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REFLEXIONES Y DEBATES
Cooperativas promovidas por programas sociales y estrategias de reproducción en un barrio popular del Conurbano bonaerense
Número 223 / Año 2017 / Por Hopp, Malena
El objetivo del artículo es analizar el rol de las cooperativas promovidas por programas sociales en las estrategias de reproducción de hogares de barrios populares. Indagamos en las estrategias de obtención de ingresos, al considerar el peso que tienen las formas “tradicionales” de empleo formal e informal, la participación en las cooperativas de trabajo fomentadas por programas sociales y las transferencias monetarias de políticas sociales. Nos basamos en los resultados de una encuesta coordinada por María Claudia Cabrera y Marcela Vio (UNDAV) realizada en 2015, en el barrio Unamuno del conurbano de Buenos Aires, que relevó 207 hogares y 832 individuos. Dada la falta de evaluaciones rigurosas sobre estas políticas sociales, y la escasez de estudios cuantitativos que midan su alcance, el artículo busca aportar información sobre los efectos de estos programas sociales en un caso concreto y mostrar el modo en que estos recursos estatales se combinan con otras estrategias de obtención de ingresos que permiten la reproducción de los hogares que viven de la economía popular
Co-operatives promoted by social programs and social reproduction strategies in the working-class districts of Buenos Aires outskirts. The purpose of this article is to analyze the role that the co-operatives promoted by social programs have in the social reproduction strategies of the homes of working-class people who live in the outlying suburbs. We inquired into the strategies to earn an income, taking into consideration the importance of the “traditional” forms of both formal and informal employment, the participation in co-operatives promoted by social programs, and the cash transfers from social policies. We based our work on the results of a survey coordinated by María Claudia Cabrera and Marcela Vio (UNDAV), and carried out in 2015 in Unamuno, a district in the outlying suburbs of Buenos Aires, which covered 207 homes and 832 individuals. Since no rigorous research has been done on these social policies, and given that there are only a few quantitative studies measuring their scope, this article seeks to provide some information about the impact of these social programs in a specific case, and to show how the state resources are combined with other strategies in order to obtain the income necessary to reproduce the homes that depend on popular economy.
Cooperativas promovidas por programas sociais e estratégias de reprodução em um bairro popular da Periferia bonaerense. O objetivo do artigo foi analisar o papel das cooperativas - promovidas por programas sociais - no desenvolvimento de estratégias de reprodução de lares em bairros populares. Indagamos sobre as estratégias para a obtenção de ingressos, considerando o peso que têm os modos “tradicionais” de emprego formal e informal, a participação nas cooperativas de trabalho fomentadas por programas sociais e as transferências monetárias de políticas sociais. Baseamosnos em resultados de uma enquete - coordenada pela María Claudia Cabrera e pela Marcela Vio (UNDAV- Universidad Nacional de Avellaneda) - realizada em 2015, no bairro Unamuno, da periferia de Buenos Aires, num levantamento de 207 lares e 832 indivíduos. Dada a ausência de avaliações rigorosas sobre essas políticas sociais, e a escassez de estudos quantitativos que meçam seu alcance, o artigo objetiva contribuir com informação sobre os efeitos desses programas sociais num caso concreto, mostrando o modo em que esses recursos do Estado se combinam com outras estratégias de obtenção de ingressos, que tinham contribuído à multiplicação dos lares sustentados pela economia popular.
Revista Idelcoop, nº 223, noviembre 2017. ISSN 0327-1919 / Sección Reflexiones y Debates
Instituto de la Cooperación. Fundación de Educación, Investigación y Asistencia Técnica- IDELCOOP
 

Cooperativas promovidas por programas sociales y estrategias de reproducción en un barrio popular del Conurbano bonaerense[1]

 

Malena Victoria Hopp[2]

 

Artículo arbitrado

Fecha de recepción: 14/08/2017

Fecha de aprobación: 26/09/2017

 

Resumen

El objetivo del artículo es analizar el rol de las cooperativas promovidas por programas sociales en las estrategias de reproducción de hogares de barrios populares. Indagamos en las estrategias de obtención de ingresos, al considerar el peso que tienen las formas “tradicionales” de empleo formal e informal, la participación en las cooperativas de trabajo fomentadas por programas sociales y las transferencias monetarias de políticas sociales. Nos basamos en los resultados de una encuesta coordinada por María Claudia Cabrera y Marcela Vio (UNDAV) realizada en 2015, en el barrio Unamuno del conurbano de Buenos Aires, que relevó 207 hogares y 832 individuos. Dada la falta de evaluaciones rigurosas sobre estas políticas sociales, y la escasez de estudios cuantitativos que midan su alcance, el artículo busca aportar información sobre los efectos de estos programas sociales en un caso concreto y mostrar el modo en que estos recursos estatales se combinan con otras estrategias de obtención de ingresos que permiten la reproducción de los hogares que viven de la economía popular.

Palabras clave: cooperativas de programas sociales, estrategias de generación de ingresos, políticas sociales

 

Presentación

Desde el año 2003, el Gobierno nacional argentino desarrolló diversos programas de promoción de la economía social, cuyo objetivo principal fue el abordaje de las problemáticas del desempleo y la pobreza mediante la creación de puestos de trabajo en cooperativas destinadas a la realización de obras de infraestructura local de baja complejidad y mejoramiento barrial. Entre ellos, el Plan Agua Más Trabajo, el Programa de Ingreso Social con Trabajo “Argentina Trabaja” y, más recientemente, la línea Ellas Hacen, destinada a mujeres en situación de alta vulnerabilidad social, fueron los de mayor alcance.

Desde el discurso oficial, la creación de cooperativas de trabajo se fundamentó en el fomento de la economía social y el fortalecimiento de los vínculos sociales y comunitarios considerados inherentes a la forma de organización cooperativa. Si bien se trató de programas de carácter nacional, la mayor incidencia de los mismos se concentró en el conurbano de la Provincia de Buenos Aires, la región del país con mayor gravitación social y política por su extensión territorial y densidad poblacional y su peso en la economía nacional.[3]

En este marco, el objetivo de este artículo es analizar el rol de la participación en las cooperativas promovidas por programas sociales en las estrategias de reproducción de los hogares de barrios populares. Nos centraremos en indagar las estrategias de obtención de ingresos, al considerar el peso y las características que tienen en ellas las formas “tradicionales” de empleo (el empleo asalariado formal e informal y el trabajo por cuenta propia), las nuevas formas de trabajo cooperativo fomentadas por estos programas y las transferencias monetarias provenientes de políticas sociales que incorporaron a trabajadores informales y desocupados al sistema de seguridad social.

Para ello, tomamos el caso de un barrio popular del Conurbano bonaerense, el barrio Campos de Unamuno, ubicado en el municipio de Lomas de Zamora, en el que la presencia de este tipo de cooperativas es significativa: el 8,4% de los hogares cuentan con al menos un integrante que participa en cooperativas de trabajo promovidas por estos programas (4,2% Ingreso Social con Trabajo “Argentina Trabaja”, 3,2% Ellas Hacen y 1% Agua Más Trabajo).

El interés por el rol y el alcance de las transferencias monetarias de la política social, y en particular aquellas provenientes de programas que promueven formas de trabajo cooperativo, se vincula con una característica propia del período 2003-2015. Tal como señala Cabrera,[4] la incorporación de políticas como la moratoria previsional y la Asignación Universal por Hijo al sistema de seguridad social, sumado a la extensión del alcance de las pensiones no contributivas, significó en términos de procesos sociales la masificación de las transferencias monetarias a hogares de sectores populares, y se constituyó en una de las reconfiguraciones más características del periodo posconvertibilidad en la Argentina.[5] Aunque en menor escala, los programas de fomento del trabajo cooperativo se han extendido especialmente en el Conurbano bonaerense, al poner también a estas políticas en el centro de las estrategias de obtención de ingresos de los hogares de la economía popular.

Además, dada la falta de evaluaciones oficiales rigurosas sobre estas políticas sociales y la escasez de estudios cuantitativos que midan su alcance, el artículo busca aportar información empírica sobre los efectos de estos programas sociales en el caso concreto de un barrio del Conurbano bonaerense y mostrar el modo en que estos recursos estatales se articulan con otras estrategias de obtención de ingresos que permiten la reproducción de los hogares que viven de la economía popular.

Las reflexiones que presentamos a continuación se basan en los resultados de una encuesta realizada en el año 2015 que relevó 207 viviendas, 207 hogares y 832 individuos, en entrevistas con vecinos y observaciones en tres de los barrios que conforman Campos de Unamuno. La misma forma parte de un trabajo de campo más amplio, dirigido por María Claudia Cabrera y Marcela Vio, iniciado en el año 2011, en el marco de un convenio entre la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) y el Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires, que relevó diecisiete barrios populares del Conurbano.[6]

 

Enfoque teórico-metodológico[7]

El objetivo de este apartado es presentar brevemente el marco conceptual y metodológico a partir del cual analizamos el rol de los programas de promoción de cooperativas en las estrategias de reproducción de los hogares que habitan los barrios populares del Conurbano bonaerense. La pregunta por las estrategias de reproducción social no se limita a comprender el modo en que los hogares alcanzan la subsistencia material básica o a indagar el modo en que “sobreviven los pobres”, sino que implica analizar el conjunto de acciones que despliegan en su vida cotidiana los hogares para satisfacer las necesidades materiales y simbólicas.[8]

El análisis de estas estrategias supone también interrogarse acerca de la reproducción de la sociedad en su conjunto y comprender el modo en que la estructura social produce esas estrategias mediante las cuales los sectores populares alcanzan su reproducción ampliada.[9] En este sentido, Hintze[10] plantea que el análisis no se restringe a conocer qué hacen los individuos, familias o grupos por sí mismos, sino analizar la forma en que su reproducción es resultado y, a la vez, se revierte sobre el funcionamiento general de la sociedad, tanto en términos sociales y económicos como políticos. Desde esta perspectiva, el concepto de estrategias de reproducción permite articular la estructura social con las prácticas y representaciones sociales, y contribuye a comprender la constitución del orden social. También aporta un marco de análisis del rol del Estado y su articulación con el mercado, la familia y los recursos y vínculos locales en la configuración de las estrategias de reproducción.

En el caso que analizamos en este artículo, se trata de hogares que viven de la economía popular del Conurbano bonaerense. Entendemos la economía popular como una matriz particular de estrategias de generación de ingresos, obtención de bienes de uso, acceso al financiamiento[11] y ampliación de las redes sociales, el capital social y el capital simbólico[12] con el que cuentan los hogares. Este conjunto de actividades-acciones se caracteriza principalmente por la informalidad del trabajo y los intercambios económicos, el fuerte peso del trabajo doméstico y las relaciones familiares y de reciprocidad para la resolución de necesidades. Estos hogares establecen una particular relación con el Estado en la que las transferencias de ingresos monetarios y otros recursos que proveen las políticas sociales juegan un importante rol en sus estrategias.

Otra de las características distintivas de la economía popular es su anclaje territorial, esto significa que las estrategias de reproducción que despliegan los hogares se encuentran condicionadas por las matrices político-territoriales locales y son integradas por ellas. Estos modos de organización sociopolítica local marcan las formas de acceso y el sentido que adquieren las políticas sociales e intervenciones estatales. Desde esta perspectiva, el concepto de economía popular remite a una dimensión que trasciende la lógica de la ganancia y la acumulación de capital,[13] y se vincula con el sostenimiento de la vida humana.[14]

Concretamente, en este trabajo nos centraremos en describir y analizar las estrategias de obtención de ingresos, tanto laborales, como aquellas provenientes de las transferencias monetarias estatales y de la participación en cooperativas de trabajo promovidas por la política social. Seleccionamos los tres principales programas nacionales que tienen como objetivo crear cooperativas de trabajo: el Programa Ingreso Social con Trabajo “Argentina Trabaja” y la línea Ellas Hacen, implementados desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Programa Agua Más Trabajo del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.

La metodología cuali-cuantitativa utilizada combinó el análisis de la información recabada en la “Encuesta sociodemográfica y económica en las villas y asentamientos del AMBA” con la información proveniente de entrevistas semiestructuradas a habitantes del barrio Campos de Unamuno, en el que se relevaron los barrios Soledad, 17 de Marzo y Libre Amanecer. Las mismas indagaron sobre cuatro dimensiones: hábitat, trabajo, producción y consumo, y se tomó como unidad de análisis a los hogares.

Tomamos el caso de Campos de Unamuno por la importante presencia de los programas de promoción de cooperativas analizados. En conjunto, estos alcanzan al 8,4% de los hogares: 4,2% de los casos cuentan con al menos un miembro destinatario del Programa Ingreso Social con Trabajo “Argentina Trabaja” (17 hogares), 3,2% del “Ellas Hacen” (13 hogares) y 1% del Plan Agua Más Trabajo (4 hogares).

La encuesta y las entrevistas se realizaron entre el 30 de junio y el 17 julio de 2015 y se relevaron de forma efectiva 207 viviendas, 207 hogares y 832 individuos.[15]

Para comprender el peso y el rol de los programas de promoción de cooperativas en las estrategias de obtención de ingresos distinguimos y comparamos los hogares que cuentan con algún integrante destinatario de los programas de cooperativas seleccionados con el resto de los hogares de Unamuno que no los percibe.

 

Políticas de transferencia de ingresos y promoción de cooperativas de trabajo como estrategia de inclusión social

En el período 2003-2015, se produjo en la Argentina un proceso de ampliación de las políticas sociales orientadas al mejoramiento de las condiciones de vida de las clases populares, principalmente mediante la incorporación de trabajadores informales y desocupados al sistema de seguridad social y el fomento de formas de trabajo asociativas y cooperativas.

Estas políticas abarcaron el ámbito de la previsión social con el Plan de Inclusión Previsional implementado por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) en el año 2005. En 2014, hubo una segunda etapa, cuyo objetivo es facilitar el acceso a la jubilación a las personas que contaran con la edad, pero no tuvieran los años de aportes necesarios para jubilarse, a través de un plan de regularización que les permitiera obtener la correspondiente prestación previsional, acompañada también de la extensión de las pensiones no contributivas.[16]

Asimismo, se instituyó el reconocimiento del derecho a las asignaciones familiares para trabajadores desocupados, informales, por temporada, del servicio doméstico y monotributistas sociales, con la creación de la Asignación Universal por Hijo para protección social en el año 2009.[17] El alcance de estas medidas fue muy amplio y marcó un quiebre en la seguridad social argentina, ligada históricamente a la protección del trabajo asalariado formal: más de 3,7 millones de nuevos jubilados por moratoria y 3,3 millones de niños cubiertos.[18]

Tal como señala el informe “Síntesis de resultados e impactos” del Ministerio de Desarrollo Social,[19] desde el año 2003 el Gobierno nacional tomó la decisión estratégica de implementar la ejecución de parte de la obra pública a través de cooperativas de trabajo. Esto dio lugar a la creación de distintos programas, entre ellos, el Plan Agua Más Trabajo ejecutado desde el Ministerio de Planificación Federal con los objetivos de:

 

mitigar el riesgo sanitario de la población que carece de los servicios de saneamiento básicos y generar, con el acceso a los servicios, condiciones de equidad e inclusión social respecto del resto de la comunidad (y) habilitar un mecanismo de creación de empleo a través de la constitución de Cooperativas de Trabajo de Saneamiento (…) las que no podrán asumir en forma simultánea la ejecución de más de una obra financiada por el Programa.[20]

 

En consonancia con la propuesta de fomento de nuevas formas de trabajo asociativas y cooperativas, se creó el Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social “Manos a la Obra” que tuvo una fuerte presencia entre los años 2003 y 2009. Luego se puso en marcha el Programa Ingreso Social con Trabajo “Argentina Trabaja” cuyo objetivo es la creación de cooperativas de trabajo para la realización de obras de infraestructura o mejoramiento barrial de baja o mediana complejidad (Argentina, Res. MDS N° 3182/09). Este se amplió en 2013 con la puesta en marcha de la línea Ellas Hacen, destinada a mujeres con hijos en situación de alta vulnerabilidad social que vivan en “barrios emergentes”.[21]

El fomento del trabajo cooperativo fue uno de los pilares centrales de la intervención del Ministerio de Desarrollo Social en el período 2003-2015, que se caracterizó además por la búsqueda del fortalecimiento de los vínculos sociales y territoriales a través de la revalorización de los contenidos solidarios y comunitarios del cooperativismo. De acuerdo a la información que presenta el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), en 2015 existían 7.781 cooperativas del Programa Argentina Trabaja, de las cuales 2.671 corresponden a Ellas Hacen y 5.110 al Programa Ingreso Social con Trabajo.[22] En ambas líneas participaban más de 300.000 personas.[23]

 

El caso de Campos de Unamuno[24]

Unamuno está localizado en la localidad de Villa Fiorito, en el extremo noreste de Lomas de Zamora, partido del primer cordón del Conurbano bonaerense. Se ubica en la Cuenca Matanza Riachuelo y su antigüedad estimada es aproximadamente 35 años, aunque su ocupación ha sido gradual y el barrio más nuevo, 17 de Marzo, tiene menos de diez años. Campos de Unamuno se compone de nueve barrios que cuentan con distintas condiciones de infraestructura que marcan el contexto en el que se despliegan las estrategias para satisfacer sus necesidades los hogares que allí habitan.

En este trabajo analizamos los tres barrios de más reciente creación: 17 de Marzo, Soledad y Libre Amanecer, los cuales no solo comparten el hecho de ser los de menor antigüedad (entre siete y diez años), sino que presentan condiciones de infraestructura más deficitarias que el resto, en particular respecto del agua que es provista en gran parte por camiones cisterna municipales, canillas comunitarias de reciente implementación y otras formas clandestinas mediante extensiones de cañerías originadas en barrios vecinos; y del servicio de energía eléctrica, cuya provisión recién comenzaba al momento en que realizamos el trabajo de campo en 2015. Los seis barrios restantes son: La Lonja, 1° de Octubre, Diego Armando Maradona, 3 de Enero, Libertad y 2 de Mayo, todos ellos asentados sobre tierras que anteriormente habían estado destinadas a la quema de residuos domiciliarios y químicos.

 

Figura 1. Barrio Unamuno

 

Los orígenes del barrio responden a un conjunto de tomas de tierra que se fueron sucediendo en el tiempo, con intensidades de ocupación variables. La conformación de estos barrios expresa el resultado de las estrategias de aquellos hogares que resolvieron sus necesidades habitacionales bajo modalidades que no se corresponden con las vigentes en el mercado formal de la tierra y la vivienda.

 

Cuadro 1. Síntesis principales características Libre Amanecer, Soledad y 17 de Marzo

 

De acuerdo a los datos relevados, del total de las 2.237 personas que habitan en Unamuno nuevo, el 49,6% de los habitantes son varones y el 50,4% mujeres. Como se observa en el gráfico 1, Unamuno tiene una importante presencia de población joven: el 38,4% de los habitantes del barrio son niños y adolescentes de hasta diecisiete años, el 12,5% tiene entre 18 y 24 años, y la más alta concentración de población se da en el rango de entre los 25 y 49 años (37,9%). Poco más del 10% de los habitantes, son mayores de cincuenta años.

 

Estrategias de obtención de ingresos

Las estrategias de obtención de ingresos tienen un importante rol en la satisfacción de las necesidades de los hogares de Unamuno y provienen tanto del trabajo como de transferencias monetarias de la política social. En este punto, compararemos qué hacen para obtener ingresos y en qué condiciones los hogares destinatarios y no destinatarios de programas de cooperativas. Interesa analizar el peso de cada componente y conocer los modos específicos que adquieren en los hogares destinatarios de programas de cooperativas.

 

La condición de actividad de la población de catorce años o más de hogares no destinatarios de programas de cooperativas se distribuye en casi un 60% de activos, 39,3% inactivos y menos del 1% de personas que solo reciben un plan de empleo. En el caso de la población en hogares destinatarios de estos programas, la proporción de los que únicamente perciben un plan de empleo asciende a 25,4% y la población activa desciende diez puntos porcentuales (48,2%). El 26,4% restante son inactivos. Las diferencias en la condición de actividad de estos grupos son importantes y marcan posibilidades diferenciales de obtención de ingresos provenientes del trabajo. El peso de la asistencia estatal en el grupo de hogares destinatarios es claro y debe ser considerado para comprender las estrategias de reproducción de estos hogares.

Del grupo de activos de hogares que no tienen miembros destinatarios de programas de cooperativas, el 97% se encuentra ocupado y solo el 3% desocupado. Para el caso de los hogares con cooperativistas el desempleo es nulo, aunque como vimos antes, el porcentaje de los que solo perciben un plan de empleo es mayor y la suma de los inactivos y los que solo tienen un plan de empleo alcanza un 50% (un porcentaje mayor que el de la inactividad de los hogares no destinatarios). Más allá de las diferencias entre ambos grupos, se observa la centralidad del trabajo en las estrategias de reproducción de los hogares, aunque, como veremos más adelante, las condiciones laborales, el alto peso del trabajo informal y los bajos ingresos implican una disminución de su preponderancia en la organización de estas estrategias, especialmente en el grupo de hogares destinatarios de las políticas de fomento de cooperativas.

En cuanto a la distribución por género, en los hogares destinatarios de programas de cooperativas, las mujeres alcanzan el 61,4%, mientras que, en el otro grupo, la proporción de varones y mujeres es equilibrada (49,7% y 50,3%, respectivamente).

Si bien este dato no es concluyente,[25] ofrece indicios sobre una situación de desigualdad en la que las mujeres parecen ser quienes, en mayor medida, acuden a la asistencia del Estado para alcanzar la reproducción del hogar, ya sea por la dificultad de inserción laboral, o bien por los propios requisitos de los programas que se dirigen prioritaria o exclusivamente a las mujeres. Un ejemplo, es el Programa Ellas Hacen, destinado a mujeres en situación de vulnerabilidad, el cual prioriza a aquellas que tengan una mayor cantidad de hijos. Como muestran diversos estudios,[26] son también las mujeres quienes más permanecen en la condición de inactividad para cumplir con las obligaciones de cuidado del hogar y la familia que son asignadas socialmente en la división sexual del trabajo.

 

Como planteamos en el apartado teórico-metodológico, los hogares son la unidad de análisis de las estrategias de reproducción, en el gráfico 4 mostramos la composición del hogar según su cantidad de integrantes y observamos que esta varía significativamente entre los grupos construidos. En los hogares con destinatarios de programas de cooperativas, encontramos que estos se componen en un 50% por entre cinco y siete miembros y la mitad restante de dos a cuatro. Por su parte, la mayor proporción de hogares no destinatarios cuentan con hasta cuatro miembros (72,8%). Los hogares destinatarios de programas de cooperativas son más numerosos.

En cuanto a la situación laboral, el 41,8% de los integrantes de hogares no destinatarios de programas de cooperativas trabajan por cuenta propia, 55,9% son obreros o empleados y 0,7% responden ser patrones. La distribución de estas categorías laborales en hogares con cooperativistas es diferente: 28% cuentapropistas, 62% empleados u obreros y 10% patrones. Es necesario señalar que estas categorías tradicionales utilizadas en la encuesta sobre condiciones de vida, no dan cuenta de la condición de cooperativistas, que no se encuadra en la idea de cuentapropistas ni en la de trabajadores asalariados.

La actividad del recupero de residuos tiene una fuerte presencia en el barrio Unamuno, esto se observa en ambos grupos: el 11,8% de los integrantes de hogares destinatarios trabajan en la cooperativa de recuperadores urbanos local y 10,4% de los no beneficiarios. El 25% de los hogares destinatarios de programas de cooperativas realiza algún tipo de actividad productiva familiar como comercio o actividades comunitarias. Las tareas comunitarias, como los comedores en los que participan, contribuyen también a la ampliación de las redes sociales y el capital social que forman parte de las estrategias de reproducción que despliegan. En los hogares no destinatarios, este porcentaje es menor (9,7%) y en la mayoría de los casos la actividad familiar es un comercio, y ninguno realiza servicios comunitarios.

Como ya mencionamos, una de las características de la economía popular es la informalidad del trabajo y de los intercambios económicos. Si consideramos la definición de informalidad que categoriza como tal a las ocupaciones en las que no media una contratación registrada,[27] en Unamuno encontramos que las tres cuartas partes de los trabajadores se encuentran en esta condición. Si analizamos separadamente la entrega de recibo y los descuentos para jubilación y obra social en los grupos que construimos para nuestro análisis, vemos que la situación de los hogares con cooperativas es levemente mejor que la de hogares que no tienen miembros destinatarios, especialmente en lo que refiere al descuento de la obra social, que en el caso de los cooperativistas alcanza casi al 71% frente al otro grupo en el que solo el 51,5% los tiene (gráficos 9 y 10).

 

El descuento para la obra social en el caso de los destinatarios de programas de promoción de cooperativas se realiza a través del monotributo social que es descontado de la transferencia que percibe. Sin embargo, como observamos en el gráfico 6, estos descuentos no se traducen en la efectiva cobertura de salud: el 72,5% de integrantes de hogares con cooperativas y el 74,6% de los miembros de hogares no destinatarios no tienen ninguna cobertura. Solo el 27,5% de los integrantes de hogares destinatarios de estos programas y el 21,2% de los no destinatarios cuentan con una obra social y 2,4% del otro grupo con PAMI, la cobertura de salud para jubilados y pensionados del sistema previsional público.

 

Como observamos también en otros barrios en los que realizamos trabajo de campo, la falta de cobertura de salud puede vincularse con el desconocimiento del trámite de inscripción en las obras sociales o las dificultades que encuentran para anotarse en las mismas los monotributistas sociales de los programas de cooperativas, que no son aceptados en todas las entidades prestadoras.[28] Otra causa puede vincularse con el hábito o la preferencia de utilizar el hospital público, la salita u otras unidades de atención médica que se encuentran en las proximidades. El 55% de la población de Unamuno asiste a hospitales públicos y el 28,7% a la salita de salud o unidad sanitaria barrial. Más allá de que la mayor parte de los habitantes utiliza los servicios de salud públicos, en las entrevistas uno de los vecinos del barrio Soledad señaló la inexistencia de centros de atención primaria y de emergencias de salud en el propio barrio y otro habitante de 17 de Marzo expresó que, si bien cuentan con una salita de salud muy cercana, esta no se encuentra bien equipada.

 

El peso de los programas de cooperativas y las transferencias monetarias de la política social en las estrategias de obtención de ingresos

Como ya señalamos, una de las características del período 2003-2015 fue la masificación de las transferencias monetarias de ingresos, fundamentalmente a partir de la creación de la Asignación Universal por Hijo y en menor medida, pero con un gran alcance en el Conurbano bonaerense, los programas de cooperativas de trabajo.

En el gráfico 7, podemos observar la importante presencia de transferencias en el caso de los integrantes de hogares destinatarios de programas de cooperativas (88,2%). Para los hogares no destinatarios la percepción de las mismas no es tan marcada (55%).

 

Como se observa en el gráfico 8, entre aquellas personas que reciben transferencias monetarias, la Asignación Universal por Hijo es en ambos grupos la de mayor presencia, aunque en los hogares no destinatarios de programas de promoción de cooperativas, su peso es mayor: alcanza al 80,7% contra 58,3% en el caso de los integrantes de hogares con cooperativistas.

Además de la Asignación Universal por Hijo, los hogares no destinatarios cuentan con ingresos provenientes de pensiones no contributivas (5,9%); del programa de apoyo a jóvenes estudiantes PROGRESAR (4,4%); del programa de subsidio al gas en garrafa, Programa Hogar (1,9%); y del Programa de Recicladores y Recuperadores Urbanos que funciona en una cooperativa dentro del Movimiento de Trabajadores Excluidos (3,1%).

En las transferencias monetarias que perciben los hogares destinatarios de programas de cooperativas, luego de la Asignación Universal por Hijo, el Programa Argentina Trabaja (19,7%) y el Programa de Cooperativas de Recuperadores Urbanos (reciclaje de residuos) son los de mayor peso (11%). Como ya señalamos antes, el trabajo con la basura tiene una importante presencia en las estrategias de generación de ingresos de los hogares del barrio Unamuno y vemos que su forma de organización es también la de cooperativas financiadas por el Estado, aunque no se trata de un programa de alcance nacional, sino de la Ciudad de Buenos Aires. En el grupo de hogares con cooperativas de los Programas Argentina Trabaja, Ellas Hacen y Agua Más Trabajo, la articulación con la actividad del recupero de basura es mayor, con una diferencia de ocho puntos porcentuales.

Si bien la fuerte presencia de la cooperativa de recicladores y el trabajo con la basura son una particularidad del caso de Unamuno, que estamos analizando, en otros barrios populares que se relevaron mediante esta misma encuesta, también se observó la centralidad de esta estrategia de generación de ingresos y la combinación de esta actividad con las cooperativas promovidas por programas sociales. Un ejemplo de ello lo encontramos en el partido de San Martín, en los barrios Costa Esperanza e Independencia que se encuentran próximos al predio de la CEAMSE, la empresa creada por los estados de la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires en donde se realiza la gestión integral de los residuos sólidos urbanos del área metropolitana.[29]

 

Cuadro 3. Fuente del ingreso mensual más alto de hogares no destinatarios de programas de cooperativas

 

Cuadro 4. Fuente del ingreso mensual más alto de hogares destinatarios de programas de cooperativas

 

La fuente de ingresos más alta en ambos grupos es la laboral: el 88% de los hogares no destinatarios y el 80,2% de hogares con cooperativas obtiene su mayor ingreso mediante el empleo. Esto reafirma la centralidad del trabajo en las estrategias económicas de los hogares, aunque como mostramos antes, la condición de informalidad implica la obtención de ingresos bajos y fundamentalmente la carencia de protecciones sociales y cobertura de salud. Esta situación genera la búsqueda de nuevas estrategias de obtención de ingresos, bienes de uso y otros satisfactores que puedan contribuir a la atención de sus necesidades. De allí también puede inferirse la importancia del trabajo doméstico, los diversos intercambios y formas de reciprocidad en el espacio local y el acceso a las políticas sociales u otro tipo de ayudas.

En el 19,8% de los hogares con cooperativistas, la principal fuente de ingresos mensual proviene de programas sociales. En cambio, en el grupo de no destinatarios este porcentaje se reduce al 8,3%.

 

Como se puede observar en los gráficos 9 y 10, los hogares con miembros destinatarios de programas de cooperativas perciben ingresos más bajos que los hogares sin cooperativistas. Además, al menos el 40% de los hogares destinatarios de estos programas cuentan con un ingreso inferior al del valor del salario mínimo, vital y móvil de la Argentina, que al momento en el que realizamos el trabajo de campo, en julio de 2015, era de $4.716 pesos (equivalentes a, aproximadamente, 500 dólares).[30] A partir de agosto de ese mismo año, el salario mínimo se incrementó a $5.588 pesos, sin embargo, el monto de los programas de promoción de cooperativas se mantuvo en el mismo valor, lo que amplió esta brecha.

 

Reflexiones finales

El objetivo de este artículo fue analizar el rol de los programas de promoción de cooperativas en las estrategias de obtención de ingresos de los hogares que viven en barrios populares del Conurbano bonaerense, en particular en el caso del barrio Unamuno del municipio de Lomas de Zamora. Para ello, comparamos dos grupos de hogares, aquellos que cuentan con miembros que participan de los programas y los que no son destinatarios.

Dada la centralidad que tienen las estrategias económicas en la reproducción social, la indagación sobre los modos en que estos hogares generan ingresos contribuye a la caracterización de la economía popular realmente existente, entendida como una matriz singular que combina estrategias de generación de ingresos, de obtención de bienes de uso, de acceso al financiamiento y de ampliación de las redes y capital social de los hogares. Esta matriz se articula con la economía capitalista formal pero su lógica de funcionamiento es específica y se distingue de ella. Por eso, es central la producción de evidencia empírica que permita una caracterización acabada de las actividades, las prácticas y las representaciones que allí se despliegan y sea capaz de captar sus singularidades. Su comprensión requiere también de nuevas herramientas y categorías de análisis.

En cuanto al peso de las nuevas formas de trabajo cooperativas que se vienen promoviendo a través de los programas analizados, mostramos que, si bien estas tienen una presencia importante en el barrio Unamuno, las formas “tradicionales” de trabajo asalariado y por cuenta propia siguen teniendo un rol central en las estrategias de los hogares. Esto se observa tanto en hogares no destinatarios, como en aquellos que cuentan con un miembro cooperativista: la fuente de ingresos mensuales más alta es, en la amplia mayoría, de carácter laboral. Esta evidencia cuestiona la representación social muchas veces difundida por los medios de comunicación dominantes de los sectores populares como aquellos que son vagos y viven de los planes sociales.

Si bien es claro que el trabajo vertebra las estrategias económicas de los hogares por el peso que en ellas tiene, la altísima situación de trabajo no registrado que encontramos en la población de Unamuno explica los bajos ingresos y la desprotección que caracterizan al conjunto de estos hogares. Esto plantea la necesidad de combinar la actividad laboral con otras estrategias de satisfacción de necesidades, en las cuales las transferencias monetarias de la política social del Estado tienen un papel importante como complemento de estos ingresos, pero resultan insuficientes para garantizar condiciones de vida socialmente aceptables. Así, en los hogares con cooperativas, el peso de estas transferencias es mayor y casi en el 20% de los hogares se constituye en la principal fuente de ingresos. El aporte de la Asignación Universal por Hijo es la intervención que adquiere un mayor peso como complemento de los ingresos, especialmente en los hogares no destinatarios de programas de cooperativas.

El relevamiento realizado muestra que la actividad de recupero de residuos tiene una fuerte presencia en las estrategias de generación de ingresos de los hogares del barrio Unamuno: el 11,8% de los integrantes de hogares destinatarios de programas de cooperativas trabajan también en la Cooperativa del Movimiento de Trabajadores Excluidos y el 10,4% de los no destinatarios. Como ya señalamos, esta integración con el recupero de residuos se observa también en otros barrios en los que el trabajo con la basura tiene un peso importante. Este hallazgo abre una nueva línea de indagación para comprender con mayor profundidad los modos en que se vinculan estas intervenciones y cómo contribuyen a la construcción de estas estrategias tanto al nivel de los hogares como en el territorio.

En cuanto al nivel de ingresos, observamos que los hogares que cuentan con integrantes cooperativistas perciben montos menores, aunque cuentan con un piso mínimo que puede articularse con otras estrategias. Esto se vincula con la falta de actualización del valor de las transferencias monetarias del programa, sumado a las dificultades para obtener otras fuentes de ingresos. Otra de las características que podría explicar los más bajos ingresos en los hogares con cooperativistas es la diferencia en la condición de actividad de la población de catorce años o más, que como mostramos, menos de la mitad es activa, un cuarto solo percibe un plan de empleo y el resto se define como inactiva. El mayor peso de las mujeres en estos hogares nos permite plantear la hipótesis de una situación de desigualdad de género en la cual, por su rol en la división sexual del trabajo y las dificultades de inserción laboral, recurren en mayor medida a las transferencias de ingresos de planes sociales. El Programa Ellas Hacen, destinado exclusivamente a mujeres en situación de vulnerabilidad, da cuenta de ello.

El análisis realizado aportó elementos a la caracterización de las estrategias de generación de ingresos en la economía popular y la comprensión del rol de los programas de cooperativas en ellas. Dos hallazgos realizados abren nuevos interrogantes: en primer lugar, la indagación sobre el tipo de hogares, la situación de las mujeres y la relación de esta variable con las estrategias de reproducción. En segundo lugar, los modos de la articulación de las formas de generación de ingresos con los modos de obtención de bienes de uso, de financiamiento y la ampliación de las redes sociales y capital social, en las estrategias de reproducción de hogares que habitan los barrios populares. Dada la importante presencia de la actividad de recupero de residuos y la organización en cooperativas que esta actividad adquiere en Unamuno, queda también por indagar su particular vínculo con las cooperativas de los programas sociales analizados.

 

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Otras fuentes

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[1] Una versión preliminar de este trabajo se presentó en el 3° Congreso de Economía Política, organizado por el CCC y la UNQUI, en Buenos Aires, entre el 3 y 5 de octubre de 2016.

[2] Investigadora del CONICET, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Investigadora del Departamento de Cooperativismo del Centro Cultural de la Cooperación. Correo electrónico: malenahopp@yahoo.com.ar.

[3] El conurbano bonaerense cuenta con 9,9 millones de habitantes (Censo Nacional de Población, INDEC, 2010), el 25% de la población total de la Argentina.

[4] Cabrera (2014).

[5] Un análisis sobre las transformaciones de la política social a partir de la implementación de la Asignación Universal por Hijo se puede ver en Grassi (2012) y Hintze y Costa (2011), entre otros.

[6] Algunos resultados de esta investigación son presentados en los distintos artículos que componen el libro La trama social de la economía popular (2014), coordinado por María Claudia Cabrera y Marcela Vio.

[7] Agradezco a María Claudia Cabrera por el trabajo con las bases de datos y la confección de los gráficos presentados en este artículo.

[8] La unidad de análisis de las estrategias de reproducción no es el individuo aislado, sino el hogar o la unidad doméstica.

[9] “Al nivel de la unidad doméstica [en nuestro caso del hogar], una situación de reproducción ampliada implica un proceso en que, por encima del nivel de reproducción simple, se verifica durante un período prolongado (por ejemplo, una generación), un desarrollo sostenido en la calidad de vida de sus miembros. La noción de reproducción simple no se refiere a mera subsistencia, o reproducción de la vida biológica, sino que denota una calidad de vida biológica y social considerada moralmente como un mínimo social por debajo del cual no debería estar ninguna unidad doméstica perteneciente a la sociedad bajo análisis” (Coraggio, 1999: 136).

[10] Hintze (1987).

[11] Cabrera, op. cit.

[12] Bourdieu (2014).

[13] Coraggio (2004), Icaza y Tiriba (2004).

[14] Carrasco (2003). Las actividades que esta economía popular comprende, y que realizan los trabajadores que se encuentran –o temen quedarse– marginados por el mercado de trabajo formal, están subordinadas directa o indirectamente a la lógica del capital (Coraggio, op. cit.), lo cual impone importantes límites para pensar el desarrollo de unidades laborales que puedan constituirse en una alternativa de economía social. Esta cuestión es central para pensar las posibilidades, límites y desafíos de los programas de promoción de cooperativas de trabajo. Algunas de estas cuestiones han sido abordadas en Hopp (2013) y Hopp y Frega (2015).

[15] La encuesta en el barrio Campos de Unamuno es un estudio por muestreo, con un diseño probabilístico polietápico. El marco muestral fue construido a partir de la identificación y conteo de viviendas mediante imágenes satelitales que fueron luego restituidas en formato dwg y cotejadas e identificadas posteriormente en el terreno. En la primera etapa de muestreo se delimitaron tres estratos y se seleccionaron las unidades primarias de muestreo (UPM) según probabilidades proporcionales al tamaño (PPT). En la siguiente etapa se seleccionaron viviendas a partir del método de selección sistemática al azar, y se relevaron luego todos los hogares e individuos residentes en cada vivienda seleccionada. El tamaño de la muestra se determinó de forma tal para obtener estimaciones de variables categóricas referidas a viviendas y a hogares con un margen de error no mayor a cinco puntos porcentuales y con un nivel de confianza de 95%. Las estimaciones de variables categóricas referidas a individuos poseen un margen de error menor para el mismo nivel de confianza establecido (Cabrera et al., Informe Barrio Unamuno, 2015).

[16] ANSES (2015).

[17] En 2011 se creó la Asignación por Embarazo para Protección Social destinada a mujeres embarazadas en las mismas condiciones de acceso a la Asignación Universal y, en abril de 2016, se extendió el acceso a las asignaciones familiares para trabajadores en relación de dependencia a los monotributistas. Se trata de una medida tendiente a la universalización de las asignaciones familiares. En junio de 2016, la ANSES anunció que a partir de esta modificación se incorporaron casi 220.000 hijos de monotributistas al sistema de asignaciones familiares. http://noticias.anses.gob.ar/noticia/mas-de-un-millon-de-ninos-se-sumaro..., última fecha de acceso: 3 de octubre de 2017.

[18] ANSES, op. cit.

[19] MDS (2015)

[20] MINPLAN (2010). http://www.enohsa.gov.ar/reglamentos/AGUA_MAS_TRABAJO.pdf, última fecha de acceso: 3 de octubre de 2017.

[21] MDS (2013). De acuerdo a la información que provee la Memoria del Estado de la Nación publicada por la Jefatura de Gabinete de la Presidencia de la Nación, la creación de Ellas Hacen “es una respuesta a las necesidades de las mujeres que atraviesan una situación de mayor vulnerabilidad, garantizándoles el derecho a la integración a través del trabajo asociado en cooperativas, a la capacitación en oficios y la terminalidad de sus estudios primarios y secundarios. El impacto del programa es triplemente positivo: crea nuevos puestos de trabajo genuino, promueve el desarrollo de las personas y sus familias y mejora la calidad de vida en los espacios comunitarios”.

[22] Para este mismo año el INAES informa que existen 24.483 cooperativas de trabajo registradas. Cabe señalar que las cooperativas del Programa Argentina Trabaja representan el 31,78% de las cooperativas de trabajo registradas. En 2017, la cantidad de cooperativas asciende a casi 34.000, con la participación de 20.000 cooperativas de programas sociales (Collomb, entrevista en La Nación TV, 2017).

[23] MDS, op. cit.

[24] Este apartado se realizó en base a la información presentada en el Informe Barrio Unamuno (Cabrera et al., Informe Unamuno, 2015).

[25] Es preciso profundizar en la composición y tipo de hogar y el sexo de los titulares de los programas de cooperativas y otros apoyos estatales.

[26] Batthyány (2007), Pautassi (2007), Rodríguez Enríquez (2007), Comas (2000) y Cabrera y Hopp (2012).

[27] Portes (1995).

[28] Hopp, op. cit.

[29] Vio (2014), Hopp y Frega (2014).

[30] La equivalencia es aproximada según el valor del tipo de cambio del dólar oficial que en julio de 2015 era aproximadamente $9,20 pesos. En ese momento existían en Argentina restricciones para la obtención de moneda extranjera y funcionaba un mercado de cambio informal que operaba con un valor del dólar mayor.