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Declaración de IMFC por el 94º Día Internacional de las Cooperativas
El primer sábado de julio se conmemora el día de las cooperativas a nivel mundial. Con motivo de ese día, el IMFC emitió su habitual declaración.
94º Día Internacional de las Cooperativas
 
"Por un mundo con solidaridad, paz y justicia social"
 
“Sé que la sociedad podría existir sin delitos, sin pobreza, con una condición sanitaria mejor, sin ser infeliz o estar afligida por penas, y con una felicidad centuplicada; y que ningún obstáculo, aparte de la ignorancia, se opone a ello en la actualidad, ni impide que tal estado social se convierta en universal”.
 
Así se expresaba Robert Owen, considerado el padre del cooperativismo, de cuyo nacimiento se cumplieron 245 años el 17 de mayo de 2016.
 
Dicha afirmación resulta por demás oportuna al celebrar el Día Internacional de las Cooperativas, porque remite a las raíces doctrinarias de nuestro movimiento y marca el rumbo del ideario y la práctica de la cooperación.
 
En efecto, tal como lo ha sostenido desde su fundación el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, las cooperativas constituyen herramientas de transformación social, tanto por su gestión democrática, eficaz y eficiente en el contexto de un mundo donde prevalece el modelo neoliberal, como por su prédica en torno de los valores y principios que definen su naturaleza solidaria.
 
El propósito de Robert Owen –y el que debería ser hoy de todo el movimiento cooperativo– era reformar la sociedad capitalista no sólo para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores sino sobre todo para crear un nuevo mundo moral que regenerara a la sociedad y transformara la naturaleza del hombre.
 
Para cumplir exitosamente con esta misión trascendental, el enorme desafío que deben asumir los dirigentes y militantes del cooperativismo es lograr que, junto con la mayor visibilidad de sus logros e ideales, se sumen conciencias y voluntades tanto al interior de estas empresas asociativas, como en los vastos sectores que conforman el denominado campo popular.
 
“Otro mundo es posible, si la gente quisiera”, recordaba Floreal Gorini, máximo dirigente del IMFC, al inaugurar la sede del Centro Cultural de la Cooperación, el 22 de noviembre de 2002.
 
En esa consigna radica la clave del triunfo y la esencia de la batalla cultural contemporánea: “si la gente quisiera”.
 
La gran tarea, por lo tanto, consiste en intensificar la aplicación del quinto principio de la cooperación, la educación de los miembros de las cooperativas y, por extensión, del público en general. Para ello, debemos lograr que nuestro mensaje transformador sea conocido, comprendido y compartido por las mujeres y los hombres que anhelan vivir con dignidad, en contraposición al paradigma dominante en la actualidad, consistente en una economía que solamente beneficia al uno por ciento de la población mundial.
 
“La prosperidad real de la población puede medirse con exactitud en cada momento por el nivel de los salarios y la extensión del bienestar que la clase productora puede obtener a cambio de su trabajo”, sostenía Owen. “Pero cuando la ignorancia, el exceso de trabajo y los bajos salarios se combinan, no sólo el trabajador se encuentra en una condición miserable sino que las mismas clases superiores son ofendidas”, afirmaba el padre del cooperativismo, como si estuviera analizando el escenario económico, político y social de la Argentina por estos días.
 
A la par del fortalecimiento empresarial de las cooperativas, del avance sostenido en la integración institucional y operativa del sector, para brindar respuestas adecuadas y crecientes a las necesidades de sus asociados y la comunidad, el movimiento debe articular sus esfuerzos con las más diversas organizaciones sociales, cuyo denominador común es la búsqueda del bienestar general y el acceso al goce de todos los derechos humanos.
 
Se trata de lograr una articulación virtuosa que preserve las múltiples identidades, pero sume y multiplique los esfuerzos en función de los objetivos compartidos.
 
“Hombres laboriosos, productores de la riqueza, del saber y de todo lo que realmente es valioso en la sociedad –expresó Robert Owen en su llamamiento a la población del mundo– unid hoy vuestras fuerzas para crear una forma nueva y justa de existencia humana, una situación en la que no habrá más rivalidad que la de producir la mayor felicidad duradera para la raza humana; tenéis en vuestras manos todos los elementos necesarios para realizar tal cambio”.