Revista Idelcoop, nº 229. Noviembre 2019. ISSN 0327-1919 / Sección Historia del Cooperativismo
IDELCOOP Fundación de Educación Cooperativa
El Archivo Histórico del Cooperativismo Argentino
Primeros pasos de un proyecto en construcción
Natalia Casola[1], Violeta Boronat[2] y Daniel Plotinsky[3]
Resumen
El artículo busca compartir los avances de un proyecto conjunto que busca recuperar la memoria y el patrimonio histórico del cooperativismo argentino, mediante la construcción de un archivo histórico abierto a la comunidad y, particularmente, a investigadores y miembros de la economía solidaria.
El proyecto surge del Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito, que además del acervo propio, tiene en guarda y catalogada la documentación de Cooperar. Ambas instituciones, junto a la Universidad Nacional de Tres de Febrero y el Instituto Universitario de la Cooperación, conformaron un equipo de trabajo con investigadores y estudiantes; en el marco del Programa de Cooperativismo y Economía Social en la Universidad, de la Secretaría de Políticas Universitarias.
La preservación de la memoria colectiva en las organizaciones sociales tiene especial significación porque ayuda a reflexionar colectiva e individualmente sobre el pasado, reconocerse con historia y valorar el presente, ayudando a encontrar valores, proyectos inconclusos y sentidos de pertenencia. Así se refuerza la identidad colectiva, al tiempo que se ayuda a contextualizar y desidealizar los recuerdos y tradiciones.
Palabras clave: Historia, archivo, cooperativismo
Introducción
Esta ponencia busca compartir los primeros avances de un proyecto conjunto que se propone recuperar la memoria y el patrimonio histórico del cooperativismo argentino, mediante la construcción de un Archivo Histórico abierto a la comunidad y, particularmente, a investigadores e investigadoras, y miembros de la economía solidaria.
El proyecto fue propuesto por el Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito, que además del acervo propio acumulado en 24 años de trabajo, tiene en guarda y catalogada la documentación de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar). Ambas instituciones, junto a la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), el Instituto Universitario de la Cooperación (IUCOOP) e Idelcoop Fundación de Educación Cooperativa, conformaron un equipo de trabajo con investigadores, investigadoras y estudiantes en el marco del Programa de Cooperativismo y Economía Social de la Universidad, que funciona dentro de la Secretaría de Políticas Universitarias.
La primera etapa comenzó en marzo de 2019 y tiene prevista una duración de 18 meses. El objetivo estratégico es la constitución de una base de datos que pueda crecer a posteriori, a partir de la construcción del andamiaje metodológico y tecnológico para la organización y preservación de la documentación recuperada, y la realización de entrevistas de historia oral.
Se aspira a que el proceso de construcción del Archivo pueda servir como modelo de trabajo para el desarrollo de instancias similares que recuperen la memoria de otras experiencias institucionales de la economía social y solidaria.
La memoria de las instituciones cooperativas
Las cooperativas, por su doble carácter de empresas y movimientos sociales, tienen dos memorias. Una, la oficial, corresponde al conjunto de datos administrativos que las leyes y reglamentaciones obligan a registrar y guardar. La otra, más rica y significativa, corresponde a la vida de ese movimiento social, a los cómo, los porqué y los para qué de esas empresas.
Estas memorias, como la de la mayoría de las organizaciones sociales, solo ha sido parcial y asistemáticamente preservada. Las causas se encuentran en las vicisitudes económicas y políticas atravesadas por las instituciones, la urgencia de lo cotidiano y la ausencia de tradición que valorice el registro de la labor desarrollada.
Por otra parte, la actividad de los movimientos sociales, al margen cuando no enfrentados a las instituciones estatales, ha motivado que los archivos y hemerotecas oficiales no los hayan tenido muy en cuenta. Todo esto en el marco de una sociedad argentina que no valoriza ‒en general‒ la conservación de las huellas de su pasado en ninguna de sus expresiones.
En ese contexto, entendemos que la preservación de la memoria colectiva en y de las organizaciones sociales adquiere especial significación si tenemos en cuenta que:
- La conservación, el estudio y la relectura de las experiencias producidas durante la vida de las instituciones es un capítulo imprescindible en su proceso de crecimiento y en el desarrollo de la participación democrática de sus miembros.
- La recuperación de la memoria institucional hace posible reflexionar colectiva e individualmente sobre el pasado, reconocerse con historia, procesar el tiempo largo y valorar el presente, y opera como una forma de encontrar valores, propuestas, proyectos inconclusos y sentidos de pertenencia. Así se refuerza la afirmación de identidad, al mismo tiempo que se ayuda a contextualizar y desidealizar los recuerdos y tradiciones.[4]
Estas consideraciones ponen en primer plano la necesidad de realizar una búsqueda sistemática de todos los testimonios documentales, hemerográficos y orales que aún se puedan recuperar para la investigación y el patrimonio cultural del movimiento cooperativo.
En este contexto, el proyecto se propone como una primera etapa de trabajo la constitución de un Archivo Histórico que pueda seguir creciendo a posteriori, a partir de la documentación recuperada y de los recursos humanos capacitados, y que además pueda servir como modelo de trabajo para el desarrollo de experiencias similares para recuperar la memoria histórica de otras experiencias institucionales de la economía social y solidaria.
Específicamente, entendemos que el Archivo Histórico de Cooperar
- favorecerá la difusión de las experiencias del movimiento cooperativo;
- ofrecerá a la sociedad una fuente de documentación abierta a investigadores, investigadoras e interesados en general, a través de una plataforma digital;
- proporcionará elementos para la elaboración de material didáctico, trabajos de divulgación y monográficos, y la realización de exposiciones; y
- aportará a la identificación institucional ‒intelectual y afectiva‒ de quienes hoy componen el movimiento cooperativo argentino, desde la recreación del pasado cotidiano.
Resumen de la propuesta
El proyecto se propone crear el Archivo Histórico del Cooperativismo Argentino, dependiente de Cooperar. En principio, cabe señalar que el mismo es una experiencia que se enmarca en un creciente proceso de acercamiento entre la historia y la archivística, acercamiento que se hace particularmente significativo en el caso de las fuentes orales.[5]
Por otra parte, compartimos que “en la actualidad y en el futuro, el patrimonio documental que una sociedad o una época legará no será el resultado de una sedimentación inconsciente o de accidentes en su recorrido, sino que será, de alguna manera, ‘construido’ [porque] en el proceso de selección, la referencia principal no es el documento, sino la actividad humana”.[6]
Por lo tanto, el Archivo se propone recuperar, crear, organizar, digitalizar y preservar documentación histórica de y sobre el cooperativismo argentino.
En este tiempo hemos abierto la convocatoria a federaciones y cooperativas para aportar la memoria histórica de sus integrantes, tanto los archivos ya conformados como el material documental sin procesar.
Para ello hemos conformado un equipo capacitado especialmente para visitar las zonas contactadas, entrevistar referentes y relevar el material disponible. Idealmente, aspiramos a que ese material sea categorizado, acondicionado y preservado en forma total o parcial, dependiendo de diferentes variables sobre las que volveremos en la siguiente parte del trabajo. Se aspira a que la documentación cubra una muestra medianamente representativa de las diferentes ramas, tipos de experiencia y ámbitos geográficos.
El Archivo incluirá, al finalizar el proyecto:
- El Archivo Histórico de Cooperar
- Un Archivo Oral, compuesto por:
- filmaciones y grabaciones de entrevistas de historia oral realizadas a informantes clave,
- copias de entrevistas preexistentes en entidades cooperativas o archivos.
- Colecciones de documentación de cooperativas y federaciones, recuperadas en el marco del proyecto, preservadas y organizadas físicamente en el Archivo.
- Documentación existente en archivos de cooperativas de primer o segundo grado, e instituciones locales (archivos municipales, centros culturales, bibliotecas, etc.), a través de:
- la publicación de los catálogos y bases de datos de esos archivos, o
- la digitalización de sus acervos.
- Una hemeroteca que albergue publicaciones periódicas editadas por entidades cooperativas de primer y segundo grado.
- Una biblioteca auxiliar que aloje textos, editados generalmente por las propias entidades cooperativas, que aporten al conocimiento histórico de las mismas (libros conmemorativos, memorias, etc.)
Las especificidades del Archivo Oral
El objetivo del archivo oral es la creación sistemática y planificada, la preservación y la organización de fuentes orales, en el marco de lo que Aron-Schnapper y Hanet llaman “una verdadera campaña de archivos orales (…) [no] una simple recolección de testimonios”.[7]
El archivo oral asume un rol significativo en el proyecto de creación del “Archivo Histórico del Cooperativismo Argentino” por razones que tienen que ver con la naturaleza de las fuentes orales, las peculiaridades del movimiento cooperativo, y la cantidad y el tipo de documentación existente sobre el mismo.
En principio, las fuentes orales justifican su incorporación al Archivo por tres características específicas:
• Aportan información que no quedó documentada en otro tipo de fuentes. En ese sentido, son particularmente adecuadas “para la exploración de determinados campos fragmentarios para los que no hay o a los que no es accesible otro tipo de documento”.[8]
• Aportan otra visión sobre sucesos ya documentados, pues dicen menos sobre los acontecimientos que sobre los significados. Citando a Alessandro Portelli, “nos dicen no solo lo que la gente hizo, sino lo que deseaban hacer, lo que creían estar haciendo y lo que ahora piensan que hicieron”.[9] Esto permite clarificar “los entramados informales y los procesos reales de la toma de decisión (...) las motivaciones de las personas, temas tan esenciales como los resultados, y puede asimismo sondear los ‘hechos’ en su contemporaneidad, y además retrospectivamente”.[10]
• Aportan a “una concepción más amplia del pasado inmediato y de su elaboración sociocultural como historia, y así su práctica revierte sobre la comprensión de la historia en general”.[11]
Se trata, por lo tanto, de “recoger, de la manera más amplia y lo más abierta posible, un máximo de información, por ende, contradictoria, que multiplique los puntos de vista de diferentes actores históricos sobre los mismos sucesos”.[12]
En suma, sostenemos que la construcción de un archivo oral del cooperativismo es una acción necesaria e imprescindible, en tanto nos permite entramar la historia y la memoria y construir fuentes que, a su vez, serán utilizadas por futuros investigadores e investigadoras con la misma jerarquía que dan a documentos de otro tipo.
Objetivos y metas a alcanzar
El Archivo Histórico del Cooperativismo Argentino se propone enriquecer el patrimonio histórico del movimiento cooperativo a través de la recuperación, creación y puesta en valor de documentos y fuentes orales, organizados en un centro de documentación compuesto de un archivo documental, un archivo oral, una hemeroteca, una biblioteca y una base de datos de reservorios documentales existentes.
Sus objetivos específicos son:
- Recuperar, preservar y organizar la documentación, las fuentes orales y materiales vinculadas a la actividad de cooperativas y federaciones a nivel nacional.
- Desarrollar capacidades en profesionales universitarios y diferentes actores del cooperativismo para la recuperación de la memoria histórica en general y del cooperativismo en particular.
- Producir materiales de difusión del acervo cooperativo y de formación para los diferentes niveles del sistema educativo.
- Difundir el patrimonio histórico del cooperativismo en las organizaciones cooperativas, en las universidades participantes del proyecto y en la sociedad en general.
- Divulgar los resultados de la investigación y desarrollo del proyecto en el formato de muestras digitales/materiales, tanto en ámbitos museísticos, como en otros espacios expositivos.
Primeras reflexiones sobre un proceso en construcción
Hasta aquí hemos mencionado las características fundamentales de nuestro proyecto en términos de cuáles son los objetivos a los que aspiramos. Ahora nos referiremos brevemente a los problemas, los dilemas y los interrogantes que encontramos en la experiencia concreta de puesta en práctica. Queremos adelantar, para no espantar a los lectores y las lectoras que tan amablemente llegaron hasta aquí, que no se trata de un relato con final infeliz, aunque ciertamente algunas cuestiones que podrían acotar las expectativas exceden nuestra voluntad y nuestro voluntarismo, por ejemplo la existencia de convocatorias a nuevos proyectos que permitan darle continuidad al trabajo.
Lo primero a plantear es que varios de los problemas afrontados nos ayudaron a considerar mejor las dimensiones de nuestro trabajo y a redefinir objetivos de corto, mediano y largo plazo. También nos permiten conocer de primera mano y con mayor profundidad el rico acervo que, sabemos, se esconde detrás de cada anaquel olvidado (o no) por las entidades, y definir cuáles pueden ser las mejores estrategias para llegar a ellos. Esto significa, también, pensar en términos de alianzas y sobre todo de articulaciones con los propios actores protagónicos: los esfuerzos, voluntades y por qué no, recursos, que puedan aportar las propias entidades cooperativas.
La principal dificultad que encontramos tiene que ver con los recursos económicos disponibles para llevar a cabo tamaña empresa. El proyecto, cuya duración es de 18 meses, apenas alcanza para constituir y estabilizar la labor del equipo de trabajo y aceitar metodologías muy complejas, tales como: a) construir herramientas de comunicación y difusión eficientes que den cuenta de nuestra constitución y existencia; b) elaborar pautas para el trabajo de campo en términos de archivística y de criterios historiográficos que sean adecuados para estancias de relevamiento cortas; c) elaborar pautas para la construcción de una guía de fondos documentales que ponga en conocimiento público la existencia de dichos fondos y colecciones que físicamente se encuentran en las propias entidades de base, federaciones, entidades laterales como bibliotecas populares, centros políticos diversos o, inclusive, en el placard del domicilio de un o una cooperativista; d) organizar un soporte técnico y tecnológico adecuado para digitalizar y poner en línea el fondo documental de Cooperar que consta de alrededor de 140 cajas que ya pasaron por una primera catalogación.
Solamente poner en funcionamiento estos cuatro puntos supone horas de trabajo interdisciplinario entre historiadores e historiadoras, archivistas y programadores y programadoras especialistas en archivos. Como es de suponer, la etapa de puesta en pie del proyecto entra en tensión con sus plazos breves y, en especial, con el riesgo de no obtener nuevo financiamiento que asegure la continuidad del equipo de trabajo.
El problema relativo a los recursos se torna también dramático a la hora de adquirir bienes de capital esenciales como escáneres profesionales o cámaras filmadoras que sean adecuadas, en un contexto en el cual, devaluación mediante, los recursos solicitados para ese efecto quedaron literalmente liquidados.
La moraleja de esta historia es la cooperación. Para muchos de los problemas técnicos enumerados hemos encontrado soluciones temporales gracias a los acuerdos establecidos con otros archivos como Memoria Abierta, que cuenta con una extensa guía de fondos documentales sobre organismos de derechos humanos. Pero también contamos con la experiencia propia que ya tiene acumulada el Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito y otros archivos de UNTREF. Particularmente mencionamos al archivo del Instituto de Investigación en Arte (IIAC) que se ha puesto a disposición con sus propios recursos y equipamientos.
Sin embargo, uno de los desafíos mayores y más interesantes a los fines de la apropiación del archivo por parte del propio movimiento cooperativo es la generación de articulaciones con las propias entidades.
Una certeza previa confirmada en la práctica es que nuestra misión no es tanto la de crear un archivo como la de poner en valor archivos y documentación preexistentes, haciendo visible su existencia mediante su incorporación a nuestra guía de fondos documentales.
Tomemos solamente un ejemplo, que por emblemático no es menos representativo de una realidad: el archivo de El Hogar Obrero. Este fondo documental es un verdadero archivo de cooperativismo argentino que atesora documentación propia y de otras entidades. El proceso de conservación y catalogación de una porción importante del fondo fue realizado por la propia entidad de modo ejemplar. Sin embargo, pocos investigadores, investigadoras y dirigentes acuden allí para la consulta por la sencilla razón de que desconocen su existencia. Nuestra tarea allí, a lo largo de dos meses, no fue solamente asesorarlos en materia de conservación y mejoramiento de las condiciones para la consulta. Nuestro trabajo también sirvió de impulso para que comenzaran a discutir la necesidad de concluir ese proceso incorporando numerosa documentación que aún no ha podido clasificarse.
En esos procesos, entonces, pensamos que se pone en juego no solo la capacidad de nuestro equipo, que por el momento es de modestas dimensiones. Lo que en verdad aparece (o no) es el compromiso de la entidad con su propia historia, con su experiencia acumulada a lo largo de los años y con su interés por legar esa experiencia a las nuevas generaciones. Desde luego habrá entidades con mayor o menor capacidad para construir equipos de trabajo propios. Pero, como todo en la vida, de lo que se trata verdaderamente es de decisión política para asumir la tarea.
En este sentido, notamos que la conformación de nuestro equipo genera que entidades que ya tienen archivos organizados pero que no saben que son “históricos” tomen consciencia de que lo son y de la necesidad de ponerlos a disposición. En el fondo, el dilema es más profundo, porque no se trata exclusivamente de valorar con orgullo lo transitado, sino de comprender que la información es un derecho de todos y todas, y que no es posible construir buenos datos, conocer a fondo nuestra historia sin información de acceso público.
En el extremo opuesto, nos encontramos con entidades o fondos recuperados por organizaciones en pésimas condiciones de conservación o de organización. En estos casos los dilemas son diversos. Dependiendo del volumen y del estado de conservación, existe la posibilidad de trasladarlos a nuestra sede para incorporarlos al archivo de Cooperar. La otra posibilidad es acordar formas de articulación con organizaciones locales interesadas en conservar y poner en orden esa documentación.
Finalmente, existen algunos casos en los que el archivo ya está digitalizado. En estas situaciones se trata de avanzar en formas de articulación que permitan acceder a las bases desde ambas instituciones.
Sea cual sea la variante, lo cierto es que la proyección de largo plazo de nuestro proyecto depende, en buena medida, de que sea tomado por el propio movimiento cooperativo. Solo así podemos garantizar que el archivo se transforme en una gran red nacional en la que participen la mayor cantidad de entidades posible. No se trata de quintuplicar cajas con documentación imposible de acopiar en los anaqueles de la Capital Federal. Por lo contrario, se trata de federalizar el archivo, al poner en valor lo que ya existe y que es patrimonio en primerísimo lugar de las propias entidades, y aprovechar las tecnologías disponibles para hacerlo accesible a todes.
Solo así, en forma mancomunada, solidaria, cooperativa, podemos darle continuidad a nuestro proyecto y transitar los baches temporales que posiblemente tengamos si escasea el financiamiento.
¿A quién le sirve un archivo del cooperativismo?
En la primera parte de nuestra ponencia hemos dicho que la historia del cooperativismo tiene dos aristas fundamentales: una historia de corte institucional, económica, y otra que guarda las experiencias del cooperativismo como movimiento social. Ahora bien, si desagregamos estas aristas podemos darnos cuenta de que a través de la historia del cooperativismo podemos analizar numerosos aspectos que, parafraseando a Gramsci, no son otra cosa que la historia del país mismo.
A través del cooperativismo podemos conocer, por ejemplo, cuándo y en qué regiones del país el cooperativismo creció como resultado del desinterés del capital privado o el abandono del Estado, cuándo y por qué fue objeto de claras políticas de promoción pública, y cuáles fueron las experiencias que surgieron desde concepciones ideológicas que pensaban al cooperativismo como un motor o camino de transformación socioeconómica.
Las preguntas, no obstante, son múltiples y determinar la evolución de este proceso, poner en tensión periodizaciones institucionalizadas con la del propio objeto de estudio es algo a lo que podría contribuir un archivo.
A través de la historia del cooperativismo también es posible estudiar prácticas de ciudadanía y participación democrática, un aspecto que, en nuestra historia, signada por los golpes de Estado, merece una mayor atención. También podemos estudiar aspectos relacionados con la actividad de diversos partidos políticos que han sido grandes constructores del cooperativismo, aun cuando su promoción no aparezca explicitada. Podemos estudiar cuestiones de clase y también de género. ¿Cómo han participado las mujeres en el movimiento? ¿Cómo se construye y distribuye el poder en las entidades en términos de género? ¿En qué sentido el cooperativismo ha reproducido las pautas ideológicas del heterocispatriarcado?
De igual modo, las relaciones entre el campo y la ciudad, las historias locales, regionales, merecen enorme atención y el cooperativismo es una clave insoslayable en muchísimos casos. ¿Cuántos pueblos han crecido con el cooperativismo? ¿Qué sociabilidad se construye alrededor de estas entidades? ¿Qué valores promueve y qué tipo de sujeto construye?
Con este apartado, desde luego, no pretendemos agotar la cuestión. Por el contrario, buscamos mostrar la diversidad de temas y problemáticas que pueden abordarse a través de la historia de nuestro movimiento. Se trata de recuperar memorias, experiencias de lucha y de organización acumuladas a lo largo del tiempo; recuperar momentos de crisis y aprender de ellos. Pero también construir información certera, fiable, que permita complejizar nuestro propio conocimiento sobre nosotres.
Bibliografía
Aron-Schnapper, Dominique y Daniele Hanet, “De Herodoto a la grabadora: Fuentes y archivos orales”, en Aceves Lozano, Jorge. Historia Oral. México: Instituto Dr. José María Luis Mora, 1993.
Aron-Schnapper, Dominique et al. “¿Histoire orale ou archives orales?” (1980), citado por Jean Pierre Wallot, “Archivística e Historia Oral en Canadá”, en Historia y Fuente Oral Nº 14, Barcelona, 1995.
Garces, Mario y Pedro Milos. Aspectos educativos y políticos en la recuperación de la memoria popular. Santiago de Chile: s/e, 1985.
Gonzales, Antonio. “El archivero y las fuentes orales”, en Historia y Fuente Oral, Nº 5, Barcelona, 1991.
Le Goff, Jacques. El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Buenos Aires: Paidos, 1985.
Niethammer, Lutz. “¿Para qué sirve la historia oral?”, en Historia y Fuente Oral, Nº 2, Barcelona, 1989.
Portelli, Alessandro. “Lo que hace diferente a la historia oral”, en Dora Schwarzstein (comp.) La Historia Oral. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1991.
Wallot, Jean Pierre. “Archivística e historia oral en Canadá”, en Historia y Fuente Oral, Nº 14, Barcelona, 1995.
[1] Doctora y Profesora de Historia (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires). Investigadora asistente de Conicet y miembro del Centro de Estudios de la Economía Social – Universidad de Tres de Febrero (UNTREF). Docente de la maestría en Economía social, solidaria y comunitaria, UNTREF. Correo electrónico: ncasola@untref.edu.ar.
[2] Magister en Administración Pública. Licenciada y profesora en Ciencias de la Educación (Universidad de Buenos Aires). Secretaria de Desarrollo Institucional del Instituto Universitario de la Cooperación. Correo electrónico: violetabp@gmail.com.
[3] Magister y profesor de Historia (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires). Director del Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito y de Idelcoop Fundación de Educación Cooperativa. Correo electrónico: dplotinsky@idelcoop.org.ar.
[4] Garces y Milos (1985) y Le Goff (1985).
[5] González (1991) y Wallot (1995)
[6] Wallot (1995) op. cit., 15.
[7] Aron- Schnapper y Hanet (1993), 70.
[8] Niethammer (1989), 5.
[9] Portelli (1991), 42.
[10] Aron-Schnapper en Wallot (1995), 12-13.
[11] Niethammer, op. cit., 5.
[12] Ídem, 73.