores y sus proyectos en disputa, las alternativas que emergen frente a un orden civilizatorio que está llegando a un momento de agotamiento crítico. Estos fuertes movimientos tectónicos que anuncian otros futuros posibles no ocurren, desde luego, en un vacío histórico. Especialmente quienes nos reconocemos parte del cooperativismo de crédito celebramos que este 23 de noviembre nuestro Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos cumple seis décadas de fructífera existencia. Herederos de las Cajas de Crédito originarias, signadas por la eficiencia en la gestión, la democracia en su gobierno y el compromiso con la transformación igualitaria y emancipadora de la sociedad, hemos recorrido una trayectoria que es reconocida como tradición y como linaje de un cooperativismo emancipador. Otro hecho muy relevante de estos últimos meses –ocurrido en octubre– ha sido la V Cumbre Cooperativa de las Américas, convocada bajo el sugerente título “El cooperativismo en la hora de los desafíos globales” y con el objetivo general de “fortalecer social y empresarialmente a las organizaciones cooperativas, en diálogo con toda la economía social y solidaria, como actores para promover la defensa del planeta y la construcción de un sistema financiero al servicio del desarrollo sostenible”. El encuentro se estructuró en tres grandes ejes. El primero refirió a “las cooperativas y la defensa del planeta”; el segundo, a “las cooperativas y el sistema financiero para el desarrollo sustentable”; y el tercero, a la “integración de la economía social y solidaria para los desafíos globales”. Vale la pena detenerse un momento en la reflexión acerca de las implicancias de estos ejes, que nos interpelan como actores colectivos que no actúan en un vacío histórico sino en un escenario repleto de riesgos para la supervivencia de la especie. Los tópicos definidos marcan una agenda de reflexión, intercambio y comprensión para la acción. La construcción de un orden sustentable es el objeto del primer eje sobre el cual la Cumbre se pronuncia. Y lo hace en el marco del predominio de un proyecto civilizatorio que resumimos como “capitalismo neoliberal”. Las razones de su legitimidad –advierten sus panegiristas– residirían en una “naturaleza humana” fundada en el egoísmo, la competencia, la desigualdad, el mercado. Es la plataforma de una dinámica social cuyas consecuencias resultan dramáticamente evidentes: según OXFAM, las ocho fortunas individuales más ricas del mundo tienen la misma riqueza que la mitad de la población mundial, es decir, que 3500 millones de personas. El segundo eje de la Cumbre, referido al sistema financiero y al lugar que la economía especulativa ocupa en el mundo de hoy, se explica con datos concretos: por cada dólar que se invierte en producción, veinte o más se aplica a la inversión de casino. El modelo de desarrollo predominante, a su vez, tiene efectos perjudiciales para el equilibrio de la naturaleza, ya que utiliza técnicas e insumos que envenenan la tierra, el aire y el agua. Crisis ecológica y crisis energética vienen a ser los efectos complementarios de un proyecto civilizatorio inviable e inaceptable. El tercer eje, referido a la “integración de la economía social y solidaria para los desafíos globales”, interpela al movimiento y revitaliza los valores y principios de la cooperación. La idea fundamental sostenida en más de siglo y medio de existencia del cooperativismo es que debe promoverse la asociación libre y voluntaria de personas para satisfacer sus necesidades comunes en el marco de un modelo de gobierno democrático-participativo. Actualizar esta idea requiere una ampliación del concepto, para aplicarlo también a la imprescindible alianza entre las múltiples formas económicas –pero no solo económicas– que tienen como foco y fin de su preocupación a las personas y al bien común. Entre los días 23 y 26 de octubre de 2018, se desplegó un intenso trabajo de centenares de asistentes sobre los ejes planteados. Hubo distintos ámbitos de difusión e intercambio de ideas, así como multiplicidad de foros y encuentros que están siendo en estos días procesados para documentar la labor desarrollada en esos días. El miércoles 24 de octubre, Idelcoop organizó un panel titulado “Cooperativismo y Economía Social. Dialogo sobre lo común”. La mesa contó con la presencia de Graciela Fernandez, flamante presidenta de Cooperativas de las Américas, región de la Alianza Cooperativa Internacional; y Juan Antonio Pedreño, presidente de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES). Fue realizado en el Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini” a lo largo de dos fructíferas horas durante las cuales se desgranaron objetivos, apuestas y construcciones del movimiento cooperativo de gran pertinencia en el actual momento histórico. Estas intervenciones nos parecen de gran relevancia, pues sus emisores representan voces de organizaciones muy importantes de Nuestra América y de Europa, y las perspectivas integran unas definiciones de principios y programáticas que recogen el llamamiento de la V Cumbre a promover al cooperativismo como actor central en las imprescindibles transformaciones civilizatorias que nos conduzcan a una vida sin exclusivismos ni exclusiones. Una primera definición retomó la necesidad de la lucha contra la desigualdad y, a la vez, por un modelo de trabajo digno, en oposición a las formas de precarización laboral que tienen lugar especialmente por la retórica neoliberal. Una segunda cuestión ha sido el llamado a superar viejas posiciones un tanto sectarias y a propiciar procesos de integración de las distintas vertientes de la economía social, solidaria o popular. Más allá de los nombres –muy especialmente insistió Juan Antonio Pedreño–, la idea de unidad de las diversas corrientes solidarias es un imperativo que se impone tanto por la hegemonía del neoliberalismo como por la posibilidad real de construir desde aquellas propuestas humanísticas una alternativa contrahegemónica. En la misma línea, Pedreño sostiene que le cabe al cooperativismo tanto abrir el campo de alianzas, como encabezar ese bloque solidario de fuerzas económicas, sociales, culturales y políticas que fueran plataforma de transformaciones emancipadoras. En tercer lugar, se abrieron intensas reflexiones acerca de dar la mayor densidad posible a la coherencia entre el sentir, el pensar, el decir y el hacer. El ejercicio de un poder democrático, las demandas de igualdad de género o la apertura de puentes intergeneracionales constituyen importantes nudos problemáticos o, en términos de Álvaro García Linera, verdaderas “tensiones creativas” que –bien resueltas– darán vitalidad y fortaleza al movimiento cooperativo. Tanto la incorporación de las nuevas oleadas de jóvenes que asoman y aportan su perspectiva al mundo cooperativo, como el imprescindible diálogo entre las múltiples generaciones que se encuentran y construyen un proyecto común son puntos de agenda de gran relevancia en el actual momento histórico. En la Cumbre hubo lugares para las y los jóvenes, quienes expresaron con libertad sus modos de pensar y sentir, de hacer y de preguntar, de disentir y acordar, y sumaron así más experiencia a la tarea de composición intergeneracional en curso. Cada día son más los y las jóvenes que se acercan a estos espacios con la intención de formarse, debatir y construir un futuro con una perspectiva alternativa a la economía dominante. Tanto en la V Cumbre, como en el panel, el intercambio entre diversas generaciones permitió renovar los debates y pensar nuevos desafíos para el movimiento cooperativo. Una cuarta cuestión es la exigencia de adecuarse a los cambios que se están operando en el mundo actual, en múltiples niveles y entre distintos actores. Los cambios generacionales, sociales, culturales, tecnológicos abren nuevas posibilidades y demandas al movimiento cooperativo, que debe actualizarse para trascender. Un último eje es el referido a la influencia posible del movimiento cooperativo sobre la formulación, direccionalidad, contenido y método para la construcción de políticas públicas que favorezcan diversas expresiones de la economía social, solidaria y popular. En los casos de Europa y, puntualmente, de Uruguay, la presión del movimiento cooperativo ha sido fértil para la elaboración de políticas públicas que protejan, promuevan y valoren las contribuciones de la economía social, solidaria y popular para la generación de riqueza, la creación de empleo, la creación de una conciencia productiva sustentable y una gobernanza democrática. Más difícil se hace tal incidencia con gobiernos en los que prima una concepción neoliberal que va a contramarcha de los principios y valores de la cooperación. En los últimos días de octubre tuvo lugar en la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Nación Argentina el tratamiento del proyecto de Ley de Presupuesto 2019. Los diputados opositores denunciaron el carácter regresivo del proyecto, pues anuncia recortes en todas las áreas del gasto público con excepción del pago de intereses de la deuda externa. Se cuestionó también la falsedad de datos y pronósticos, y el hecho de que lo aprobado sería rubricado o modificado bajo la atenta mirada del Fondo Monetario Internacional, verdadero Ministerio Económico de Colonias. Se ven, entonces, los claroscuros de época que se reflejan en este número de Revista Idelcoop. Las secciones Reflexiones, Experiencias y Documentos revelan el fermento que ofrece el campo del cooperativismo, de la economía social, solidaria y popular en sucesivos textos. Se resalta especialmente la temática de género y en tal sentido no será ocioso señalar que Graciela Fernández, de Cooperativas de las Américas, es la primera mujer que ejerce el cargo de presidenta. En esta Revista Idelcoop, aparecen reveladores escritos del X Encuentro de Investigadores Latinoamericanos en Cooperativismo y, en especial, las intervenciones en torno al tema “Mujeres y cooperativas: desafíos y respuestas desde dos continentes”. En la misma línea, se publica una entrevista a Adriana Kreiman, electa presidenta de El Hogar Obrero, la primera mujer en ocupar ese lugar en 113 años de historia de la emblemática cooperativa. También se relevan experiencias, en muchos casos complejas y con indudables tensiones a resolver, pero siempre novedosas, como el programa “Ellas Hacen”, que ha generado ingentes debates acerca de las relaciones entre los movimientos sociales, el Estado y las políticas públicas. Otros textos reflejan valiosas aportaciones de las escuelas cooperativas al campo de la democratización de la educación en sentido amplio. La perspectiva se amplía con artículos históricos que dan cuenta de aportes a menudo invisibilizados del cooperativismo a la generación y distribución más justa de la riqueza. Además, hay textos ligados a la normativa que afecta al sector, así como pronunciamientos institucionales del movimiento cooperativo. Finalmente, se incluyen en este número documentos oficiales utilizados en el marco de la V Cumbre de Cooperativas de las Américas. El año 2012, declarado Año Internacional de las Cooperativas, fue escenario, en el interior del movimiento cooperativo que expresaba la ACI, de la existencia de posicionamientos diferentes respecto del papel que el cooperativismo está llamado a jugar en un mundo en riesgo. Las declaraciones oficiales de las autoridades de entonces plantearon la idea de la cooperación como ambulancia capaz de auxiliar a los millones de víctimas de un orden social radicalmente injusto y violento. Por su parte, la entonces sub-región Sur de la ACI elevó un documento que planteaba la necesidad de contribuir a un cambio sustantivo del orden social, propiciando relaciones más igualitarias, justas y libres entre los seres humanos. Tales debates, reflejados centralmente en los números 209 y 210 de Revista Idelcoop vuelven a plantearse en Buenos Aires, en el marco de coyunturas regresivas que expresan buena parte de los gobiernos latinoamericanos. Es así que las contribuciones de la V Cumbre, cuyos contenidos comienzan a transitarse en este número 226, serán retomados en el número siguiente para dar cuenta de los posicionamientos actuales de nuestro movimiento en el mundo, en la región y en Argentina. En un mundo en transición y emergencia, tenemos confianza en que los artículos que pueblan Revista Idelcoop N° 226 contribuyan a una de las batallas de época centrales: la batalla cultural.