Revista Idelcoop, nº 228, Julio 2019. ISSN 0327-1919 / Sección Historia del cooperativismo
IDELCOOP Fundación de Educación Cooperativa
Aportes para la construcción de la historia de las experiencias de la economía social: debates necesarios
Valeria Mutuberría Lazarini[1]
Resumen
El presente trabajo tiene por objetivo reflexionar sobre aspectos de la historia reciente, de la historia oral y el uso de fuentes orales, que me interpelaron como investigadora en el proceso de investigación que llevo a cabo en dos cooperativas. La pesquisa indaga sobre acontecimientos significativos sucedidos en procesos inherentes a la conformación, la producción y la reproducción de grupos sociales que se constituyeron como cooperativas. Así también, en cómo estos grupos afrontaron avatares políticos y económicos –internos y externos– para dar continuidad a sus prácticas colectivas, en el marco de tensiones con el modo de producción capitalista, dado que desde sus orígenes resuelven necesidades de manera colectiva, donde están ausentes el Estado o el mercado hegemónico. En este marco, se problematiza la construcción de periodizaciones-intervalos de tiempo signados por acontecimientos que representaron momentos de “crisis” para estas organizaciones, trabajo logrado a partir de las narraciones-testimonios de integrantes y personas vinculadas por distintos roles a las mismas, dada la carencia de fuentes escritas que me brindaran información.
Palabras clave: historia reciente, historia oral, fuentes orales, economía social, cooperativismo
Introducción
En el presente trabajo, me propongo reflexionar sobre aspectos de la historia reciente (HR), de la historia oral (HO) y el uso de fuentes orales (FO), que me interpelaron como investigadora en el proceso de trabajo de investigación que estoy llevando adelante en dos cooperativas.[2] Si bien esta investigación no se circunscribe al campo de la historia, la HR, la HO y las FO me brindaron herramientas y recursos que enriquecieron el análisis de organizaciones cooperativas. Un aspecto que me interesa resaltar en relación con la investigación es que, durante el proceso de producción de conocimiento, me surgió la inquietud y preocupación por indagar sobre acontecimientos significativos sucedidos en procesos inherentes a la conformación, la producción y la reproducción de grupos sociales que se constituyeron como cooperativas, y cómo estos grupos afrontaron avatares políticos y económicos –internos y externos– para dar continuidad a sus prácticas colectivas.
Esta inquietud y preocupación se enmarcan en un interés político personal que se fundamentó en dos aspectos. El primero es la vinculación y el trabajo que vengo realizando con y en cooperativas y entidades de la economía social hace casi dos décadas, organizaciones que se caracterizan por llevar adelante formas asociativas de resolución de necesidades, constituidas por grupos sociales con una identidad colectiva capaces de tensionar los principios estructurantes del capitalismo basados en el individualismo, la propiedad privada y la racionalidad instrumental (entre otros). Las tensiones con el modo de producción capitalista son constitutivas de estas entidades dado que desde sus orígenes resuelven necesidades de manera colectiva, donde está ausente la resolución por parte del Estado o a través del mercado hegemónico. Esto no quiere decir que no haya relaciones con ambas instituciones, todo lo contrario, las interrelaciones son permanentes y de acuerdo con la correlación de fuerzas del momento histórico, político, económico y social que nos atraviesa, hay más diálogo o más tensión, o también contradicciones (¿por qué no?).
El segundo aspecto está referido a la llegada a la presidencia de Mauricio Macri en diciembre de 2015, y con ello la puesta en marcha de políticas neoliberales de ajuste estructural que repercutieron de manera significativa en las condiciones de trabajo y de vida de las personas y de las entidades de la economía social. Contribuyeron a este segundo punto las vivencias personales que sucedieron durante los primeros meses del año 2016, como fue la pérdida de mi trabajo en el Estado a raíz de los despidos masivos por parte de la gestión gubernamental actual, que suscitó en mi persona (trabajadora, mamá, sostén de hogar, militante) una preocupación tanto personal, por el devenir de mi familia y personas cercanas, como también colectiva, por la continuidad de las organizaciones cooperativas y de la economía social con las cuales me relaciono cotidianamente (y hace años) por diferentes razones y de diferentes maneras (en algunas estoy asociada, en otras trabajé asesorando y asistiendo en temas de cooperativismo, en gestión asociada, etc., en otras comparto ámbitos de militancia en defensa y promoción del cooperativismo y la economía social), ante un contexto político y económico sumamente hostil para el sector. Quiero mencionar en este punto que me sentí muy identificada con las sensaciones y sentimientos que expresa Sergio Visacovsky en uno de sus textos, titulado “El temor a escribir sobre historias sagradas”. Menciono puntualmente lo siguiente:
Esto me permitía tratar de entender qué había sucedido conmigo, como para que diese crédito tan simplemente al relato de la imprenta. (…) Finalmente, el uso que hice del episodio de la imprenta estaba enmarcado en mi propia perspectiva política, fundada en mi experiencia civil[3] asociada con el restablecimiento del sistema democrático en 1983.[4]
Visacovsky hace unos aportes sumamente interesantes en relación a cómo podemos llevar adelante la “relativización de las pretensiones universalistas de las particularidades sociales y culturales” y aporta una reflexión importante al respecto para desnaturalizar estas pretensiones universalistas: “Mediante la exposición crítica de mis reacciones y las de mis interlocutores durante el transcurso del trabajo de campo, y aquellas suscitadas una vez publicada mi investigación”.[5]
Tal cual lo escribe Visacovsky, me sucedió. “Mis preocupaciones e inquietudes” me llevaron a preguntar en forma insistente y recurrente a personas que considero referentes de las cooperativas que mencionaremos a continuación cómo íbamos a continuar con las cooperativas, con las actividades, con el trabajo que veníamos realizando. Supuse por mi parte que el rápido deterioro de las condiciones económicas y sociales que comenzaron a azotar a las personas trabajadoras y a sus familias repercutiría en todas las cooperativas y entidades de la economía social por igual, al punto de disolverlas y hacerlas desaparecer.
Ante estas recurrentes preguntas, dos respuestas fueron contundentes y motivadoras del trabajo de investigación: un referente vinculado con el cooperativismo de autoconstrucción de viviendas me respondió “los momentos de crisis fueron los mejores de la cooperativa”, otro referente vinculado al cooperativismo de trabajo me respondió “toda crisis es una oportunidad”. Estas respuestas dejaron en evidencia que yo estaba construyendo una noción de crisis diferente a estos referentes del sector cooperativo. Donde yo veía una “crisis”, ellos veían acontecimientos políticos y económicos complejos que a lo largo de la vida de las cooperativas de las que son parte tuvieron que transitar.
Entonces, mi preocupación se transformó en curiosidad y necesidad de comprender de qué manera resolvían los conflictos que se daban por un contexto coyuntural derivado de políticas públicas hostiles digitadas desde los gobiernos. Me interesó indagar también en cómo resolvían conflictos y diferencias internas constitutivas de los grupos sociales, cuestión que, si bien fui testigo de momentos de tensión y conflicto de estos grupos, no había sido tema de análisis en mis investigaciones previas. Y, en este marco, analizar la continuidad en el tiempo de dos cooperativas, construyendo periodizaciones-intervalos de tiempo signados por acontecimientos que representaron momentos de “crisis” para estas cooperativas. Dada la carencia de fuentes escritas que me brindaran información, fue necesario reconstruir los hechos a través de las narraciones-testimonios de integrantes y personas vinculadas por distintos roles a las organizaciones.
En esta línea, el presente trabajo tiene dos propósitos. El primero es indagar sobre los aportes de la HR en el trabajo de investigación que llevo adelante en dos cooperativas, aportes que me interesa visibilizar para el campo de estudios de la economía social y el cooperativismo. El segundo es analizar los aportes de la HO y los usos de las FO para reconstruir, a través de las memorias de los integrantes de las cooperativas implicadas, distintos acontecimientos acaecidos a lo largo de la historia. En ambos casos, me interesa problematizar mi lugar como investigadora.
El trabajo se estructura de la siguiente manera. En el primer apartado desarrollo aspectos del trabajo de investigación y de las cooperativas contempladas, también problematizo mi rol como investigadora en el proceso de trabajo y recolección de información. En el segundo apartado indago sobre los aportes de la HR. En el tercer punto despliego los aportes de la HO y las FO que dialogan con mi investigación. En el apartado final arribo a las reflexiones finales en torno a temas propuestos.
Aspectos de la investigación que dialogan con los problemas dehistoria
De acuerdo a lo que comenté en la introducción, mi proceso de investigación se desarrolló en dos cooperativas. Una de ellas es la Cooperativa de Consumo y Vivienda Quilmes Ltda., que tiene como objeto social la autoconstrucción de viviendas en la localidad de Ezpeleta, Quilmes. Surgió en el año 1984, llevan 35 años de existencia.
Conocí esta cooperativa a principios del año 2006, y la elegí en su momento para analizar procesos de autogestión en experiencias de hábitat popular que darían como resultado mi tesis de maestría en Economía Social. Con el paso de los años, la cooperativa fue complejizando las actividades vinculadas a la autoproducción del hábitat (llevan autoconstruidas 350 viviendas, más la infraestructura, luz, gas, agua, cloaca, pavimentación), sumó emprendimientos productivos (taller textil, panadería, producción de intertrabados, taller de herrería) para dar trabajo a sus asociados y asociadas, y emprendimientos sociales (biblioteca popular, comedor comunitario, maternal, club de fútbol infantil mixto, huerta orgánica) abiertos a la comunidad. Hoy llevo más de trece años haciendo trabajo de campo allí. Además, me asocié y actualmente vivo en la cooperativa.
La segunda cooperativa, Cooperativa de Trabajo Obrera Gráfica Campichuelo, tiene como objeto social dar trabajo a sus asociados y asociadas y lleva adelante actividades del sector gráfico. Surgió en el año 1992, hace 26 años, en el proceso de privatización de la imprenta del Boletín Oficial (BORA). Si bien nos conocimos con algunos referentes por compartir distintos espacios de militancia del sector de la economía social y el cooperativismo luego de la crisis de 2001, llegué por primera vez a las instalaciones de “Campichuelo” (como la llamamos en el sector) en el año 2011, en carácter de asesora en temas contables, impositivos y administrativos. Esta cooperativa tiene un importante reconocimiento en el sector de las empresas recuperadas por sus trabajadores y trabajadoras y el cooperativismo de trabajo, porque fue uno de los casos relevantes de recuperación a fines de los años 90, por la continuidad en el tiempo, la complejización de los procesos de trabajo y del uso de tecnologías, y la importancia que tiene en el sector de referencia.
Tomando en cuenta todo lo mencionado en el apartado anterior, uno de los aspectos centrales de mi trabajo de investigación es la reconstrucción de acontecimientos hitos de las vidas de las cooperativas que pusieron en jaque su continuidad (con el ánimo de conocer el repertorio de acciones que se llevaron a cabo para afrontar estas vicisitudes y así trasmitir estos conocimientos). Para poder llevar adelante el trabajo, y considerando que las cooperativas tenían varias décadas de existencia, la primera pregunta que hice en ambas organizaciones fue si tenían documentos e información escrita sobre su historia. Para “mi sorpresa”, una primera respuesta a mi pregunta, en ambos casos y con algunos matices, fue “no tenemos información escrita, nunca escribimos nuestra historia, nos dedicamos a laburar” o “no, nosotros no escribimos la historia, hacemos casas. Eso lo tienen que hacer ustedes [los investigadores y las investigadoras]”.
Esta pregunta obtuvo estas respuestas, pero también generó que ambas cooperativas comenzaran una búsqueda de fuentes escritas que se tradujeron en documentos legales (estatutos, memorias y balances, reglamentos internos), proyectos presentados para la obtención de recursos, reseñas cortas sobre las características de las cooperativas, notas presentadas ante organismos públicos, cartas documento, para mencionar algunos. Por otro lado, redoblé la apuesta en sus búsquedas y pregunté si tenían fotos, a raíz de lo cual se comprometieron a buscar. Esta última búsqueda tuvo como resultado miles de fotografías, en principio desordenadas, que los y las cooperativistas, en principio, no recordaban que tenían (estaban en varios dispositivos, computadoras, cámaras fotográficas, celulares, etc.) en la cooperativa y fotos personales. Algunas estaban escaneadas porque se habían tomado cuando no existían las cámaras digitales ni los celulares con cámara, y las tenían diferentes personas.
Esta información fue de suma utilidad, pero no nos permitía la reconstrucción de la historia que yo necesitaba para responder a mis preguntas de investigación. Este fue el acontecimiento que me llevó a lecturas de la HR, HO y FO, para poder nutrirme en términos metodológicos en lo que respecta a la reconstrucción de la historia de estas cooperativas entendidas como parte de sectores no hegemónicos, con el agregado y la complejidad de que tanto los y las cooperativistas como mi persona (devenida en investigadora en este caso) compartimos el mismo tiempo histórico, el mismo contexto económico, político y social.
Los aportes de la historia reciente en mi trabajo de investigación
Mi primera aproximación a la historia reciente fue durante la cursada de la última materia de mi doctorado en Antropología Social (IDAES-UNSAM), titulada “Problemas de historia política”. Tanto la literatura como los abordajes y los intercambios en las clases me interpelaron como investigadora situada en el mismo tiempo histórico y compartiendo el mismo contexto político, social y económico, con las dos cooperativas “objetos” de mi investigación. El propósito de mi investigación es prueba contundente de esto, dado que tuvo que ver con hechos políticos, económicos y sociales que me atravesaron como persona, trabajadora y militante del sector de la economía social y el cooperativismo.
Entonces, ¿qué herramientas me brinda la HR para mi proceso de investigación? Dado el cambio de Gobierno en diciembre del año 2015, me interpeló la idea de continuidad de las cooperativas, conocer cómo a lo largo de su historia estas organizaciones habían resuelto las crisis-momentos de conflicto para dar continuidad a sus prácticas en el tiempo, bajo la hipótesis de que el gobierno de Mauricio Macri iba a causar estragos en las cooperativas. Esto es debido a que su modelo económico se centra en la especulación financiera, la apertura de las importaciones, la inflación, el desempleo, la desindustrialización, el desinterés por “lo público”, entre otras medidas.
Tomando en cuenta los aportes de la HR, la investigación que llevo adelante se desarrolla en el marco de una temporalidad cercana. Como investigadora soy sujeta situada en tiempo y espacio, compartimos la misma temporalidad con mis “objetos”, el mismo tiempo histórico, la historicidad se caracteriza por ser de coetaneidad, convivimos con los problemas históricos del presente. Estos aspectos llevan a poner en juego mi subjetividad como investigadora, aspecto que me atraviesa permanentemente.
No quiero dejar de mencionar que la HR fue blanco de algunas objeciones clásicas que condenan “toda tentativa de lectura científica del pasado próximo”.[6] La primera refiere a la noción de “distanciamiento”, entendido como la garantía indispensable de la objetividad, que cuestiona la implicación del historiador investigador o de la historiadora investigadora en su trabajo. Pero si bien es cierto que se debe “emprender la lucha contra el sentimiento y prejuicios, ¿cómo escapar a toda subjetividad? Pero es que en este asunto el problema es el mismo para aquellos períodos distanciados que para el presente”.[7] La segunda objeción refiere a la carencia de fuentes, problema de accesibilidad a documentos, que es una realidad. En mi investigación es un aspecto central, sin embargo, me encuentro con aportes de fuentes orales que permiten obtener información valiosa para trabajar desde esta perspectiva (aspectos que retomaré en los próximos apartados). Tomando los aportes de María Inés Mudrovcic, la historia presente es entendida como “aquella historiografía que tiene por objeto acontecimientos o fenómenos sociales que constituyen recuerdos de al menos una de las tres generaciones que comparten un mismo presente histórico”.[8] Esto sucede en mi investigación con los casos seleccionados.
Esta misma autora, menciona las ventajas que caracterizan a la historia reciente:
- Delimita un lapso temporal más o menos acotado.
- Replantea la relación sujeto-objeto al definir a este último como recuerdo cuyo soporte biológico es una generación contemporánea a la que puede o no pertenecer el historiador o la historiadora.
- El objeto (es decir, el recuerdo) y el sujeto (en este caso, el historiador o la historiadora) pertenecen al mismo presente histórico.
- Delimita como presente histórico a aquel marco temporal de sentido determinado por la intersección de los espacios de experiencia de las generaciones que se solapan.
En resumen, la autora sostiene que el recurso heurístico a las generaciones en la definición de HR permite despojar a la investigadora de la “asepsia epistémica del ‘observador analítico’ (…) para reubicarlo en la inmediatez del tejido social histórico”. Con ello, “en todo presente coexisten, articuladas, varias generaciones y las relaciones que entre ellas se establecen constituyen la realidad de ese presente histórico”.[9] “Este solapamiento sucesivo de generaciones [refiere a] un encadenamiento de transmisión de experiencias dado que siempre hay dos generaciones actuando en el mismo presente”.[10]
Considero este punto de suma relevancia para el campo de la economía social y el cooperativismo, entendido como un campo de estudios en construcción, donde la transmisión de las experiencias organizativas de las entidades del sector se vuelve crucial tanto para la conformación como para la continuidad de estas. En el sector se construyen saberes colectivos que en muchos casos no son sistematizados y menos transmitidos a otras generaciones o entre organizaciones. En este sentido, el campo de la HR tiene mucho que aportarnos.
Otro aporte de la HR que desarrolla Roberto Pittaluga refiere a que:
La historia reciente nos da la posibilidad, y quizás debamos aprovecharla, de invertir esa mirada (historiografía académica), en tanto ella difícilmente pueda considerar al pasado como algo fijado y cerrado, pues es coetáneo, generalmente, del propio investigador. Probablemente por eso la historia reciente se co-constituye (o queremos que así sea) en un diálogo y una escucha atenta a las demandas e interpelaciones que ese pasado le formula al presente, por lo cual deja de concebirlo como cerrado, finalizado. La historia deja de ser algo clausurado para pensarse como nuevo régimen relacional entre pasado, presente y futuro.[11]
De ahí, la inquietud surgida en mi investigación referida a la reconstrucción de acontecimientos acaecidos en la historia de las cooperativas con el objetivo de brindar insumos para analizar las crisis y los conflictos externos e internos que atraviesan a este tipo de organizaciones. La HR descansa en una visión de pasado, presente, futuro que permite pensar en el devenir de tal forma de planificar estrategias para afrontar momentos de crecimiento o de “cavar trinchera” para sostener y consolidar el trabajo llevado adelante desde su constitución. Por otro lado, tomando a François Bédarida: “En realidad, la verdadera objeción a poner a la historia del tiempo presente sería la de que debe analizar e interpretar un tiempo del cual no conoce ni el resultado ni el final”.[12] Sin embargo, la autora menciona que:
No debían tenerse en cuenta más que aquellos hechos más importantes, es decir, los que habían acarreado grandes consecuencias, ¿cómo determinar cuáles eran? ¿Cómo apreciar el impacto de un acontecimiento si no se conoce su continuación? Pero a pesar de todo, lo inacabado está lejos de constituir un obstáculo absoluto, como muestran el acierto de numerosas obras dedicadas a lo muy contemporáneo.[13]
Con ello, la temporalidad es abierta porque los procesos están transcurriendo. Aquí quiero destacar que en mi investigación los “hechos más importantes” constituyeron momentos de crisis y cambios tanto internos como externos en las cooperativas. Hubo situaciones que, de acuerdo a los relatos, hicieron pensar a los miembros que la cooperativa iba hacia la ruptura. Sin embargo, no solo continuó la cooperativa, sino que salió fortalecida.
Otro aspecto de la temporalidad que vislumbré en mi proceso de investigación fue que la historia de las cooperativas no tenía que ver con fechas. La reconstrucción de los acontecimientos fue posible por los relatos de los asociados y las asociadas de ambas cooperativas, testimonios que aportaron a la construcción de una “cronología nativa” interpretada en el proceso de investigación. Recuerdo en este punto un aporte realizado por uno de los referentes en torno a la construcción de las temporalidades. Fue revelador para mí, por mi obsesión por las fechas exactas de los acontecimientos. Me interpeló sosteniendo que “vos [mi persona/investigadora] ves todo por fecha, y preguntás fechas exactas. No hay día exacto de las cosas que pasan, son procesos. Es muy difícil cuando querés buscar una fecha concreta, son procesos”.[14] A partir de ello, el tiempo y la construcción de temporalidades fueron repensadas en mi trabajo.
No quiero dejar de mencionar que el trabajo realizado por Daniel Plotinsky, titulado “’Fue Martínez de Hoz, el ministro de Economía de Onganía…’. Errores y olvidos en la memoria de los dirigentes del movimiento cooperativo de crédito”,[15] me aportó un rasgo significativo de la construcción de las temporalidades, presente en mi investigación, que es la existencia de un tiempo que se expresa en los testimonios y que refiere a la “vida interna” de las organizaciones, y que se entrecruza con otro tiempo que es el del “afuera”.
En este sentido, me parece acertado Pittaluga cuando dice:
[Hay que] compaginar diacrónica y sincrónicamente esta temporalidad propia del estado de excepción [en nuestro caso serían acontecimientos de las cooperativas] con otros aspectos y dimensiones del proceso histórico argentino. Y en tanto no se trata de un elemento menor, de la pervivencia diacrónica de un aspecto lateral del acontecer histórico, sino de una política clave en la remodelación de la sociedad argentina, lo que llamamos “historia reciente ” no puede menos que afrontar el desafío de acometer la tarea de pensar esta problemática como parte de su propia definición (…) pensar el conjunto categorial con el cual componer la especificidad de la historia del pasado reciente, su recorte. Lo cual, a su vez, impondría intervenir, necesariamente, sobre las periodizaciones que organizan hoy el discurso histórico, al menos como este aparece en los grandes recortes que, entre otros elementos, guían a los emprendimientos narrativos de la historia argentina.[16]
En síntesis, es importante reconocer que somos personas históricamente situadas y que esto constituye nuestra ineludible situación desde donde interpretamos y reinterpretamos el pasado. De la misma forma, este aspecto se vuelve central en la vigilancia en torno al rol de la investigadora en la reconstrucción de los hechos.
Los aportes de la historia oral y la utilización de fuentes orales
Retomo el propósito de mi trabajo de investigación: ¿cuáles fueron los hechos-acontecimientos-hitos que marcaron la vida de las cooperativas y que fueron situaciones complejas y conflictivas que llevaron a repensar y reorganizar sus prácticas económicas y políticas internas y externas para poder continuar con susactividades?
Con anterioridad mencioné que las cooperativas analizadas en mi investigación tienen 26 y 35 años. Al incorporar la dimensión histórica en mi trabajo, partí de la idea de que estas experiencias tendrían documentos elaborados y escritos sobre el surgimiento y la vida misma de la organización. Sin embargo, como mencioné en apartados anteriores, para mi sorpresa contaba con pocas fuentes escritas, con lo cual el trabajo de reconstrucción de los acontecimientos-momentos-hitos de las cooperativas a lo largo de su vida tuvo que realizarse a partir de lecturas del campo de la HO y de las FO para poder comprender .
Retomando los dos casos de mi trabajo de investigación, las pocas fuentes escritas que poseen son documentos elevados ante organismos públicos, como ser actas constitutivas, estatutos, reglamentos internos, actas de consejo, memorias y balances, presentación de proyectos ante organismos públicos, etc., que dieron origen legal a las cooperativas y que representan obligaciones legales ante el Estado. Esto me llevó a incursionar en lecturas de HO y FO, para obtener herramientas metodológicas que me facilitaran la recolección de información, la construcción de fuentes de información, así como argumentos que validen la reconstrucción de acontecimientos históricos de las cooperativas a través de las memorias y la reconstrucción de los hechos basados en relatos de quienes vivieron los “hechos más importantes”.
Tomo una cita del libro Laura Benadiba y Daniel Plotinsky, que sostiene que: “La historia oral es, inevitablemente, una zona de frontera, no tanto entre disciplinas, sino entre la propia academia y el mundo real, entre la memoria legítimamente producida por los historiadores y las memorias individuales, en lo que tienen de personal y colectivo”.[17]
De acuerdo con ellos, la HO:
[p]uede definirse como un procedimiento establecido para la construcción de nuevas fuentes para la investigación histórica, con base en testimonios orales recogidos sistemáticamente bajo métodos, problemas y puntos de partida teóricos explícitos. Su análisis supone la existencia de un cuerpo teórico que se organiza a partir de la instrumentación de una metodología y un conjunto de técnicas específicas, entre las que ocupa un lugar fundamental la entrevista grabada. Como campo de conocimiento, es un espacio de confluencia conceptual y metodológica de diversas perspectivas del análisis social, así como un ámbito donde convergen prácticas científicas de distintas disciplinas de las ciencias sociales.[18]
En relación a Alessandro Portelli, uno de los máximos exponentes de la HO: “Los documentos de historia oral son siempre el resultado de una relación, de un proyecto compartido en el cual tanto el entrevistador como el entrevistado están participando, aunque no necesariamente en armonía”.[19] Ello trae aparejado la variabilidad de las fuentes orales que tiene que ver con “la manera en que se desarrolla ese proyecto compartido: la relación entre ambos, el contexto, el contenido y la forma de las preguntas, inciden sobre la fuente obtenida”.[20]
En mi caso, los usos de testimonios orales permitieron conocer los procesos sociales y la vida de la gente “común” organizada en cooperativas que no se reflejan en las descripciones de acontecimientos “oficiales”. La HO “puede proponerse también como un medio de autoescucha de lo cotidiano, un modo de criticar y analizar la macrohistoria”.[21] Así también, “las fuentes orales nos dan información sobre personas o grupos sociales analfabetos [grupos no hegemónicos] cuya historia escrita falta o estás distorsionada”.[22] Con ello, la HO hace aportes enriquecedores que brindan herramientas para indagar las experiencias directas de las vidas de las personas, que en el campo de la economía social y el cooperativismo son aspectos centrales para conocer las lógicas de construcción y organización económica, social y política.
Por otro lado, me interesa en este apartado mencionar los aportes de la entrevista de historia oral y las cualidades de la construcción de fuentes orales de información. Respecto a la entrevista de HO, “es el procedimiento por el que un entrevistador recupera esas experiencias almacenadas en la memoria de la gente que las vivió. Estas personas entrevistadas se convierten en informantes, y sus recuerdos –registrados en una grabación– se transforman en fuentes orales para el historiador”.[23] Las fuentes orales son construidas artificial y conscientemente en el marco de una investigación específica, esto hace la diferencia con las otras fuentes porque no son encontradas, son fuentes creadas para la elaborar la historia. Con ello, el trabajo con este tipo de fuentes plantea interrogantes sobre la “formación y la parcialidad de todas las fuentes, sobre el papel del investigador y sobre la contextualización social e histórica, lo que destruye la pretensión de objetividad inherente a las fuentes históricas y coloca la cuestión de la subjetividad (de las fuentes y del historiador) en el centro de la historiografía”.[24] En síntesis, “el contenido de las fuentes orales (…) depende en buena medida de cuánto les ponen los entrevistadores en términos de preguntas, diálogo y relación personal”.[25]
Resalto sus principales características:[26]
- Son orales. La fuente es la grabación o filmación de la entrevista. Si se trabaja con su transcripción, se requiere velar por los problemas que esto genera (signos de puntuación, ritmos del sujeto que habla, entonaciones o gestos del que habla, para mencionar algunos).
- Son narrativas, porque el entrevistado o la entrevistada va generando un relato, una narración.
- Aportan más información sobre el significado de los acontecimientos que sobre los acontecimientos mismos. Tienen validez informativa y permiten conseguir testimonios reveladores sobre acontecimientos pasados. Introducen la subjetividad del hablante, como un hecho histórico en sí mismo, tanto como lo que realmente sucedió. En términos de Portelli, “las fuentes orales nos dicen no solo lo que la gente hizo, sino lo que deseaba hacer, lo que creía estar haciendo y lo que ahora piensan que hicieron”.[27]
- Las fuentes orales son utilizadas para conseguir información que no quedó documentada en otro tipo de fuente.
- Aportan la visión de los protagonistas o testigos.
- Su credibilidad es diferente a la de otras fuentes históricas. Son tan creíbles como las fuentes escritas (el uso de testimonios orales en diferentes ámbitos permitió revertir el prejuicio dominante en los círculos académicos tradicionales que consideraban la credibilidad como monopolio de los documentos escritos).
- La diferencia en el uso de fuentes orales radica en que “la importancia del testimonio oral puede residir no en su adherencia al hecho, sino más bien en su alejamiento del mismo, cuando surge la imaginación, el simbolismo, y el deseo. Por lo tanto, no hay fuentes orales falsas”.[28] Una vez verificada su credibilidad, “la diversidad de la historia oral consiste en el hecho de que las declaraciones ‘equivocadas’ son psicológicamente ‘verídicas’ y que sea verdad puede ser igualmente importante como los relatos factualmente confiables”.[29]
- Como todas las otras fuentes históricas, no son objetivas. Todas las fuentes carecen de objetividad absoluta, dado que llevan implícitas las “preguntas” del investigador o de la investigadora que las utiliza.
- La artificialidad de las fuentes orales surge del hecho de ser “creadas” a partir de una acción voluntaria del entrevistador o de la entrevistadora, compartida luego por él o ella.
- Son incompletas porque las entrevistas con una misma persona pueden continuarse indefinidamente, dado que no se puede asegurar el agotamiento de su memoria histórica. La naturaleza de la entrevista hace que los datos registrados en las fuentes orales no sean “todos” los que el entrevistado o la entrevistada poseía ni “todos” los que el entrevistador o la la entrevistadora quería obtener, sino el resultado de una selección realizada por él o ella en su relación.
Me parece importante rescatar la idea de que la entrevista de la HO es una:
[c]onstrucción cooperativa de sentidos de sus participantes, es una vía de acceso a muy diversos tipos de problemáticas que se enmarcan en actores concretos (…) interrogatorio sistematizado que tiene por objeto obtener, recuperar y registrar las experiencias de vida almacenadas en la memoria de la gente que las vivió directamente. (…) La entrevista es una situación artificial, donde el entrevistador busca activamente “una” información y el entrevistado hace pública su historia y sus puntos de vista. Es una obra en proceso, donde la historia que se narra es siempre abierta, provisional y parcial. (…) Esa situación de encuentro entre entrevistador y entrevistado –en la que ambos construyen un documento en forma conjunta– es el punto crucial de todo trabajo de HO.[30]
Y las fuentes orales me aportaron herramientas metodológicas en cuanto a las fuentes de información y recolección de datos, dado que las dos cooperativas en estudio tienen una importante ausencia de información escrita. Cabe mencionar que las fuentes orales de información para la reconstrucción de hechos históricos en las cooperativas mencionadas fueron contrastadas con los pocos documentos escritos a los que accedí, a través de los cuales arribé a algunas reflexiones como ser la manera en la que se presentan las cooperativas ante los entes públicos de contralor, con ánimo de cumplimentar con aspectos normativos y legales, y lo que realmente sucede en la práctica. Por otro lado, frente a documentos como ser reglamentos internos de funcionamiento que son redactados por los asociados y las asociadas y aprobados en asamblea, la legitimidad y la vigilancia de los asociados y las asociadas para que estos lineamientos se cumplan, por ser herramientas consensuadas democráticamente.
Para finalizar, puedo sumar a este apartado que, además de las fuentes escritas y orales, complementa mi investigación el trabajo etnográfico en ambas cooperativas, aspecto que, a lo largo de los años en los que vengo realizando mi trabajo, me permitió participar de diferentes actividades inherentes a las vidas de ambas cooperativas, construir lazos de confianza con los asociados y las asociadas. Esto ha representado para mí un importante proceso de aprendizaje en torno a la organización colectiva de las personas para la satisfacción de las necesidades de toda índole, la conformación de espacios democráticos de toma de decisiones y el desarrollo de proyectos sociales, económicos y políticos colectivos que, con todas las tensiones y contradicciones que los constituyen, llevan adelante un amplio repertorio de acciones para aportar a la construcción de una sociedad más justa, equitativa, cooperativa e igualitaria, desde el lugar en el que cada una de estas cooperativas construye.
Reflexiones finales
A lo largo de las páginas anteriores, trabajé sobre algunos de los aportes de la HR, la HO y las FO, que fueron hallazgos reveladores para mi trabajo de investigación, que si bien no se circunscribe en el campo de la historia, me propuse reconstruir y analizar a través de las narraciones de personas asociadas a dos cooperativas, aquellos acontecimientos que consideran significativos y que marcaron hitos importantes que implicaban reflexionar sobre sus propias prácticas, continuidades y rupturas, incluso donde se dirimía la continuidad de las mismas.
Mi trabajo de investigación me embarcó en la búsqueda de estudios históricos en el campo de la economía social y el cooperativismo, con lo cual me encontré con escasos estudios de las cooperativas y entidades de economía social desde una perspectiva histórica en Argentina. Comparto la idea de Homero Saltalamacchia, Héctor Colón y Javier Rodríguez, quienes mencionan que una de las dificultades presentes en el estudio de movimientos sociales, sobre todo en caso de clases subalternas, es la falta de información detallada sobre los mismos. Aducen que una de las causas de esta información limitada radica en el desinterés que los historiadores y las historiadoras o los archivos oficiales muestran por esa historia.[31] En relación a esto, sostengo que en el caso de las entidades de la economía social y el cooperativismo, en su carácter de organizaciones sociales, económicas y políticas, cuyo rasgo central es el asociativismo y la resolución colectiva de las necesidades, son escasos los trabajos que encontramos, por ende, hay un campo muy rico para desarrollar y que contribuye a profundizar nuestros conocimientos del sector.
En lo que respecta a mi labor como investigadora militante y parte de estas organizaciones, la HR, la HO y las FO me aportaron distintas herramientas, y entiendo que esto puede ser una contribución a las investigaciones en el campo del cooperativismo en general, por las razones que explicito a continuación. Por un lado, la HR, la HO y las FO enriquecieron mi visión en cuanto a los procesos de autorreflexión como investigadora, dado que mi trabajo, y mi persona, están situados en el mismo tiempo y espacio –sujeto y objeto compartimos mismo tiempo histórico– que transcurren los asociados y las asociadas a las cooperativas objetos de mi trabajo de investigación que surgió de inquietudes y preocupaciones políticas personales.
Por otro lado, la HO y las FO me introdujeron en un campo metodológico muy enriquecedor en cuanto a la validez, la vigilancia y la defensa de procesos de construcción de fuentes orales de información, muchas veces desvalorizada y desestimada por el campo académico tradicional.
Para finalizar, la HR, la HO y las FO suman al conocimiento de la historia de los sectores subalternos, contestatarios de un orden social, político y económico, a través del aporte de los testimonios que nos brindan los y las protagonistas de estas experiencias organizativas contrahegemónicas. En este sentido, hay un campo muy vasto por explorar en torno a la economía social y el cooperativismo.
Bibliografía
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Benadiba, Laura y Plotinsky, Daniel. “De entrevistas y relatos de vida: introducción a la historia oral”, en: Cuadernos de Historia Oral. Ediciones Imago Mundi y Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Buenos Aires, 2005.
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[1] Coordinadora del Departamento de Economía Social, Cooperativismo y Autogestión del CCC e integrante del Instituto Universitario de la Cooperación (IUCOOP). Correo electrónico: valemutu@gmail.com.
[2] Los contenidos de este trabajo forman parte de mi tesis de doctorado en Antropología Social enmarcado en el IDAES-UNSAM, trabajo en proceso de elaboración.
[3] El subrayado es propio.
[4] Visacovsky (2005), 227.
[5] Ídem, 279.
[6] Bédarida (1998).
[7] Bédarida, op. cit., 23.
[8] Mudrovcic (1998-2000), 3.
[9] Ídem.
[10] Ídem, 4.
[11] Pittaluga (2010), 31.
[12] Bédarida, op. cit., 24.
[13] Ídem.
[14] Hugo asocio fundador Cooperativa Campichuelo (2016).
[15] Plotinsky (2005).
[16] Pittaluga, op. cit., 30.
[17] Benadiba y Plotinsky (2005), 9.
[18] Ídem, 9.
[19] Portelli (1991), 47.
[20] Benadiba y Plotinsky, op. cit., 14.
[21] Ídem, 10.
[22] Portelli, op. cit., 38.
[23] Benadiba y Plotinsky, op. cit., 10.
[24] Ídem, 12.
[25] Ídem.
[26] Benadiba y Plotinsky, op. cit., tomando a Portelli, op. cit.
[27] Portelli, op. cit., 42.
[28] Portelli, op. cit., 43.
[29] Ídem.
[30] Benadiba y Plotinsky, op. cit., 20.
[31] Saltalamacchia, Colón y Rodríguez, s/d, 330.
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