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EXPERIENCIAS Y PRÁCTICAS
Contadores cooperatives al servicio de las organizaciones sociales. Entrevista a Julia Scocco y Guillermo Rigoni del Estudio Contable Cooperativo
Número 242 / Año 2024 / Por Fajn, Gabriel
El Estudio Contable Cooperativo de Rosario es una de las primeras experiencias de una cooperativa de profesionales, en este caso contadores y contadoras, que trabajan exclusivamente con organizaciones civiles y de la economía social y solidaria. En la entrevista a les asociades Julia Scocco y Guillermo Rigoni se realiza un recorrido por la historia y desafíos de esta empresa social.
Co-operative accountants at the service of social organizations. Interview with Julia Scocco and Guillermo Rigoni of Estudio Contable Cooperativo. Estudio Contable Cooperativo de Rosario is one of the first experiences in the creation of a co-operative of professionals, in this case accountants, who work exclusively with civil organizations and the social and solidarity economy. In the interview to the associates Julia Scocco and Guillermo Rigoni, we take a look at the history and challenges of this social enterprise.
Contadores cooperativos a serviço das organizações sociais. Entrevista à Julia Scocco e ao Guillermo Rigoni do Estudo de Contabilidade Cooperativo. O Estudo de Contabilidade Cooperativo da Rosário é uma das primeiras experiências na conformação de uma cooperativa de profissionais, no caso contadores, que trabalham, em exclusividade, com organizações civis e da economia social e solidária. Na entrevista com os associados Julia Scocco e o Guillermo Rigoni se realizou um percurso pela história e desafios dessa empresa social.

Revista Idelcoop nº 242 - Marzo 2024 - ISSN Electrónico 2451-5418 /  Sección Experiencias y prácticas

Idelcoop Fundación de Educación Cooperativa

 

Contadores cooperatives al servicio de las organizaciones sociales

Entrevista[1] a Julia Scocco y Guillermo Rigoni del Estudio Contable Cooperativo

 

Gabriel Fajn[2]

Introducción

 

Julia Scocco y Guillermo Rigoni son contadores/as integrantes del Estudio Contable Cooperativo (ECC), un grupo de profesionales asociades cooperativamente que atiende especialmente a las entidades de este sector. Gabriel Fajn les entrevistó para conocer acerca de su experiencia como cooperativa de trabajo de profesionales que trabaja con organizaciones de la economía social y solidaria.

 

Respecto de los inicios, Julia Scocco (J.S) comenta:

 

La cooperativa surgió en el 2013, en Rosario, como una inquietud de cuatro compañeros. Hoy en día en la cooperativa están dos de esas personas. Surge porque ellos habían tenido algunas experiencias en organizaciones sociales y, también, hay una cátedra, una materia en nuestra Facultad, de Entidades de la Economía Social, en la que se habían conocido. Lo que veían era la falta de profesionales con experiencia o especializados en lo que son las organizaciones, más que nada asociaciones civiles en ese momento. Y ahí se plantearon la posibilidad de empezar a trabajar en forma cooperativa y dedicarse a este tipo de instituciones.  

 

Su compañero, Guillermo Riggoni (GR) agrega que:

 

Con algunas organizaciones ellos ya venían con cierto recorrido previo. Luego de esos cuatro compañeros y compañeras iniciales se fueron dos y se sumó una compañera, quedaron tres compañeros trabajando, los cuales aún forman parte de la cooperativa, dos de ellos son los socios fundadores.

El ECC tiene una especie de primer quiebre en el 2017/2018 cuando ya llegó a tener una cantidad de organizaciones con las que se trabajaba, que permitían pasar a considerarlo un trabajo con otra dimensión. Que permitía remunerar mejor el trabajo en sí mismo.

En aquel momento, se empezó a crecer como espacio, en cantidad de integrantes. Particularmente yo me sumo en el 2018, Juli en 2019 y, actualmente, somos diez.

La constitución formal se da en el año 2020 pero se trabajó cooperativamente desde el inicio. A nosotros siempre nos gusta decir que una matrícula, una personería jurídica de INAES no te vuelve cooperativista. Si la tenés, podés no trabajar cooperativamente, no es una garantía de cooperativismo en sí. Así que durante 7 años casi, se trabajó sin personería jurídica y en plena pandemia aprovechamos que se digitalizó el trámite por el portal y decidimos constituirnos.

Actualmente somos diez, nunca fuimos tantos y, creo que, en total, desde que iniciamos hasta ahora, habrán trabajado 16, 17 personas. Hay varios compañeros que ingresaron y que se fueron por distintos motivos.

Tenemos la particularidad de que nos dedicamos exclusivamente a trabajar con entidades del sector, con cooperativas de trabajo fundamentalmente, aunque tenemos algunas otras de servicios, alguna Federación, dos cooperativas de consumo. Y con asociaciones civiles de lo más variado como comedores barriales, asociaciones profesionales.

 

¿Sólo trabajan con organizaciones de la sociedad civil?

 

J.S: Sí, y fundaciones. Pero no sociedades anónimas y SRL, ni personas físicas.
Algunos monotributistas porque entendíamos que, por ahí, los emprendedores también son del sector de la economía social o popular, entonces también algunos monotributistas se sumaron, pero no es lo principal.

 

G.R: Especializarnos en las entidades del sector también en su momento fue una discusión, y cuando tomó cierto volumen la cantidad de entidades con las que trabajábamos, dejamos de tomar lo que sería del sector privado.

 

¿Todos trabajan 100%? ¿Es alta la demanda?

 

J. S: Sí, es nuestro ingreso principal. De todos. Hay dos o tres compañeros que, además, tienen otras actividades, pero igual sigue siendo la principal la cooperativa.

Hay dos, más que nada, que se dedican a la docencia, además. Lo que nosotros llamamos “clientes”, que serían las organizaciones, su demanda es hacer el balance. O sea, resolverle todo lo burocrático y legal y papeles que ellos necesiten para poder estar al día. Después, todo lo extra, análisis de costo financiero, todo eso no son demandas que nos lleguen, pero porque el día a día los pasa por arriba.

 

G.R: Por ahí, hemos tenido demanda de presentaciones de proyectos que, también, en el último tiempo las venimos derivando con otra cooperativa que hay en Rosario que se dedica exclusivamente a las presentaciones de proyectos ante el Estado. Son como la mediación entre el Estado y la organización. Ellos se dedican a la presentación del proyecto que entendemos que lleva mucho tiempo y, nosotros en la cotidianeidad, no tenemos la capacidad operativa ni humana para tomarla.

 

¿Son todes contadores en la cooperativa?

 

J.S: En la cooperativa de los diez hay ocho contadores y dos que todavía están estudiando. Y creo que todos o casi todos nos recibimos en la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

 

G.R: [B1] Y, también tenemos la particularidad que, de cierta manera, todos llegamos a la cooperativa con un conocimiento previo o, al menos uno de los diez conocía al otro y llegamos por referencia. Cada vez que buscamos una incorporación nueva tratamos de mandar a gente conocida, gente que tenga cierto conocimiento del sector. Hay algo que nos aunó bastante que fue haber participado, al menos como estudiantes, de la Práctica Profesional de Entidades de Economía Solidaria, que es una materia electiva en la carrera. Algunos a través de la extensión universitaria, también nos conocíamos por militancia en la facultad.

 

¿Tenían experiencia como contadores antes de formar la cooperativa?

 

J.S: Se fue dando en forma diferente. De estos socios fundadores que te decíamos, para algunos la cooperativa fue su primer trabajo. Otros ya tenían alguna experiencia. En nuestro caso, teníamos experiencia previa como empleados en un estudio contable privado.

Lo que nos pasa a la hora de hacer una incorporación es que, por ahí, nos detenemos bastante en la personalidad o en su interés por el sector más que en la experiencia.

 

No es que, si no participaste en el sector o militaste no entrás, pero sí que se nota a la hora de charlar con alguien, que te cuenta ‘yo estuve en tal comedor, hice un apoyo escolar o estuve en tal barrio’, así sea ayudando en una iglesia, no es lo mismo que el que viene y te dice “sí, me recibí, soy contador, estoy viendo qué onda”, ¿viste?

 

G.R: Una vez, cuando empezamos a hacer las búsquedas para incorporar un compañero o compañera, tuvimos la mala idea de publicarlo abiertamente y se difundió un poco más de lo común. Nosotros trabajamos con una radio comunitaria de Rosario, lo difundieron desde sus redes sociales, llegó a algunos espacios y nos empezaron a mandar un montón de currículums. Y filtrar todo eso fue un trabajo muy grande, porque también te encontrás con que te mandan un curriculum, el deseo y la búsqueda del trabajo lo tenés, entonces cuando te sentás a hablar con esa persona: “¿A vos te interesaría trabajar en la economía social?” “Y, si te mandé el curriculum, la realidad es que sí, porque tengo el deseo de trabajar”. Pero, después, te encontrás que en la práctica capaz que no saben qué es una cooperativa o una asociación civil. Filtrar todo eso, entre el deseo de trabajo y el deseo de trabajar en espacios así como el que tenemos nosotros o vinculados a entidades como las que trabajan con nosotros es distinto.
A partir de esa experiencia aprendimos a hacerlo más cerrado y, en general, venimos con buenos resultados. En el último tiempo todas las incorporaciones que se han sumado han permanecido en la cooperativa. En algún momento hubo gente que vino y se fue por distintos motivos, pero en general las personas que venimos incorporando, permanecemos en la cooperativa.

 

Ahora que ustedes tienen relación con el mundo de las cooperativas y de la economía social, ¿qué competencias particularmente creen que, como contadores y más allá de su profesión, tienen que desarrollar para tener relación con este mundo? Competencias, conocimientos, habilidades, capacidades particulares.

 

J.S: Empatía. Conocimientos contables impositivos, lo que te enseña la facultad y la experiencia.

 

G.R: Tiene especificidades técnicas que se van aprendiendo con el tiempo, pero la realidad es que hacer un balance de una S.R.L o de una Sociedad Anónima y hacer el balance de una Cooperativa, hay cuestiones normativas muy finitas, pero la contabilidad es contabilidad. No tiene tanta diferencia. Sí creo que tenés que tener cierta cintura en la vinculación. En un estudio tradicional tenés un cliente que es el dueño de una empresa con ciertas dimensiones, que tiene empleados, vos hablas con el tipo ese o hablas con su secretaria, el tipo toma las decisiones y punto.
Y acá, capaz que donde hay un cliente en una cooperativa tenés diez personas atrás, y las diez tienen cierto grado de toma de decisiones.

Hay otra dinámica vincular que hace una diferencia muy grande. Después también te encontrás con particularidades del sector… Ayer nos reunimos y hablamos un montón de los beneficios, de las cosas que nos interesan, que nos gustan, que tiene de lindo el sector, pero la realidad es que, también, es un sector que está muy castigado y hay que encontrarse con realidades de todo tipo. Hay que humanizarse para poder comprenderlas.

 

J.S: A nosotros, a veces, nos escriben “tengo que presentar una nota en el banco, ¿vos me ayudas a redactarla?” o hacer transferencias bancarias. Cosas que, a lo mejor, para otro tipo de entidades ya lo hace la empresa, en cambio acá sobre el contador recaen un montón de otras cuestiones, no sólo el impuesto y el balance. Es como intervenir y acompañar de otras formas. Creo que eso es lo que nos gusta del trabajo, acompañar esas grupalidades que sí, son variadas, algunas sí tienen otra cultura, otro nivel de entendimiento y otras no.

 

G.R: Después, también, entender las diferencias. Puedo tener dos cooperativas que hagan la misma actividad y tienen dos lógicas internas totalmente diferentes. O las vinculaciones que pueda tener esa organización. Trabajamos con organizaciones que tienen filiaciones con un movimiento piquetero de la ciudad y otras que, capaz, hacen lo mismo y su organización o su vinculación con otros tipos de espacios es nula. Capaz que su única vinculación con otra cooperativa es con nosotros. Tenemos esos casos, con sus lógicas y tenemos que entender las diferencias que tienen.

Me acuerdo, cuando empecé, llegué como… ¿viste que uno en la militancia se vuelve un poco puro de querer vincularse con los propios todo el tiempo? y el sector es muy amplio, si llegás a ese purismo no podés laburar. Tampoco tiene mucho sentido. Me costó entenderlo, después obviamente, lo entendí.

 

¿Hacen algún tipo de trabajo por fuera como cooperativa? Es decir, ¿están en alguna Federación? ¿Hacen algún tipo de trabajo social independientemente de les usuarios que tienen en la cooperativa?

 

J.S: En un momento se integró un grupo que había de Rosario que se llamaba MTA (Movimiento de Trabajadores Autogestionados). Fueron un par de años que se reunían algunos integrantes de varias cooperativas de Rosario. La mayoría, gastronómicas, no del rubro profesionales. Se charlaban dificultades y demás del sector. Ese fue uno de los espacios que habitamos.

Hoy en día no participamos en ninguna Federación. Estamos intentando empezar a reunirnos con otras cooperativas de profesionales que hay en Rosario. Hicimos una primera reunión hace unas semanas, y participamos seis cooperativas.

 

¿De qué actividades?

 

J.S: Cuatro eran de contadores.

 

¿Hay cuatro cooperativas de contadores? ¿Esto lo ven como una novedad, también? ¿O tienen cierta historia?

 

J.S: Creo que la de más historia es la nuestra, contando desde el día que arrancamos, y las otras, más o menos, comenzaron en 2019, 2020, por ahí.

 

Y ¿a qué adjudican la creación de nuevas cooperativas de contadores?

 

J.S: Un poco creemos que hay un impulso desde esta cátedra que hay en economía. Esta materia donde todos tomamos de referencia a un profesor que siempre ha intentado impulsar este trabajo con organizaciones. Y bueno, después, cada uno fue haciendo su camino, no sé si ese fue en sí el fenómeno, pero un poco…

 

G.R: Yo creo que sí, tiene mucho que ver. Yo sigo estando en la cátedra, soy casi que docente, podríamos decir, otro de nuestros compañeros es docente, también, de la materia.

Se llama Práctica Profesional en Entidades de Economía Solidaria. Es una práctica profesional de quinto año, electiva para los alumnos que quieran hacerla, aunque es una minoría la que la elije. En los últimos años se ha ampliado, en función de que es la única materia de la facultad (en las 35, 36 materias que hay) que tiene práctica territorial, práctica profesional donde vos vas y ves los papeles, vas y te sentás con la organización, le hacés un trámite en AFIP, en la Inspección de Personas Jurídicas de la provincia. O sea, haces un trabajo real.

Desde el 2019 a la fecha se mantiene un proyecto que empezó llamándose Consultoría Itinerante, porque íbamos por distintos puntos de la ciudad. Ahora tenemos sedes fijas en organizaciones vecinales, clubes, en una radio comunitaria, en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos de Rosario (este año se abrió una nueva ahí). Hay seis en la ciudad y en algunas localidades vecinas, donde los estudiantes pueden ir a hacer prácticas en ese lugar.

Y, casualmente, una de estas otras cooperativas, está formada casi íntegramente por ex alumnos y coordinada por el titular de la materia.

Las otras dos cooperativas que existen son un poco más incipientes, están hace menos tiempo. Una tiene la particularidad de que son colegas con cierto recorrido profesional que se encontraron trabajando con entidades y decidieron juntarse y se enfocan especialmente en lo que es la parte de capacitaciones.

Hubo una primera reunión, tenemos buena expectativa de lo que venga, pero es algo muy incipiente.

A su vez, hay una cooperativa formada por algunos abogados que estaban vinculados al sector. Y, después, hay otra cooperativa de profesionales que hacen presentaciones de proyectos. Está formada más bien por otro tipo de profesionales: trabajadores sociales, ingenieras y se dedican a hacer presentaciones de proyectos frente al Estado.

Entonces, fue una reunión incipiente entre profesionales que laburamos con entidades del sector y, creo que sí, todo esto puede estar potenciado por esta materia de la facultad, no hay muchas facultades que tengan cátedras al respecto.

Siempre decimos que es una bolilla en “sociedad y asociaciones” y es la bolilla 19. O sea, en económicas, literalmente en el plan de estudios son 19 bolillas, la 19 es la de Entes sin Fines de Lucro, que nunca se estudia no te la dan en clase.

 

J.S: Varios compartimos un poco el sentimiento de que la carrera es muy fría. Cuando te encontrás con las primeras experiencias de trabajo -en las cuales lo más común es que llamen de algún estudio contable o alguna empresa- y arrancás a trabajar te metés con números, trámites, todo muy desde una oficina. Creo que a varios de nosotros nos pasó de decir ‘yo quiero intervenir un poco más, comprometerme un poco más con otras cosas que me atraviesan’. Y ahí, me parece, empezó el recorrido.

 

Ustedes vienen de experiencias individuales de militancia y deciden reunirse y armar esto. Sin embargo, hay varias cooperativas que, a partir de pasar por esta cátedra, a partir de conocer ese mundo de la economía social y de tener esa práctica, se comprometen y cambian la lógica de su profesión ¿no? Esas serían las dos lógicas. ¿a ustedes cómo les cambió la profesión? O ¿les cambió la profesión de alguna manera? Más allá de lo que antes decíamos de las competencias.

 

J.S: Sí, cambió la mirada. Capaz antes decía “soy contadora” y ahora digo “soy cooperativista”. Fue encontrarle otro sentido. De lo que nos decían que íbamos a poder hacer o lo más clásico, poder encontrarle un punto más social al trabajo.

 

G.R: Me acuerdo cuando estaba estudiando, había una materia que era Administración Financiera para contadores. El libro, capítulo uno, primer párrafo dice: el rol del administrador financiero es maximizar la riqueza del dueño del capital. Punto. Deje un año la facultad [risas] Porque yo no quiero maximizar la riqueza de nadie, creo que hay que distribuir la riqueza, justamente.[CM2]  Y creo que esta forma de trabajar hace, al menos para mí, que pueda ejercer la profesión. Aún así, ejerciéndola de esta forma, me resulta, a veces, desgastante, porque la profesión te tiene todo el tiempo estudiando, te tiene todo el tiempo con vencimientos, a las corridas, con muchas responsabilidades. Creo que la forma piola de ejercerla, más amable o más linda, es esta. A nivel profesión de contador ¿no? Después, la cooperativa es más que diez contadores juntos laburando. Tenemos una vinculación muy fuerte entre nosotros.

 

J.S: Sí, tenemos mucha comunicación. Le damos mucho lugar a los sentimientos o a las emociones. El compartir no sólo el trabajo, si no lo que va pasando en nuestras vidas. Si bien no es que somos amigos y salimos juntos los fines de semana, pero sí hay un compartir de cómo está el otro, otras formas. Por lo menos yo, habiendo tenido experiencias anteriores, no era de esa manera. Estaban los jefes y los empleados que, por ahí, sí hacías vínculos con los empleados, pero siempre estaba esa demanda del superior, del que ejercía el poder.

 

G.R: Antes de trabajar en la cooperativa tenía una distribuidora de ropa, nada que ver. Me agarró el macrismo, me fundí. Y en simultáneo, cuando estaba cerrando la distribuidora, yo a los chicos los conocía por otro trabajo que habíamos hecho para el Ministerio de Trabajo de la Nación. Me llamaron los chicos para hacer una entrevista, en el mismo momento, me llama de un estudio privado y empecé a trabajar en los dos en simultáneo.

En simultáneo vi las diferencias entre trabajar en un estudio tradicional y trabajar en un estudio cooperativo.

 

¿Cuáles serían, para vos, las diferencias claves?

 

G.R: Los contadores estamos muy vinculados a la evasión fiscal, lamentablemente. El único fin de un estudio tradicional es colaborar con la evasión fiscal de entidades privadas y a mí me chocaba muchísimo todo el tiempo, muchísimo. Porque entendía que puede ser que haya gente que la carga tributaria le sea compleja, pero había gente que la carga tributaria no le era para nada compleja y, sin embargo, se ponía la ingeniería para colaborar en eso. Ahí ya hay una gran diferencia, que acá en el sector se vive de otra forma.

Y, después, yo seguía siendo un subordinado, no tomaba decisiones en ningún momento. O sea, yo preparaba los papeles de trabajo y terminaba la tarea otra persona.

 

J.S: No decidías sobre tu sueldo ni sobre tu horario. Las decisiones las tomaba tu jefe. El trato con el cliente lo tenía, por lo general, tu jefe. Totalmente distinto el tipo de organización. Y, bueno, la acumulación de la ganancia también la tenía tu jefe.

 

G.R: Es distinto. Creo que nosotros tenemos una dinámica del cómo nos sentimos. Y hasta consideramos la carga mental en la distribución de excedentes.

 

¿Cómo organizaron la distribución de excedentes, las horas, el trabajo virtual, el trabajo presencial? Todo eso ¿cómo lo fueron organizando?

 

J.S: Actualmente, tenemos una reunión semanal de todos los asociados. Durante toda la semana nos vamos mandando una cadena de mails con trabajos o situaciones que van surgiendo en la cooperativa. También hacemos capacitaciones, muchas veces nuestras demandas son para hacer capacitaciones. O temas de clientes o de organización interna. Y los viernes hacemos la reunión. En esa reunión, básicamente, nos preguntamos quién tiene disponibilidad de horario para trabajar la semana que sigue y en base a eso repartimos el trabajo que hay. O si hay que tomar decisiones sobre algún tema vamos debatiéndolo en esa reunión.

Y, después, los que son clientes permanentes porque son mensuales, cada uno tiene algunos y esa persona se encarga de esa organización íntegramente, de hacer el trabajo, de entregárselo, de comunicarse con ese cliente, de que ese cliente esté al día (o sea, nadie revisa el trabajo de otro) y de cobrarle, armarle el presupuesto, todo.

Después, ese cobro de dinero va a un fondo común donde hay un porcentaje que separamos en teoría, pero es toda la misma plata, para los gastos de la cooperativa. Y el otro es un fondo de excedente que lo repartimos, principalmente, en base a las horas trabajadas en el mes. Porque, en realidad, tenemos un promedio de los últimos seis meses.

 

G.R: Promedio semestral de horas trabajadas.

 

J.S: Claro, por si hay algún mes que trabajas poquitas horas por algún motivo, que no se te vaya al fondo el sueldo.

 

G.R: O si hay alguno que trabajas mucho, que no le sea una salida extraordinaria a la cooperativa.

 

J.S: Hacemos como un promedio. Y, después, tenemos algunos adicionales fijos. Por ejemplo, la participación en reuniones son un fijo, no contamos esas horas. Después tenemos un adicional de seguridad social, para el pago del monotributo, matrículas y ese tipo de cosas. Tenemos, además, un adicional para aquellos que pagan alquiler: se les abona el 50% del alquiler o de la parte que esa persona tiene que afrontar, porque algunos viven con otras personas.

En un momento tuvimos un adicional por jardín de infantes, de una compañera que tiene un hije.

Antigüedad es el 1% por año. La lógica era por la experiencia que van teniendo, cómo diferenciar esa experiencia que van teniendo los que más años llevan en la cooperativa y creo que, hasta ahora, es esa, la antigüedad.

 

G.R: Y, después, la de carga mental, a modo de juego tiene como animalitos que equivalen a 0, 1, 2 o 3 horas en el mes. Si tenés colibrí es 0 horas, a medida que va aumentando es más carga mental. Canguro, 1 hora, camello, 2 horas, mula, 3 horas. La idea es llevarlo a una reunión mensual, donde uno lo hable con los compañeros y, lejos de incentivar ganar más a partir de la carga mental, la idea es “tomate una birra de parte de la cooperativa, anda a comer una pizza por ahí” y tratemos de que el mes que viene no repitamos. O sea, si es un cliente que es un pesado, cambiamos la persona que lo atiende y si es un pesado para varias personas, no estamos obligados a atenderlo. Nos ha pasado algunas veces, no muchas, pero hemos echado algunos clientes de la cooperativa por ser poco grato trabajar con ellos.

O, no sé, te salió mal algo y eso te generó estrés, vemos cómo lo resolvemos. Es la forma simbólica de ponerlo en común y que, también, el compañero sepa lo que está pasando, porque una vez que yo agarro un cliente, Juli capaz que no sabe qué hago yo con el cliente, no me está controlando a mí.

 

¿Más o menos todes saben lo que le lleva en tiempo el trabajo al otre?

 

J.S: Las horas las vamos cargando cada uno en una planilla común. No controlamos el tiempo que le lleva al otro. Si liquidaste un IVA y te tomó una hora, pones una hora, lo que te demoró. Si a él le demoró dos horas, pone dos horas. No es que hay una diferenciación por eficiencia. Entendemos que hay personas que, a lo mejor, trabajan más lento, otras más rápido. Nadie controla el tiempo de nadie.

 

¿Hay algún tipo, más allá de pequeñas molestias, de conflictividad que hayan tenido que les haya absorbido algún tratamiento especial?

 

G.R: En un momento hubo un compañero que se sumó que, de un día para el otro, dejó de venir. Estuvo un mes y medio y desapareció. No contestaba mensajes. Se fue con un montón de tareas asignadas, hasta papeles de trabajo. Nosotros tenemos un sistema para entrar de forma remota, contraseñas de acceso. Y fue todo un conflicto porque desapareció y nunca más avisó nada. Dijo “chicos, tuve un problema, me voy a mi ciudad” y nunca volvió. Es como “voy a comprar puchos y vuelvo”.

Generó mucho conflicto interno. ¿Qué hacemos? ¿Lo echamos? ¿No lo echamos? ¿Lo borramos del grupo? Pero a su vez tenía documentación. Fue todo un conflicto en su momento y recurrimos a un psicólogo institucional. Después, eventualmente, seguimos yendo por la pandemia, por cuestiones relativas al tema del aislamiento y cómo nos afectaba.

 

J.S: Respecto del psicólogo, justo veníamos de reuniones de proyectos para ese año, para el 2020 y bueno, la pandemia… Y continuamos yendo, era un espacio que a algunos les gustaba más que a otros, pero estuvo bueno, de debate.

Respecto de los conflictos sí, hay veces que son cuestiones de cada uno más individuales. “La verdad es que estoy muy cansada de la profesión” y los otros le decimos “vamos, vamos, vamos, hay que seguir”.

Uno de los grandes debates o conflictos últimos que hemos tenido en la parte económica, que no sé si lo escribimos como carga mental, pero sí fue algo que nos preocupaba, que algunos sentíamos que el ingreso que estábamos teniendo no era acorde a lo que esperábamos. Es algo muy incómodo hablar de plata y más con las organizaciones que trabajamos. Esa fue otra de las charlas que hemos tenido.

 

En promedio ¿sienten que los ingresos son parecidos a los que tendrían en un estudio privado?

 

J.S: Si fuésemos empleados sí, pero no somos empleados. La responsabilidad, las decisiones las tenemos nosotros.

 

G.R: Los lunes, capaz que te escriben 70 personas. Está estallado el teléfono y estás toda la mañana respondiendo mensajes. Es una gran responsabilidad. Gente que depende de que le entregues el trabajo en tiempo y forma para poder presentarse a un proyecto.

Sentimos que hay una gran responsabilidad en el trabajo que hacemos. Haces el click en la declaración jurada y si le pifiaste hay gente que pierde plata. Y, a su vez, si bien tenemos cooperativas que son súper pujantes económicamente y están muy bien, tenemos cooperativas que, capaz, su único trabajo es brindarle un servicio a la municipalidad que hace dos años que no le aumentan y tiene una factura de $110.000 IVA incluido que se la pagan con seis meses de demora.

 

¿Y pensaron en generar algún ingreso alternativo por parte del Estado?

 

G.R: Lo hemos intentado. En la Provincia de Santa Fe nos ha pasado, en Rosario también, ir a hablar con ciertas autoridades y cuando hablas de cooperativas todo el mundo te dice que sí, pero cuando hay que disponer de fondos nunca aparecen.

Tuvimos cierta vinculación con Desarrollo Social de la provincia algún tiempo, garantizaba un espacio de consulta. Pero con los años se fue desdibujando, empezó justo en pandemia, y hace un mes dejamos de ir directamente, cerró. Nos venimos dando ciertas estrategias tratando de, en el sector, tomar algunas cooperativas un poco más grandes que permitan cobrar honorarios un poco mejores.

 

O sea, trabajar con cooperativas que realmente sean rentables para poder atender cooperativas que son de carácter más social.

 

J.S: Sí, hay muchas cooperativas que se juntan, las arman para ver si surge el trabajo. Uno acompaña, pero capaz que el trabajo no surge o surge muy poquito.

 

G.R: A veces nos llama un grupo de personas y somos medio detractores de la constitución por constitución, o sea, siempre decimos “la cooperativa no es una garantía de trabajo, es una herramienta de trabajo”. Te va a servir como herramienta, ahora vos por tener una cooperativa no es que de la nada va a llegar el trabajo.

 

De acá a los próximos 5 años ¿cómo ven ustedes sus profesiones? Y ¿cómo ven la cooperativa?

 

G.R: No sé si a cinco años, pero en un plazo un poco más corto, sí siento que en este último tiempo la resolución de ciertas discusiones de lo económico ha hecho que proyectemos la cooperativa un poco más allá de la ciudad. También se dio que dos compañeras trabajan remotamente, se fueron de Rosario, entonces eso permitió desarrollo territorial en Córdoba, estamos ahora desarrollándonos territorialmente en CABA, una compañera se fue Uruguay. Creo que hay cierta potencialidad.

 

¿La idea sería hacer una especie de red de contadores cooperativos?

 

G.R: Podría ser. Al menos trabajar un poco más en red con entidades no sólo de Rosario, esa sería la idea. Creo que hay un crecimiento en el espacio y hay potencialidad en el espacio. En el cooperativismo hay mucha potencialidad.

También estoy convencido de que está muy vinculado a la política pública y va a depender mucho de la política pública que exista.

En el estudio privado, con la pandemia, por ejemplo, cerraron un montón de negocios, y de las cooperativas que trabajaban con nosotros, no cerró ninguna. Entonces, aún en tiempo de crisis que puedan venir, el cooperativismo siempre se mantiene en pie. Después se verá cómo se acomoda la plata, pero está.

 

J.S: Sí, resistieron.

 

J.S: Yo noto un crecimiento para los próximos años. No sé si en cantidad, si vamos a tomar un montón de clientes más, pero a lo mejor sí en esto de ordenarnos distinto, hacia la organización interna o en los vínculos, tal vez en lo económico (ojalá).

 

G.R: Venimos preguntándonos, también, hasta dónde crecer en cantidad de personas. Eso es un debate que venimos teniendo, que no hay del todo acuerdo, todavía.

 

¿Cuáles serían las posiciones?

 

J.S: Yo no quiero crecer.

 

G.R: Ella no quiere sumar a más nadie y yo digo que hay que sumar a alguien mañana. [risas] Lo iremos charlando.

 

J.S: Por ahí alguna persona más, pero creo que nadie quiere que seamos 20, me parece, por lo que se ha charlado.

 

¿Un poco porque la escala más acotada se maneja mejor?

 

J.S: Por lo menos nos gusta esta forma de trabajar en la cual tenemos reuniones donde estamos todos, tenemos una oficina que es un departamento. Si somos 20 o 30 hay ciertas cosas que, me imagino, tendríamos que cambiar, porque reunirse 20 personas a charlar sobre una mudanza… Tal vez sí sea el camino y haya que reorganizar.

 

G.R: No sé. Yo, en su momento, en la organización donde militaba a nivel estudiantil, viví el cambio de ser 10 a ser 60 en pocos años. Y vi el cambio de forma de gestionar que hubo en el espacio, con éxitos y fracasos en el camino. Ninguna de las dos está bien ni mal, son cosas distintas.

 

J.S: Hay que pensarlo. También uno se resiste al cambio. Ahora todo es familiar, consensuado.

 

 

 

[1] La entrevista fue realizada en el mes de julio de 2023 por Gabriel Fajn.

[2] Sociólogo, doctorando en Ciencias Sociales (UBA). Docente de grado y posgrado en UBA y otras instituciones de formación. Coordinador del Departamento de Estudios Sociológicos del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Correo electrónico: juliofajn@gmail.com