Revista Idelcoop nº 233. Marzo 2021 - ISSN Electrónico 2451-5418 / Sección Reflexiones y debates
Idelcoop Fundación de Educación Cooperativa
La DIPAC y su enfoque en una nueva gestión de la provincia de Buenos Aires
Entrevista a Melina Gobbi, titular de la Dirección Provincial de Acción Cooperativa
Gabriel Fajn[1]
Resumen: La titular de la Dirección Provincial de Acción Cooperativa (DIPAC), de la Subsecretaría de Industria, PyMES y Cooperativas de la provincia de Buenos Aires, desarrolla en la siguiente entrevista las líneas de acción del organismo, los objetivos políticos, los programas en marcha y los que proyectan, a la vez que realiza un análisis coyuntural del cooperativismo bonaerense en medio de la pandemia.
Palabras Clave: DIPAC, cooperativismo, Estado, producción, trabajo, Buenos Aires.
Melina Gobbi es politóloga y actualmente se desempeña como titular de la Dirección Provincial de Acción Cooperativa (DIPAC), de la Subsecretaría de Industria, PyMES y Cooperativas de la provincia de Buenos Aires. Se encuentra la frente de este organismo desde enero del 2020.
Su recorrido académico, político y militante se encuentra fuertemente vinculado a las temáticas económicas relacionadas con otras formas de pensar la producción, el consumo y el trabajo como ella misma lo describe. “Nunca había transitado por el Estado provincial, es un desafío gigantesco; me parece que poder pensar políticas para el sector desde este nivel de jurisdicción es fundamental porque la provincia tiene que ser revalorizada en las políticas, tiene que ser revalorizada desde ahí. Es un desafío enorme en un momento muy difícil para el país y para el mundo”, destacó.
LA DIPAC
La Dirección Provincial de Acción Cooperativa (DIPAC) es el órgano local competente en materia de cooperativismo en la provincia de Buenos Aires, en su órbita se encuentra todo lo que vinculado al registro, regulación, fiscalización, acompañamiento, asistencia técnica de cooperativas en la provincia.
La actual gestión encabezada por Axel Kicillof encuadró la Dirección en un proyecto más amplio de producción y trabajo dentro del Ministerio de Producción y de la Secretaría de Industria, Pymes y Cooperativas. El organismo tiene por objetivo articular y coordinar las políticas de cooperativismo para toda la provincia de Buenos Aires en vínculo con otros organismos y otros ministerios.
Al asumir en la Dirección, ¿cómo la encontraste después del gobierno de María Eugenia Vidal?
En un estado terrible, cuesta decirlo de otra manera. La realidad, y esto lo decimos siempre, si esta Dirección se mantuvo fue a fuerza y voluntad de sus trabajadores y trabajadoras, muy comprometidos/as con el movimiento cooperativo. Y por el movimiento cooperativo que sostuvo ese espacio en contexto de mucha dificultad. Pero la realidad es que nos encontramos con una Dirección sin tareas y objetivos políticos claros, u objetivos políticos que no compartimos, vinculados a cerrar cooperativas o perseguirlas más que acompañarlas, promoverlas y fortalecerlas. Entonces en calidad institucional y en orientación de políticas activas para promover y acompañar al sector, nos encontramos con una Dirección, en ese sentido, frenada. La tarea de reconstrucción dentro de la Dirección es muy grande y encontramos compañeros y compañeras muy valiosos ahí; el objetivo es poner en valor años de conocimiento en el tema al servicio del cooperativismo con objetivos y políticas claras. Es una cosa que ocurrió, -hablo de la Dirección porque es lo que me toca-pero en el Ministerio en general, un Ministerio que estuvo varios meses sin un titular, sin ministro, con presupuesto ridículo para pensar en activar la producción en la provincia de Buenos Aires. Hablo de este Ministerio y también se puede hablar de la provincia en general, cuando se decía que había “tierra arrasada”, nunca mejor descripto.
¿Qué implica que esta Dirección hoy dependa del Ministerio de Producción y qué orientación, o qué marco le da esa dependencia?
Hay un objetivo político muy claro de todo el gobierno de la provincia que está puesto en promover y potenciar la producción y el trabajo por eso articulamos justamente con el Ministerio de Producción y el de Trabajo. Y pensar el cooperativismo con un rol fundamental para el desarrollo productivo de la provincia, me parece que es un acierto. Por supuesto que el cooperativismo contempla y mira la cuestión inclusiva de muchas personas y es imposible escindir la cuestión productiva de la social comunitaria que nuestro movimiento promueve pero me parece que es un acierto que pueda estar en un marco y un diálogo con políticas más amplias para la producción. Es decir, que podamos tener un mismo espacio de intercambio conversando sobre cómo fomentamos y promovemos parques industriales y qué políticas van a tener las PYMES y pensar en créditos y qué tasas, discutir reducciones impositivas, y que el cooperativismo forme parte de esas discusiones nos parece que es un acierto y que es lo que tiene que pasar. Y la realidad es que es un Ministerio que articula muy bien con todas sus subsecretarias, todas sus dependencias. Por eso, cuando pensamos el cooperativismo, nos parece importante no pensar únicamente, o mirar el casillero de cómo registramos –por supuesto que son cosas que tienen que pasar- una cooperativa, cómo la fiscalizamos, cómo promovemos cooperativas nuevas, cómo las asistimos técnicamente, sino poder pensar en que el cooperativismo sea transversal a una política de gobierno y que sus principios y valores y lo que promueve el movimiento, no estén en un lugar pequeño del Estado, sino que sea transversal al Ministerio y a todas las dependencias del gobierno de la provincia.
¿Qué información tenés del mapa del cooperativismo de la provincia hoy?, ¿cómo está compuesto?
Nos encontramos con muy poca información también así que es una tarea muy fuerte de reconstrucción de la información. Pero hoy tendremos cerca de 2700 cooperativas de la provincia que tienen matrícula nacional vigente, por supuesto que entendemos que hay muchas otras que no tienen matrícula vigente pero que están activas en la provincia y nuestro objetivo es que puedan regularizar su situación. Y el 75%, 74% para ser exactos, se compone por cooperativismo de trabajo, sobre todo en el conurbano bonaerense. Y después sí, un cooperativismo muy fuerte en zonas como Bahía Blanca, en Mar del Plata, en La Plata, que son lugares para fortalecer en ese sentido. Y, por supuesto, todo lo que es el cooperativismo de servicios públicos, en toda la provincia de Buenos Aires es fundamental porque hace que lleguen los servicios públicos básicos a varones y mujeres que, si no fuese por el cooperativismo, no tendrían hoy ese servicio público. Son espacios en donde, sabemos todes, no es reditual para el capital invertir. También es muy fuerte todo el cooperativismo agropecuario, en el mal llamado “interior” de la provincia de Buenos Aires; es muy importante en todo lo que es producción de alimentos, distribución, es realmente amplio. También está el movimiento de empresas recuperadas en toda la provincia pero particularmente en la zona sur del conurbano bonaerense. La heterogeneidad de la producción bonaerense también se ve en su movimiento cooperativo que es muy diverso en lo que produce, en los rubros y también en el tipo de cooperativas que hay.
Siguiendo esa lógica, ¿se puede hacer un paralelismo respecto de esa heterogeneidad en los municipios? ¿Existen localidades muy abocadas a la atención de las cooperativas, y otras en donde se les presta poca atención?
Por supuesto. A nosotros/as nos parece fundamental en toda la provincia de Buenos Aires, pensando en el desarrollo local, trabajar codo a codo con municipios es una línea política muy fuerte que tenemos. En ese sentido, el año pasado hicimos encuentros municipales de cooperativismo bonaerense por regiones geográficas en donde hay algún tipo de complementariedad productiva o municipios que sean vecinos, y buscamos, -algo que no se había hecho hasta ahora en la provincia de Buenos Aires-, cuál es el/la referente en temas de cooperativismo en cada uno de los 135 municipios. Y ahí encontramos cuestiones muy diversas. Muchas veces había institutos específicos que trabajaban temas de cooperativismo o economía social; muchas veces, el/la referente formaba parte de la dirección o secretaría de desarrollo social; muchas veces está en el ámbito de producción, muchas veces está en el ámbito de reciclado porque hay municipios en donde la mayor presencia de cooperativas de entonces están en las direcciones de ambiente. Por ejemplo, en municipios que tienen mucha presencia agrícola lo trabaja más fuerte la Secretaría de Desarrollo Agrario o Desarrollo Agropecuario. Encontramos mucha heterogeneidad en la forma de abordaje, hay municipios muy activos que tienen incubadoras de cooperativismo, y ahí nosotros/as trabajamos a la par para fortalecer eso. Muchos municipios reconocen la necesidad de formación en el tema, como “bueno, a nosotros nos interesa, creemos que va por acá pero no sabemos sobre el tema” y en eso hicimos instancias de formación y capacitación a trabajadoras y trabajadores municipales. Y muchas veces nos encontramos con municipios que tienen años de historia y son pioneros en el desarrollo de estas políticas y en ese sentido es importante aprender también de ellos.
¿Podrías contar cómo van a traducir estas definiciones en políticas concretas, en programas, en proyectos?
El año pasado lanzamos el programa “Cooperativas en marcha”, esto fue gracias a la recuperación del Fondo para la Educación y Promoción cooperativa. Para quienes no lo conocen, es un fondo que se coparticipa y que la gestión anterior no lo abocó para el objetivo que tenía. Esta recuperación del fondo a nosotros nos permite la creación del programa, que tiene varios subprogramas. Uno de ellos es, -y creemos que el objetivo de la creación de este programa y cómo fue pensado tiene que ver con políticas que se articulen entre sí-, Impulso Cooperativo, que es la línea de aportes no reembolsables sobre todo para cooperativas de trabajo, que tiene como objetivo, en un contexto de dificultad y mirando el mapa que tenemos, crear insumos, materia prima y maquinaria para arrancar, poner en marcha una producción. Luego tenemos BACOOPE, que es la línea de créditos que va a estar disponible en estos primeros meses del 2021, con una tasa de entre el 9 % y el 18 % para capital de trabajo, activo, fijo o proyectos de reinversión para todo tipo de cooperativas. Así que esperamos en estos meses tener novedades sobre esto. Entendemos que el financiamiento para este sector es fundamental. Y en esta discusión de cómo darle otro tipo de valor y visibilizar aquellas cooperativas que realmente producen de una manera distinta, lanzamos el Reconocimiento a la calidad cooperativa que es un sello de calidad provincial, que busca visibilizar aquellas cooperativas que en todo su proceso productivo ponen adelante el cuidado de las personas y el ambiente por sobre el capital, produciendo en un marco de eficiencia. Aparece como algo importarte y es un concepto que el cooperativismo tiene que discutir y nos parece interesante ponerlo en valor. Poder pensar que la producción cooperativa no solamente puede hacer productos de una enorme calidad y servicios con una atención impecable y que eso se de en un marco de gestión democrática de la empresa cooperativa, en un marco con una perspectiva de género, de respeto al medio ambiente, teniendo una planificación de la producción, teniendo digitalizados los sistemas de gestión, nos parece importante poder revalorizar esto intentando siempre apuntar para “arriba”. Hay muchas cooperativas que producen con esta calidad y nos parece importante certificar eso, certificarlo y mostrarlo y poder potenciar sus vinculaciones comerciales y también es una excusa para poder trabajar con aquellas que quizás hoy no pueden acceder a este reconocimiento de calidad, y poder trabajar en un acompañamiento técnico en esta dimensión más social comunitaria. Muchas veces hay cooperativas que dicen que tienen problemas de participación de los socios y las socias y capaz que hacen productos y servicios de alta calidad pero notan un déficit en la democracia interna, en la participación. Y las cuestiones legales administrativas, cooperativas que están produciendo bárbaro pero necesitan mejorar cuestiones administrativas para poder potenciar lo que realizan; cuestiones más netamente productivas que se quieran mejorar, el lay out de una fábrica o en general los procesos de eficiencia energética para producir mejor y más barato y con mejores ingresos para los compañeros y las compañeras. Poder mirar estas dimensiones para pensar en el cooperativismo como un actor que viene a aportar nuevas y viejas maneras de producir que hacen que otros actores puedan pensar y hacer distinto, en un contexto donde Argentina y el mundo necesitan pensar la manera en que se produce, se consume y se distribuye.
Escuchándote se percibe que no hay un único problema, o no hay algunos problemas en donde uno dice “focalizo en esto y ya lo resuelvo”, sino, una multiplicidad de cuestiones que tienen que ver con la profesionalización, con el asesoramiento, con lo tecnológico, con la formación, con lo administrativo, lo legal. Y la verdad es que ninguno es un problema menor. Y me parece que tal vez el desafío es el abordaje sistémico de todas esas problemáticas, ¿no? Entonces, me parece que ahí hay un desafío muy fuerte. ¿Qué pensás acerca de esto?
Es que es muy difícil pensar en un acompañamiento coherente al sector sin abordar todas esas partes. De allí la necesidad de poder pensar en aportes no reembolsables para impulsar, poder pensar en créditos para que la rueda gire, poder pensar en valorizar y acompañar técnicamente al sector mostrando que hay un cooperativismo. Nosotros siempre decimos que lo que queremos con el cooperativismo es que lance satélites al espacio, queremos realmente discutir formas de producir que nos pongan en la mesa de discusión con otro tipo de actores y discutir formas de producción cada vez más sofisticadas, amplias, que generen valor agregado, que generen divisas para nuestro país, que produzcan en pesos, que sus trabajadoras y trabajadores, lo que reciben de ingreso, lo puedan redistribuir para el mercado interno. Esa es la apuesta. Y apuntar siempre para arriba buscando tecnificar y generar mayor valor agregado en cada lugar donde podamos. Una cosa que no mencioné que me parece importante como estas cuestiones, es que también se va a lanzar entre febrero y marzo de este año (2021) el programa “Cooperativas al día” que busca acompañar mejor a aquellas cooperativas tanto que se quieren formar, poniéndoles un tutor/tutora en ese acompañamiento inicial, como aquellas cooperativas que estuvieron quizás un poco frenadas o que tuvieron dificultades económicas para poder estar en situación regular, acompañarlas en la regularización, en la presentación de balances, realización de asambleas y todo lo que implique que una cooperativa pueda estar en situación formal, regular, potenciar las posibilidades de comercializar, de producir, de acceder a un crédito. Por eso, es muy difícil poder pensar una única política para el sector sino que tenemos que abordar todos estos frentes con mucha articulación con Nación, autoridad de aplicación de la Ley de Cooperativas, y con mucha articulación con los municipios que son los que están en contacto permanente con las socias/socios y con el movimiento cooperativo en el territorio.
Hay un tema que es recurrente pero que muchas veces es muy difícil llevar a la práctica y que tiene que ver con la integración cooperativa. Esta posibilidad de armar cadenas de valor entre distintas cooperativas y realmente ver cómo avanzar en ese sentido. Vinculado a esto y en relación a las cadenas de valor: ¿qué otros actores, que no son del mundo cooperativo, que pueden ser del mundo científico, tecnológico, agencias públicas, también participarían o te parece que son fundamentales traer a la asistencia del mundo cooperativo?
Absolutamente, solitos no podemos. En relación a la integración, uno cuando piensa en qué es lo que tiene que pasar, sería hermoso un encadenamiento productivo cooperativo, completamente. Pero ahí, es fundamental que haya articulación con el mundo PYME, que haya articulación con las industrias grandes de nuestro país, que haya articulación con los puertos, que haya articulación con los comercios. Creemos en la integración del cooperativismo en el sistema productivo de la provincia. Por supuesto que siempre intentando llevar a estos lugares las lógicas que tiene el cooperativismo que son las lógicas solidarias y pensando en tipos de vínculos en donde prime una racionalidad no tan instrumental, racionalidades que tiendan más a la reproducción de la vida. Ahora bien, el cooperativismo en sí mismo tiene mucho para articular incluso entre distintos tipos de cooperativismo; que, por ejemplo, las cooperativas de servicios, en municipios donde son las que pueden traccionar el desarrollo local, acompañen a cooperativas de trabajo en conformación, dándoles un espacio, asistencia técnica, muchas veces dándoles profesionales para que crezcan, es fundamental. Poder pensar en un cooperativismo agropecuario que articule con el cooperativismo de trabajo para poder brindar alimentos a mejores precios a la mesa de los y las bonaerenses, es importantísimo. Y en esto de la articulación con otros sectores, el científico tecnológico sin duda, por suerte tenemos en la provincia de Buenos Aires universidades que vienen hace mucho tiempo trabajando en estos temas y son actores con los que hay que articular. Y no solamente con actores con los que quizás hay un vínculo que está más aceitado, quizás con universidades que trabajan temas de economía social pero también necesitamos poder incorporar profesionales como contadores/contadoras, ingenieros/as; necesitamos profesionales de disciplinas más amplias que enriquezcan la mirada de nuestro sector. Y, a su vez, poder incorporarlos en esta mirada, y ese es un poco el desafío más grande.
A mí me parece muy interesante que haya un sistema específico de cooperativas. Ahora, también me parece que nuestro movimiento tiene que dejar de hablarse a sí mismo y empezar a hablar con otros actores a los que, en algunos casos, el cooperativismo les es muy ajeno. Muchas veces, con algunas universidades o algunos institutos tecnológicos pasa eso, otras veces, no. Pero también necesitamos poder hablar con la banca tradicional, para ver, pensar en circuitos más flexibles para que las cooperativas puedan acceder a crédito. Tenemos que poder dialogar con organismos ambientales para que acompañen el desarrollo de políticas con una perspectiva ambiental dentro de cada cooperativa. Por eso, no es por hacer autobombo, pero el Reconocimiento a la Calidad Cooperativa, no es un programa que desarrollamos solos sino que lo hacemos con el Ministerio de Trabajo de la provincia, con el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual, y con la Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible para incorporar la mirada ambiental. Solamente un ministerio del Estado no puede hacer el acompañamiento necesario para un sector que necesita asistencia múltiple.
El impacto del Covid-19 ha sido muy fuerte y me parece que esto ha puesto en suspenso o por lo menos ha afectado a muchos programas que la provincia seguramente tenía pensados y tuvo que atender otras necesidades. ¿Cómo viste al movimiento cooperativo en relación al tema Covid-19? Es decir, ¿cuántas cooperativas participaron, articularon con ustedes? Las políticas que ustedes impulsaron, ¿cómo llegaron?
Es muy interesante la pregunta porque en contextos de crisis –y uno milita hace mucho tiempo para que el cooperativismo no sea visto como “rueda de auxilio” ante el contexto de crisis- pero, se observa que en momentos de dificultad la solidaridad aflora, y en ese sentido, el movimiento cooperativo dio una muestra muy clara de que son ese tipo de vínculos, ese tipo de racionalidades que hay que tener en momentos de dificultad como este. Por eso, yo creo que el contexto que viene es una oportunidad no sólo para el cooperativismo sino también para la sociedad en general, de aprender de nuestro sector, para las políticas, tanto estatales como de la sociedad civil en general, de maneras de vincularse. Apenas comenzó la pandemia, también fue una oportunidad para algunos sectores que venían muy golpeados por las políticas del macrismo, de reactivar. El caso del textil es muy claro, por ejemplo. Nosotros trabajamos en el Plan Provincial de Producción de Insumos Básicos para la Salud y el movimiento cooperativo de trabajo textil estuvo a pleno en la producción de insumos básicos, cofias, botas, kits sanitarios. La distribución de alimentos en un primer momento fue fundamental; la recolección de residuos con las cooperativas de reciclado también trabajaron en la pandemia en momentos donde todos/as teníamos mucho miedo de salir a la calle. El cooperativismo escolar que tuvo que adaptar las formas de enseñar y de aprender en contextos de dificultad de todo el sistema educativo. Las cooperativas eléctricas que tuvieron que seguir proveyendo servicios en un contexto de mucha dificultad de cobro; hubo un esfuerzo muy grande de muchos actores del sector cooperativo y la realidad es que, en su enorme mayoría, se demostró estar muy por encima de lo que otros actores hacían. Mientras algunas empresas de capital tradicional echaban o tenían intensiones de despedir compañeros/as, el cooperativismo muchas veces incorporaba, sostenía a costa de cosas como bajarse anticipos de retornos, retiros. Ahí me parece que la sociedad tiene mucho para aprender del cooperativismo y que el cooperativismo tiene una oportunidad en la Argentina y en la provincia que se viene.
El debate sobre el tema género ha impactado muy fuerte a la sociedad argentina. Creo que en el movimiento cooperativo también hay un debate y políticas concretas pendientes, ¿no? ¿Qué perspectiva tenés sobre el tema y cómo te parece abordarlo?
Hay dos temas que me parece que en el cooperativismo, como movimiento, nos debemos. La discusión sobre género y juventud al interior de nuestras organizaciones. Uno ve en consejos de administración –me voy a poner en contra al 90% del sector cooperativo- pero la mayoría de los consejos de administración son adultos mayores de 60 años, quienes ocupan lugares de toma de decisión. Y a mí me parece que poder pensar que las compañeras no estemos haciendo solamente tareas administrativas o tareas que históricamente fueron asignadas a nuestros género, -tareas de cuidado, de limpieza, administrativas-, sino que podamos estar en espacios de toma de decisión, es fundamental. Y también tenemos que, como movimiento, poder pensar políticas inter-generacionales. Tenemos que poder incluir a las juventudes en el movimiento cooperativo. Me parece que es un momento, una oportunidad para poder hacer esto ahora porque realmente la juventud está en un momento de búsqueda y el cooperativismo, consideramos que tiene múltiples oportunidades para las juventudes pero también tiene que ser permeable a nuevas ideas, nuevas miradas de mundo, me parece que es ahí un desafío muy grande el que tenemos si nuestro objetivo realmente es ampliarnos, levantar la vara y llegar a lugares a donde, hasta ahora, no habíamos llegado.
[1] Sociólogo, doctorando en Ciencias Sociales (UBA). Docente de grado y posgrado en UBA, UNSAM y otras instituciones de formación. Coordinador de la carrera Licenciatura en Organizaciones Sociales del Instituto Universitario de la Cooperación (IUCOOP). Correo electrónico: gfajn@yahoo.com.ar
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