Revista Idelcoop nº 238 - Noviembre 2022 - ISSN Electrónico 2451-5418 / Sección Experiencias y Prácticas
Idelcoop Fundación de Educación Cooperativa
20 años avanzando en la construcción de ese otro mundo posible
Carlos Heller (Presidente Banco Credicoop. Diputado Nacional por CABA)
Comenzaré este breve texto sobre los 20 años de la inauguración del actual edificio del Centro Cultural de la Cooperación, en plena calle Corrientes, con el final del discurso que pronunció nuestro querido y recordado Floreal Gorini en aquella oportunidad: “Quiero terminar diciendo lo que se cantó, pleno de alegría y entusiasmo, en el último Foro Social Mundial en Brasil: ‘Otro mundo es posible si la gente quisiera’. Yo sé compañeros y amigos, trabajadores e intelectuales, yo sé que ustedes lo quieren. Luchemos para que muchos más lo quieran, entonces sí, otro mundo será posible” (Gorini, 2008).
Y en estas palabras se encierran valiosísimos conceptos. El primero tiene que ver con la utopía (nombre propuesto por Floreal para la Biblioteca del CCC), porque ha sido la fuerza creadora del Centro Cultural. Una utopía inquebrantable que acompañó desde siempre a quienes participamos del movimiento cooperativo nucleado en el IMFC, y especialmente, a Floreal. Gracias a esa utopía, otro mundo es posible, pero en la medida en que la gente lo quiera. Y Gorini le agrega: luchemos entonces para que muchos más lo quieran. Y ese es, a mi entender, el núcleo de la razón de ser del CCC: luchar y lograr que otros y otras se sumen a esa misión, sembrando utopías como fuerza impulsora de otro mejor mundo que sea posible. Una utopía para gestar una verdadera transformación, necesaria a todas luces en los difíciles momentos que se viven en el mundo.
Y la utopía aparece tan presente, pues el CCC se creó en una época que se caracterizó por el predominio de los valores neoliberales y la cultura dominante del individualismo, que hizo muy difícil promover espacios de participación. Cabe recordar que, al momento de inauguración del nuevo edificio, el Centro Cultural ya estaba en pleno funcionamiento desde años atrás, en su sede de Maipú 73. Fue esta iniciativa una cuña para comenzar a horadar esa matriz neoliberal, una posibilidad de resistencia desde las ideas, el pensamiento y la construcción de conocimiento, que pudiera recuperar y reconstruir la otra parte de la historia, dando pie a un concepto que hasta hoy nos guía: “ganar la batalla cultural”.
Y creo que se ha avanzado significativamente en este sentido, por un lado, mediante la formación y el compromiso de jóvenes intelectuales, con grandes conocimientos de distintos campos de las ciencias sociales y las ciencias artísticas, y por el otro, concitando la presencia y participación de importantes figuras políticas e intelectuales que pasaron por las salas y aulas y dejaron su huella en los libros del CCC.
En estos 20 años se han dado cambios importantísimos, desde el surgimiento del kirchnerismo a un breve, pero duro, período de neoliberalismo con el macrismo en el gobierno, que dejó su negativa huella por varios años, principalmente a través del endeudamiento externo, tanto con acreedores privados como con el FMI. Y un nuevo renacimiento del ideario nacional, popular y democrático con el Frente de Todos, que tuvo que enfrentar la nociva herencia macrista, la pandemia sanitaria, y más recientemente los efectos de la guerra en Ucrania.
En todas estas distintas situaciones políticas, sociales y económicas, el Centro Cultural ha estado a la altura de los acontecimientos, produciendo conocimiento, realizando actividades públicas, tanto académicas como culturales y políticas, abriendo sus puertas a la comunidad en su conjunto.
Y ha sido un lugar de repercusión y referencia social de ideas y posturas ideológicas en varias ciencias y artes.
Un centro que ha estado vinculado estrechamente al movimiento cooperativo y al banco Credicoop, con innumerables actividades que lo han ligado al territorio, desde las funciones gratuitas de títeres para las distintas escuelas, como en las varias charlas que las y los integrantes del CCC han dado en las filiales del banco, produciéndose de esa forma un conocimiento y trabajo mutuo entre la intelectualidad y las y los cooperativistas que son la base de nuestro banco.
Voy cerrando con unas líneas que expresé allá por el 2013 y que poseen total vigencia:
El Centro Cultural de la Cooperación es indudablemente uno de los grandes aportes del Movimiento Cooperativo al debate de ideas y la participación política y una de las últimas utopías que pudo ver concretadas Gorini. Pero esa idea fue un verdadero sueño para la época en que se planteó y se convirtió con el tiempo en uno de los emprendimientos colectivos más valiosos en pos de generar una verdadera usina de pensamiento crítico. Hoy sentimos un legítimo orgullo de lo que hemos conseguido y al mismo tiempo una enorme responsabilidad no solo para sostener lo realizado, sino para ampliar el horizonte de este centro de las artes y las ciencias, cuyo ideario atraviesa todas las disciplinas que allí se ejercen (Heller, 2013: 54).
Deseo finalizar remarcando que ha sido un acto de estricta justicia que el Centro Cultural lleve el nombre de Floreal Gorini, el autor intelectual y material del proyecto, un gran dirigente comprometido con la construcción de ese “otro mundo” que muchos anhelamos, y por cuya concreción trabajamos cotidianamente.
BIBLIOGRAFÍA
Heller, C. (2013) “Cooperativismo y política”, en Revista Idelcoop N° 210, pp. 46-66. Disponible en https://www.idelcoop.org.ar/sites/www.idelcoop.org.ar/files/revista/pdf/...