Revista Idelcoop, nº 217, noviembre 2015. ISSN 0327-1919 / Sección Reflexiones y Debates
Instituto de la Cooperación. Fundación de Educación, Investigación y Asistencia Técnica- IDELCOOP
El problema de los recursos en la autogestión argentina en los tiempos de la Ecología
Por Leandro Rubertone y Bernardo Sampaolesi [1]
ARTÍCULO ARBITRADO:
Fecha de recepción:26/08/15
Fecha de aprobación: 14/09/15
Introducción
El objetivo de este estudio es tomar experiencias heterogéneas entre sí, con la idea de poder comparar distintos enfoques y situaciones sociales, dadas por una misma problemática global, que consideramos socio-ambiental. Las experiencias analizadas son dos; por un lado, una serie de cooperativas vinculadas con ACUMAR; por otra parte, la cooperativa papelera industrial de La Plata ex San Jorge.
El problema ambiental es conocido. Sin embargo, esta problemática tiene múltiples aristas, no sólo en la Argentina, sino en el mundo. Basta considerar los aspectos del consumo, la basura, la contaminación del agua y del aire; las deformaciones y enfermedades que surgen como resultado de esa misma contaminación; la posibilidad del derretimiento de los polos; el agotamiento de recursos finitos, entre ellos el agua y los combustibles fósiles, etc. Dada esta diversidad de aristas frente a una misma problemática, pensamos necesario reducir los aspectos ambientales a considerar, tomando fundamentalmente la cuestión del consumo y su contracara, los desechos. Por supuesto, eventualmente se tocan la cuestión de la producción y los repartos económicos (la distribución de rentas), pero consideramos necesario establecer un eje frente a la multiplicidad ya mencionada.
Además, de manera directamente relacionada, se encuentra por supuesto la cuestión económica, es decir, en primer lugar la cantidad de recursos que se pueden extraer y producir, recursos que se obtienen en su gran mayoría transformando al medio ambiente, y luego, el problema fundamental de la repartición y asignación a distintos sectores sociales de esos recursos. Es decir, la lucha de clases.
Tenemos entonces una serie de tres elementos que consideramos fundamentales, y que se entrelazan entre sí en el cooperativismo: el problema de la producción, la repartición y el cuidado ambiental. En este sentido, es muy distinto si una empresa cooperativa es de producción industrial, de producción artesanal o de servicios. Inquiriendo, por lo tanto, en mayores o menores contradicciones entre cada uno de estos apartados según su naturaleza.
Por ejemplo, en el caso de las cooperativas de ACUMAR, su función básica es la limpieza de los márgenes del Riachuelo. Por lo tanto, la obtención de ingresos y el cuidado, o al menos la mejora parcial del ambiente, se encuentran directamente vinculados. La problemática se centra en otros aspectos, es decir, la cuestión de la discontinuidad en el trabajo, la cantidad de dinero percibido, la repartición de estos beneficios, por pocos que sean, etc. Por otra parte, en el caso de la papelera industrial de La Plata, el problema es distinto, ya que la propia producción de cualquier papelera es contaminante y necesita expulsar sus efluvios en una fuente de agua que tenga corriente, generalmente un río. Así, el tema ambiental, cuando visitamos la cooperativa papelera industrial de La Plata, no era tanto cómo limpiar el río, sino cómo disminuir o reducir al mínimo los deshechos que se lanzaban en este, incluyendo en este problema los costos económicos que tenía la cooperativa, la repercusión sobre los retiros, o bien, la necesidad de conseguir un préstamo para poder encarar la obra.
LA EXPERIENCIA DE LAS ORGANIZACIONES DE ACUMAR
Esta experiencia se basa en una serie de organizaciones cooperativas que trabajan limpiando los márgenes del Riachuelo, en la Villa 21, cerca de las calles Osvaldo Cruz y Luna. En una serie de entrevistas a los integrantes de varias cooperativas que pertenecen a la organización ACUMAR nos explicaron su visión de la situación.[2]
Imagen 1
Fuente: Google Maps. Los propios cooperativistas tienen algunas imágenes ampliadas pegadas en paredes para poder organizar su propio trabajo; la vista satelital permite con facilidad dividirse zonas, entre otros beneficios.
Imagen 2
En la imagen 1, podemos ver la localización general de esa parte del Riachuelo que es trabajada por las cooperativas entrevistadas, y en la imagen 2, podemos apreciar el detalle. Si la observamos con detenimiento, podemos ver que, entre el Riachuelo y el barrio, existe una vieja vía de tren abandonada que se interna y pasa cerca de buena parte de las casas de la zona.
A nivel teórico, nos atraía este caso específico debido a la proximidad con el Riachuelo, y fundamentalmente debido al trabajo que realizan las cooperativas en la limpieza de los márgenes del río. Tuvimos una serie de visitas (que todavía están en curso) a las cooperativas, y en las cuales desarrollamos una serie de entrevistas. En cuanto a las cooperativas de la Villa 21, pusimos nombres de fantasía porque por ahora no quieren aparecer con sus identificaciones correspondientes. En las entrevistas trabajadas hasta el momento, se habló con los actores principalmente de sus problemáticas y de cómo situaban la cuestión ambiental con respecto a sus necesidades económicas. Como se mencionó en la introducción, para las personas de la Villa que viven al lado del Riachuelo, la limpieza de la basura industrial aparece, por un lado, como una fuente de trabajo, pero por el otro, consideran que son trabajos que el Estado "puede" e incluso a veces "debe" darles, en el sentido de que se espera una ayuda (que según sus propias palabras, a veces no viene, ya que las fuerzas políticas "les sueltan la mano"). De todas formas, los cooperativistas no sienten que dependan de estos trabajos, sino que consideran que tienen otros recursos:
"A nosotros no se nos cae nada si nos quedamos sin trabajo, agarramos el carrito y salimos a cartonear; seguimos en la lucha. Ahora estamos trabajando en el Riachuelo sin convenio, porque este año hubo algo... Ciudad no nos quiere al costado del Riachuelo, ni en ningún otro lado. Nos tendió una mano ACUMAR, que es de Nación, y nos dijo ‘vengan que vamos a trabajar’". (Cacho, presidente de una de las cooperativas federadas en ACUMAR).
Las cooperativas sentían, en el momento de compartir nuestras entrevistas, que las distintas fuerzas políticas les "soltaban la mano" lo que se contradecía con lo mencionado anteriormente (que Nación les ofrecía trabajo).
La figura legal de la cooperativa es vista como una posible herramienta de trabajo, para realizar distintas tareas; originalmente, las cooperativas estaban consideradas para hacer trabajos urbanísticos y fundamentalmente de construcción. Pero, más tarde surgió un fallo inédito que iba a cambiar el trabajo de estas cooperativas:
El 20 de junio de 2006, en una medida sin precedentes, la Corte Suprema de Justicia de la Argentina intimó al Estado nacional, a la Provincia de Buenos Aires y al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que, en un plazo de 30 días, presentaran un plan integrado de saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo y un estudio de impacto ambiental sobre la actividad que desarrollan las empresas más contaminantes en el territorio.[3]
La inclusión del poder judicial, incorporando la temática al debate público, dio un giro a la cuestión del Riachuelo, y finalmente, al lugar de las cooperativas:
"El juez dijo que era urgencia limpiar los márgenes del Riachuelo, y sabían que las cooperativas podían funcionar al respecto". (Cacho)
Luego de este cambio, las cooperativas empezaron a tener como prioridad la limpieza de los márgenes del Riachuelo, y se estableció un turno para realizar este trabajo (a la mañana). Hoy en día, las cooperativas se encuentran, según sus propios integrantes, bien capacitadas y dispuestas. Uno de los reclamos que tienen es que necesitan otro turno de limpieza, para el cual dicen estar más que preparadas:
"Las cooperativas tienen un arquitecto, tienen camión, las herramientas que necesiten tenemos". (Cacho)
Cabe destacar que, si bien las cooperativas son entidades jurídicamente distintas y funcionan en principio de manera separada, en la práctica muchos de sus integrantes se juntan a tomar mate, todos se conocen y también intentan ayudarse mutuamente.
"Se trata de repartir el trabajo más o menos equitativamente para todos". (Cacho)
Además de esta solidaridad intra-cooperativas, también existe una solidaridad con el barrio, ya que las cooperativas se encargan de la recolección de los residuos y, en cierta forma, de un tipo de educación para acompañar a los vecinos en la adecuada organización de los residuos. Un problema bastante importante a este respecto es que las personas del barrio muchas veces dejan la basura en una bolsa en el piso, lo cual atrae a los muchísimos perros callejeros que están dando vueltas por el lugar. Muchos de ellos destruyen las bolsas y dejan la basura en las calles, aumentando los riesgos de salud de la población. En ese sentido, las cooperativas realizan un trabajo importante de concientización, y uno aún más importante de recolección.
"Además las cooperativas hacen la recolección de residuos domiciliaria, para que esa basura no vaya a parar al Riachuelo. No es la solución igual, te digo, porque siempre la gente igual tira parte de la basura al Riachuelo, o la trae el mismo río [de lo que está en el fondo o que viene de otras partes], ahora está limpito, pero a la tarde creció y bajó, y está otra vez la basura". (Cacho)
Imagen 3
Cuenca del Riachuelo en la Villa 21. Lugar donde trabajan las cooperativas de La Acumar.
Imagen 4
Consultados sobre la cuestión ambiental, los cooperativistas consideraron que la situación había mejorado sensiblemente. Ante la pregunta de si percibían un cambio. Cacho dice que "cambió mucho; me di cuenta de que el agua cambió el color, antes estaba negra azabache mal, y ahora está marroncita". Además, también consideraron que las plantas, que antes se encontraban de color marrón, ahora están verdes. Pudimos comprobar con nuestros propios ojos que las plantas y el pasto cercanos al Riachuelo tienen un color verde bastante fuerte que, por lo que cuentan los cooperativistas, contrasta sensiblemente con el aspecto que tenían esas plantas hace cuatro años.
Como conclusión provisional, podemos decir que para los integrantes de las cooperativas en su mayoría, la cuestión ambiental se encuentra supeditada a la cuestión económica. Por otro lado, ellos reconocen y aprecian el cambio que han logrado llevar a cabo, aunque creen que están lejos de poder realizar un avance significativo mientras se mantenga la contaminación general del río. En ese sentido, la limpieza de los márgenes del Riachuelo es un paliativo para el problema general de la contaminación de la zona, pero de ninguna manera una solución de fondo.
EL CASO DE LA EMPRESA RECUPERADA COOPERATIVA INDUSTRIAL DE LA PLATA
Contexto macroeconómico
Como ya se vio, existen razones estructurales en lo económico que afectan al sector autogestivo, y que sirven para explicar específicamente el caso que aquí estudiamos, por ser aquel, parte de la industria mercadointernista que se ha desarrollado a lo largo de los últimos quince años en la Argentina.
Como bien expresan Schorr, Gaggero y Wainer:
El abandono de la convertibilidad implicó cambios a nivel macroeconómico que tuvieron un impacto positivo en el desempeño de los sectores ligados al mercado interno, pero paralelamente se profundizaron las modalidades de participación del país en una economía crecientemente internacionalizada. Ello impone límites objetivos a la capacidad de viabilizar y sostener un planteo redistributivo, máxime en un escenario en el que la ausencia de cambio estructural en el perfil de especialización e inserción internacional se articuló con un recrudecimiento de las tendencias a la concentración y centralización del capital. (…) en ese marco, ni el resurgimiento en los elencos gubernamentales de discursos favorables a un ¨capitalismo nacional¨, ni el renovado protagonismo de firmas de capital local (privadas y estatales), supuestamente interesadas en desarrollar el mercado interno, han logrado revertir durante la posconvertibilidad el proceso de extranjerización. Esto es así a tal punto que en la actualidad las corporaciones transnacionales dan cuenta de más del 50% de las ventas totales de la elite empresaria local (porcentaje que es mucho más elevado si se computara la participación foránea en las asociaciones).[4]
Si hacemos foco en la cctividad industrial del período 2007-2011, podemos observar que el sector del papel y productos de papel, dentro del cual se encuentra el caso de la cooperativa que aquí trataremos, muestra un marcado declive que ha ido aumentando año tras año, al igual que casi toda la industria nacional, salvo cuatro áreas, dos de las cuales se desarrollaron exponencialmente durante los peores años de desindustrialización –la dictadura militar y la década del noventa–, a través de los favores del Estado Nacional hacia dos grandes empresas –Arcor y Techint–.
La industria nacional toda se ha reconstruido a lo largo de estos últimos quince años en un escenario complejo y no siempre favorable, dada la marcada influencia de los capitales más poderosos que ya se encontraban protagonizando la plana principal de la economía nacional desde la época de la convertibilidad.
La historia de la Papelera San Jorge
La Cooperativa se inició en septiembre de 2001, luego del quiebre de Papelera San Jorge, la cual había funcionado durante 40 años. En el contexto de crisis estructural del país, los trabajadores recuperaron la planta para evitar su vaciamiento. El día 3 de abril de ese año, Día del Papelero, se presentó la quiebra. Y entre abril y septiembre, se llevó adelante un plan de lucha, guardias y resistencia. La desinversión y el abandono habían generado la destrucción de las maquinarias.La historia de la ex Papelera San Jorge
Durante los primeros siete meses, los trabajadores que se quedaron en la fábrica no pudieron llevarse retiros, lo producido fue reinvertido para poder lograr volver a poner a la empresa en marcha y para restablecer la confianza de los clientes. Luego de haber sido la fuente principal de ingreso de más de cien familias, para esta fecha la cantidad de trabajadores no excedía a las dos docenas. Durante aquellos días, recibieron ayuda de variadas cooperativas, así como de otros comercios de la zona, que hasta ayudaron con comida para que los trabajadores pudieran llevar adelante sus labores y sacar de la crisis a la empresa. Asimismo, ayudados por la asesoría de la Federación de Cooperativas de Trabajo –FECOOTRA–, también de La Plata, lograron los argumentos legales para poder continuar en funcionamiento. Y recién en 2003 pusieron la máquina para cartón en forma, de manera completa, como se encuentra hoy.
En la actualidad, los asociados de la papelera son 56. Luego del proceso de reconstrucción de la fábrica tienen dos máquinas en funcionamiento: una para papel higiénico y otra para papel para cajas (a esa producción se dedica la empresa). La máquina nueva –reparada– para cartón produce veinte toneladas por día (papel de 60grs a razón de 1200 kg. por hora), corrugado, micro-corrugado, cajas. Y la organización del trabajo cuenta hoy con un doble turno de doce horas, cuando antes, cuando los trabajadores llegaban a cien, constaba de tres turnos de ocho horas cada uno. Dentro de esta estructura laboral no hay contratados, todos son asociados; salvo los pasantes, que quedan o no, luego de tres meses de prueba.
Imagen 5
Papelera Industrial de La Plata, ex San Jorge. Maquinarias principales para producir papel.
La relación con la comunidad
Como se observa a la hora de revisar la historia de la papelera recuperada, gran parte de su actualidad y, por qué no, un porcentaje interesante de las razones por las cuales se encuentra en funcionamiento, tiene que ver con la relación con la comunidad que la rodea.
Según puede desprenderse de los relatos de quienes tienen mayor antigüedad, durante la primera etapa se formó la conciencia de trabajo colectiva en la lucha que se libró para la mantención de las fuentes de trabajo, y para esto resultó fundamental el aporte material y espiritual de la comunidad platense, lo cual intenta mantenerse hoy en día, que la papelera se encuentra relativamente consolidada. Por otra parte, debe destacarse la apertura al barrio, en la inundación de La Plata durante 2013, que habilitó la construcción de un centro médico dentro de la propia planta, para poder dar atención a los afectados de la zona. Al mismo tiempo, los trabajadores también destacan la fuerte relación con la Universidad de La Plata, con la cual se han dado diversas relaciones de estudio de la experiencia.
La conciencia de propiedad colectiva
Al igual que en otros casos similares, según Roberto, el tesorero, al interior de la papelera existen diferencias generacionales respecto de la valuación política de la experiencia, respecto de los asociados que vinieron después, aun cuando hoy en día la propiedad de la empresa pertenece a la cooperativa, y quien renuncia recibe reintegro del capital correspondiente.
"Las nuevas generaciones no vivieron los momentos duros de formación, quizás muchas veces lo ven igual a trabajar en una empresa privada. La conciencia de propiedad colectiva no se da de igual manera entre los que forman parte del proceso desde 2001" (Roberto, tesorero de la papelera recuperada)
A Fernando le tocó vivir, según explica, el proceso mediante el cual “unos pocos trabajadores de la fábrica debieron aprender a desarrollar nuevas tareas que no conocían”, pero que la coyuntura les implicaba conocer. Al mismo tiempo, Fernando, síndico, realiza una marcada crítica “a la caída industrial del país, y el cierre de escuelas técnicas [el cual dio como resultado] la falta de material humano capaz de trabajar”. Esto se observa en la carencia de personal preparado para funcionar, como herencia histórica del desguace industrial. “Los micro-emprendimientos no tienen la capacidad de capacitar”, dice. Los trabajadores remarcan que la problemática del desarrollo industrial excede el hecho de la iniciativa política, ya que hace falta un desarrollo cultural que permita la existencia de un capital humano que permita a los proyectos desarrollarse.
A su vez, y en consonancia con lo marcado en el inicio de este texto respecto de la complejidad de desarrollo y crecimiento de la industria nacional en general y de la autogestiva en particular, los entrevistados denuncian la complejidad para la obtención de créditos demandados al Estado, para poder trabajar dentro de la Ley (Fernando, síndico de la papelera recuperada).
Al revisar la experiencia actual de la papelera, y al igual que en tantos otros casos, Aquí debe considerarse la conciencia social imperante en la época actual, que impone un modelo ligado al descrédito hacia lo político, lo cual decididamente influye en los nuevos asociados a este tipo de experiencias, quienes no terminan de sentirse parte de un proceso de naturaleza diferente al de la empresa privada tradicional de la cual se es meramente un empleado. Esto puede pensarse según la óptica de Canclini, a partir de la representación imperante en las sociedades neoliberales; el autor indica que el sujeto de la actualidad tiende a verse reflejado antes en el mercado que en la política. Aquel sujeto de clase, de la década de los sesenta y setenta, referenciado en los grandes relatos emancipatorios, identificado en la categoría de Pueblo, dejaría su lugar a un individuo que es parte de la Sociedad Civil, con una identidad desterritorializada en la que se integran distintos circuitos transnacionales y regionales producto del aumento exponencial del peso del gran capital privado en el capitalismo mundial y en la nueva cultura globalizada. Según el autor, para esta nueva identidad, el Estado y la lucha política no tienen la significación que tuvieron en las generaciones anteriores.[5] Así es que los intentos de aprendizaje de múltiples tareas, cosa que se lleva adelante en la papelera –según nos explican los entrevistados–, o las asambleas, pueden terminar siendo vistas como un peso inútil que quita horas de ocio, antes que como el empoderamiento político del sujeto trabajador.
Pero de igual manera, así como la conciencia de época tiene su peso, también debe destacarse el hecho de que el plano macroeconómico muestra un papel fundamental en este fenómeno, debido a que no otorga una plataforma material que permita el despegue definitivo de este tipo de experiencias, marcando un techo demasiado bajo para emprendimientos que, de ser incentivados de una forma más clara y organizada, podrían materializar un potencial que se sospecha, pero que aún está latente. Y aquí no se está señalando únicamente el techo económico del que se hablaba en un inicio respecto de la industria nacional y el capital concentrado que acumula para sí la gran masa de producción de valor del país, también se intenta subrayar que Es decir, en la historia de esta papelera puede verse, no únicamente el derrotero de una fábrica nacional, sino la acción colectiva de una comunidad en lucha por habilitar una organización autogestiva. Organización autogestiva que si bien ha mejorado, no ha logrado desarrollar todas sus posibilidades económicas debido a un contexto que aun no es lo suficientemente favorable y que le impide competir con quienes tienen un poder y un capital astronómicamente superior, que ayuda a la generación de esta conciencia social adversa a las lógicas autogestivas.
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Papelera Industrial de La Plata, ex San Jorge. Maquinarias principales para producir papel.
ECOLOGÍA
Además de la mencionada problemática respecto de la contradicción capital-trabajo y el consecuente desarrollo de la conciencia que se da en la misma, la Papelera Industrial de la Plata es atravesada por la problemática ecológica, que implica la contradicción entre recursos finitos, frente a la infinita pretensión de productividad, y con ella también se da la posibilidad de construcción de una nueva conciencia.
Como dijimos, existe un círculo vicioso donde el lugar del Estado en relación con el capital extranjero es clave: el país tercermundista sin capacidad competitiva incorpora capitales extranjeros extractivistas por una supuesta necesidad económica. Estos, a su vez, atentan contra el desarrollo de las industrias mercadointernistas locales debido a su posición hegemónica y del manejo de la gran masa de divisas dentro de la economía de estos países. Esta influencia y poder de veto del capital extranjero concentrado es el que construye ese techo que impide cualquier desarrollo del país tercermundista propietario de los recursos naturales extraídos. Al repetirse el círculo, la correlación de fuerzas muestra un empoderamiento cada vez mayor a favor del capital concentrado extranjero y un escenario donde la variable de ajuste siempre es el mercado interno del país del tercer mundo, quien otorga el valor.
Como hemos dicho en otras oportunidades[6] al tomar las lecturas de Alier respecto del ecologismo de los pobres,[7] en este juego el desequilibrio a nivel macro entre grandes potencias desarrolladas y países subdesarrollados también es inequitativo respecto de la distribución de los costos ecológicos. En este contexto, es lógico que primeramente se plantee, dentro de los países productivamente dependientes de los capitales concentrados extranjeros, la recuperación de la soberanía de los recursos naturales y el desarrollo industrial propio, antes que el cuestionamiento al paradigma industrial que prescinde de la consideración de los costos medioambientales del mismo. Aun cuando estos países son los que paguen las consecuencias en mayor medida.
Así, Los capitales concentrados actúan sin patria y sin jamás perseguir otra cosa que el rédito; el país del cual se extraen los recursos que producen valor debe hacerse cargo de los desastres ambientales que recaen sobre sus poblaciones como si hubiesen obtenido un rédito que nunca llega.
Entonces quienes, preocupados por esta situación, la denuncian, lo primero que discuten es el sujeto que se apropia de los recursos dejando en segundo plano el costo medioambiental y social que acarrea, como si al cambiar el apropiador de la extracción los costos medioambientales fueran a desaparecer. Así, el problema de la infinita pretensión de explotación en relación a los recursos finitos no aparece tanto en países del tercermundo, porque nunca fueron los apropiadores del valor producido, ni del producto de su suelo, ni de ningún otro. Sus recursos aún no se han acabado, y todavía siguen siendo gran parte de las explicaciones de las inversiones que reciben todos los gobiernos de los países tercermundistas. Han sido antes servidores de las condiciones óptimas de los explotadores. Así es que se pretende primeramente encontrarse en una situación de igualdad soberana en la organización productiva antes que suprimir los costos que ella genera. El punto yace en que el problema político que plantea la ecología no es únicamente que los recursos sean finitos y esta forma de civilización pueda eventualmente peligrar, sino que el camino que ella desanda es ya lo bastante grave aun cuando los así llamados recursos no se acaben, debido específicamente a las consecuencias de la extracción de esos recursos, por ejemplo, que son pagadas por las poblaciones que deben asumir los costos ambientales o simplemente migrar hacia otros lugares, o las consecuencias de la acumulación de residuos que este tipo de civilización genera en todo el mundo capitalista, situaciones ambas que no recaen directamente sobre los grupos más pudientes (ni los más pudientes de los países más desarrollados, ni los más pudientes de los menos), sino que recaen normalmente sobre las zonas más humildes de los países más humildes.
Sin embargo, y a pesar de que es un tópico no muy planteado en los países menos desarrollados, en algunos casos puntuales podemos advertir la aparición, probablemente inesperada, de la problemática ecológica; y la Papelera Industrial de La Plata es uno de ellos. Dicho lo anterior, vale la sospecha acerca del porqué de la aparición de la problemática ecológica en una empresa recuperada que tantas dificultades conlleva mantener de pie. Y la respuesta no es clara ni obvia, ya que lo único que se desprende de las voces al interior de la empresa está relacionado con la sospecha de materialización de ciertas relaciones de poder en donde el más débil debe cumplir con la ley de una forma más rigurosa que el más fuerte.
Para entender más claramente la situación, debe decirse que la problemática ecológica no aparece en la papelera platense a partir de una inquietud de sus asociados, sino antes debido a una presión gubernamental. Fernando, tesorero de la empresa, nos comentaba la sorpresa que esto les causó dado que la exigencia de no contaminar la cuenca del Río de la Plata, a donde dan los desechos de la papelera, no parece tan rigurosa ni preocupante cuando se trata de otras empresas, capitalistas hechas y derechas, industrias químicas o frigoríficos, las cuales realizan una contaminación sensiblemente superior y que no parecen sufrir exigencias similares.
En lo concreto, la problemática está relacionada con los afluentes al Río de La Plata, dado que los residuos que tiran las papeleras son contaminantes, específicamente la fibra del papel, aunque en la papelera nos indiquen que los de ellos no son altamente contaminantes.
"Nosotros, lo que estamos tirando al arroyo , no es en si muy contaminante, es agua y papel; es fibra de papel, materia orgánica. Pero sabemos que tampoco es lo correcto, y la planta de afluente te ayudaría a reutilizar el material (...) El arroyo es una cloaca a cielo abierto que perjudica a toda la comunidad que vive en la cuenca. El resto de las empresas de la comunidad también deberían hacer lo propio, dejar de contaminar". (Fernando, síndico de la papelera recuperada)
A partir de un interés del BID, se habilitó la posibilidad de contar con un crédito que permitiría reconstruir una planta repotabilizadora –“El Afluente”–, que permitiría, además de bajar la contaminación sobre el río, reutilizar el agua que actualmente se tira y los propios residuos. Esta suposición también abriría la posibilidad, al mismo tiempo, de un mejoramiento de la producción en gran magnitud. Según comenta Fernando, de lograrse poner en funcionamiento la planta repotabilizadora, toda la producción debería ser reorganizada y el trabajo terminaría aumentando de manera exponencial hasta el punto de verse obligada la empresa a incorporar nuevos asociados para hacer frente a las tareas que el proyecto demanda.[8]
Las dificultades en este sentido eran múltiples, ya que el mencionado crédito iba a representar únicamente alrededor del 40% del costo de puesta en marcha de la planta; el resto de los cargos que demandaba la legislación debían ser costeados por un aumento en la productividad de la empresa recuperada, según lo explicado por el tesorero y síndico de la papelera platense. Dice Fernando al hablar de las dificultades burocráticas que les representa el cumplimiento de las normativas vigentes: “La política no te está ayudando, por un lado te dice que sí, y por otro te dice que no” (Fernando, síndico de la Papelera Recuperada).
Imagen 7
Arroyo que es contaminado por la Papelera Industrial.
CONCLUSIONES
Las resultantes de la aparición de la variable ecológica pueden pensarse en dos planos distintos que, de igual forma, se relacionan entre sí. Uno de ellos es el relacionado a la conciencia del problema, y el segundo, es el económico. En el aspecto de generación de conciencia sabemos que la aparición de la problemática ecológica no fue deseada por parte de los entrevistados en esta investigación; en línea con lo que presuponíamos, la preocupación primordial de los asociados es la subsistencia de la empresa como fuente de trabajo, la productividad y la posibilidad de ser competitivos.
Sin embargo, aparecida la problemática y al verse obligados a afrontarla, los asociados de la papelera debieron hacerse de un conocimiento con el que no contaban respecto del tema, así como de sus consecuencias. Al menos en los pronunciamientos relevados por esta investigación, se observa una cierta modificación en la reflexión de la problemática, el acuerdo con la necesidad de disminución de la contaminación de la cuenca del Río de La Plata, por una parte, y la aceptación de la necesidad de pensar el problema medioambiental en general, por la otra.
En el plano económico, más allá de que su aparición puede ser vista como negativa en un inicio, a posteriori puede repercutir en un rédito, como es el del reciclado y reutilización de los desechos de la producción. Esto probablemente pueda haber ayudado a generar una visión positiva respecto del planteo posterior de la problemática medioambiental, aunque en un inicio haya sido lo opuesto.
Por último resta una pequeña reflexión relacionada con el comentario citado respecto de la política. Como vemos en la declaración del tesorero de la papelera, las difusas señales de la política estatal en lo estructural muestran fallas de planeamiento y coherencia que dificultan el desarrollo de las empresas locales, especialmente las pequeñas como esta; todo lo cual alienta la generación de una incertidumbre en la que lógicamente termina primando la mera búsqueda de supervivencia, lo cual constriñe a las cooperativas a las reglas del mercado capitalista, y que por lo tanto, dificulta el pleno desarrollo de los principios cooperativos.
BIBLIOGRAFÍA
Azpiazu, Daniel; Manzanelli, Pablo; Schorr, Martín: “Concentración y extranjerización. La Argetina en la Posconvertibilidad”, Proyecto PICT 2008-0406, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, 2011.
Gaggero, Alejandro; Schorr, Martín; Wainer, Alejandro, Restricción eterna. El poder económico durante el kirchnerismo. Buenos Aires: Futuro Anterior Ediciones, 2014.
García Canclini, Néstor, Consumidores y Ciudadanos, publicación electrónica en https://antroporecursos.files.wordpress.com/2009/03/garcia-canclini-n-1995-consumidores-y-ciudadanos.pdf, 1995.
Martinez-Alier, Joan, “Los conflictos ecológico-distributivos y los indicadores de sustentabilidad”, en Revista Iberoamericana de Economía Ecológica, en http://www.redibec.org/archivos/revista/articulo7.pdf, 2004.
Rubertone, Leandro; Sampaolesi, Bernardo, “Ecología y Autogestión”, en Revista Idelcoop, N° 212, 2014.
NOTAS
[1] Investigadores del Departamento de Cooperativismo del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”. Correos electrónicos: leandro.rubertone@gmail.com; bernardosampaolesi@gmail.com.
[2] Ambos profesionales nos encontramos escribiendo dos textos vinculados con esta experiencia, así como con la experiencia de la papelera, en donde estamos fusionando los datos recabados, los conceptos teóricos trabajados el año pasado y en fechas anteriores, así como nuevas consideraciones sobre el material teórico a partir de las experiencias concretas visitadas. Aunque ese material todavía está en preparación.
[3] Merlinsky et al. (2014), 89.
[4] Gaggero; Schorr; Wainer (2015), 149-150.
[8] En el momento en el que se hicieron las entrevistas que aquí se citan, el proyecto había sido aprobado, aunque no así el crédito, que la empresa recuperada en aquel momento no había recibido todavía.